treinta.

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Mi hermana estaba desesperada, quería viajar a Colombia al segundo de haberle informado el suceso.
No sin antes haberme gritado que era una imprudente, una irresponsable y que mi vida se había arruinado.

Mi hermano, por su lado me había dicho que era una tonta, pero me felicito al mismo tiempo. Papá solo entró en shock, y las pocas palabras que dijo fueron que si necesitaba algo, él viajaría.

Juliana, lloro todo el viaje de vuelta del hospital, por la emoción y el cagaso, y también pregunto en un lapso de diez minutos unas 40 veces que iba hacer.

Ninguna de las cuatro personas que se habían enterado, me habían preguntado como me sentía.

Y para ser sincera, mi sentimiento más grande era incertidumbre.

Las cuentas eran claras, llevaba un mes de embarazo y con la única persona que había tenido sexo en estos 7 meses que llevaba en Colombia, era Villamil. Así que si, llevaba dentro mio, algo que le pertenecía a él también.

Al pensar que tenía que informarle sobre esto, el miedo se apoderaba de mi y los vómitos volvían.

El médico me había informado que al menos por dos meses más los vómitos seguirian y que durante todo el embarazo iba a tener mucho sueño, que era totalmente normal.

Pero yo ya no vomitaba por el embarazo, vomitaba ante cualquier emoción que me atravesara.

Hoy vendría Isaza a mi apartamento con Juliana, él no sabía nada. Le había pedido que venga, justamente para informarle, porque necesitaba un consejo de como informarle a su mejor amigo que sería padre.

Al día siguiente de haberme enterado de esta inesperada noticia, había decidido que continuaría con el embarazo. Sabía que si quería tenía la opción de interrumpirlo, pero por alguna extraña razon la noticia, aunque me shockeo, provocó un sentimiento en mi que jamás había experimentado.

Aun no podía descifrar que sentimiento era, pero mi corazón me pedía que continúe. Y quería hacerlo, porque el error había sido mío por no ser una persona responsable.

Siempre había soñado con ser madre, imagine toda mi vida una gran familia, pero no sabía que iba a llegar tan pronto, y sin una pareja estable.

El timbre sono avisando que mis amigos habían llegado. Le di el visto bueno al seguridad del complejo para que dejara ingresar a Isaza y Juliana, y en menos de 10 minutos se encontraban tocando la puerta del apartamento.

-Tini- saludo amistosamente Isaza.

Estaba nerviosa de darle la noticia.

-Amiga- me abrazo fuerte Juliana, sabía que iba a contarle.

-¿Como están?- pregunte sentandome en el sillón matero frente a ellos, intentando sonar normal

-Muy bien, ¿y usted?- pregunto Isaza.

-Ay ya, voy a contarle-dije largando la contención que tenia en el pecho y un gran suspiro.

Juliana me miro y sentí que sus ojos preguntaban ¿en serio vas a ser tan floja aguantando?.

Si Juli, soy la más floja.

-¿Qué?- pregunto con risa nerviosa.

-Isa-me pause- estoy embarazada.

Por un instante creí que iba a desmayarse.

-¡¿Qué?!- grito, haciendo que nos taparamos los oídos con su novia- ¡¿y usted porque no está sorprendida?!- se paro alterado mirando a Juliana.

-Mi amor, yo fui la que la acompaño- lo tomo de la mano obligándolo a sentarse.

-Y eso que aun no le he dicho quien es el padre- susurre mirando fijo a los ojos a Juli.

-La oi- volteo su cabeza rápidamente hacia mi.- ¿quien?.

Sabía que en su interior tenía la respuesta, solo necesitaba oírla de mi boca.

-Si- dije dándole a entender que era el nombre que se imaginaba.

-Dilo- presiono.

Vi que su novia le apretaba el brazo intentando que se calme.

-Isa, es Villa- y como si fuera una noticia fatal se tiro rendido ante el respaldo del sofá.

Pasamos en silencio durante unos veinte minutos. Hasta que rompí en llanto.

-Tini- susurro Juli abrazandome- dígale algo-  regaño a Isaza.

-Oiga- lo mire- no estoy enojado, ni dolido. Solo shokeado. Pero sepa que la apoyo en lo que sea que quiera hacer. Y sobre todo la acompaño- se acercó y también me abrazo.

-Tengo miedo-dije.

-Cariño- mi amiga sobo mi espalda- es normal, estamos aquí para ti, para lo que decidas.

Deshicimos el abrazo los tres y volvimos a sentarnos en nuestros lugares.

-Lo tendre- dije firme secando mis lágrimas.

-¿Y le dirá a Villamil?- pregunto mi amigo.

-Tengo qué.

Asintió entendiendo.

Mi teléfono comenzó a sonar asique tuvimos que cortar la conversación que habíamos comenzado. Era una conversación más para hacerme despejar la mente que para realmente hablar.

Tome el teléfono y mire a mis amigos rápidamente.

-¿Quién?- pregunto Isaza y Juliana lo golpeó- auch.

-Villa, ¿no?- pregunto ésta y asentí seriamente- conteste ahora- me ordenó.

Descolgue la llamada y respire profundo.

-Martu, ¿como esta?- hablo muy alegre.

-Villa que tal- respondí intentando sonar también de la misma forma.

-Excelente porque respondió mi llamada, creí que no lo haría- rio- Oiga, ¿podremos hablar en persona?

-¿Qué sucede?- comencé a ponerme nerviosa.

-Tengo algo que decirle, pero quiero que sea frente a frente- mire rápidamente a mis amigos.

Ambos estaban concentrados escuchandome.

-Okey, si. ¿Cuando quiere que nos veamos?- vi a Isaza hacer señas pero no entendí ni una sola.

-Hoy si esta libre en algún momento- respondió.

-¿Hoy?- pregunte exaltada buscando ayuda de mis amigos.

Los dos asintieron.

Malditos, como si ellos no tuvieran que dar esta noticia.

-Si, ¿puede?

-Em... si claro- respondi.

-Okey, en una hora aproximadamente estaré allí.

-Okey, lo espero. Adios- dije rápidamente y corte el teléfono.

Los tres nos miramos en silencio, como si hubiéramos matado a alguien y estaríamos encubriéndolo.

El sonido de nuestra Música - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora