MAPACHE PROD. GROUP
Tini: Necesito unos dias de vacaciones
Isaza: que paso?
Nico: eso, que paso?
Pablo: que?
Tini: puedo?
Isaza: obvio que puede, pero esta todo bien?
Tini: si, no se preocupen.
Había sacado el primer pasaje hacia Cartagena.
Habian sido unas semanas duras.
El recuerdo de mi madre había estado presente en cada día.
Demasiado trabajo, o en realidad, yo trabajaba demasiado por querer siempre ser la mejor.
También lejanía que existía con Villamil, y por último, lo de ayer en la tarde.
Luego de salir de su casa, me eche a llorar como niña en el carro de Isaza. Cuando por fin pude reponerme, volví al estudio y le dejé las llaves de su coche.
Los tres vieron mi cara de destrucción, y como grandes amigos eligieron no preguntar que sucedia. Me dieron el resto del día libre.
Por la mañana, decidí que necesitaba vacaciones, e irme sola a Cartagena había sido mi mejor idea.
El hotel con vista al mar era precioso, y por suerte los huéspedes eran tranquilos. Mi misión de relajarme iba a salir excelente.
No pude disfrutar de la playa pues había llegado por la tarde, pero tenía pensado despertarme temprano para ver el amanecer y aprovechar al cien por cien el día.
Me puse un vestido de verano corto color coral, unas sandalias abiertas y camine hacía el gran restoran para cenar.
El clima era cálido, las luces anaranjadas y tenues, una música instrumental en tono bajo, y el ruido de las conversaciones de los comensales liberaba en mi cerebro serotonina.
El mesero muy amablemente, y muy guapo a decir verdad, me ubico en una mesa con vista al resto del hotel.
Pedí pastas, y al llegar el plato filme un video de la comida y la vista del hotel para historias de instagram. Sabía que eso iba a tener repercusión.
A la mañana siguiente, como espere, mis jefes habían respondió la historia, unas amigas de mi país, Juli la novia de Isaza, Martin, y Nath también.
Ninguna señal de Villamil. O si, la había visto pero no había respondido.
Tome mi bata, y me la coloque encima del bikini para ir a ver el amanecer, y luego tomar todo el sol posible.
-Buenos días Señorita- hablo el mesero de ayer en la noche, el guapo.
-Martina.
-Buenos días señorita Martina- sonreí.
-¿Como se encuentra hoy?- me sente en una reposera mirando el mar.
-Bien, mejor aun ahora que comienza el amancer- señaló hacia el horizonte.
-Ni lo diga, por eso desperté tan temprano.
-¿Fan?
-Super, tengo una colección de fotos en mi teléfono, de cada lugar donde pude verlo
-¿Quiere algo de beber?- pregunto.
-Luego lo busco yo, no se preocupe.
-No es molestia, aun mi horario de trabajo no comenzó, es una invitación para que pueda disfrutar mejor esta belleza- me sonroje.
-No se que beber sinceramente.
-Déjeme a mi, la sorprendere- se retiro.
Una pequeña parte del sol comenzaba asomarse, y ya se iluminaba cada vez más esta parte del mundo.
Las endorfinas se liberaban en mi cuerpo con tan bella imagen.
Me preocupe cuando vi que mi amigo el mesero no regresaba y se estaba perdiendo semejante espectáculo natural.
Me dispuse a vivir el momento, cerre mis ojos un instante para respirar profundo.
-Aquí tiene, smootie de frambuesa- hablo el joven guapo y tomó asiento en la reposera de al lado- que maravilla- exclamó con satisfacción.
-Gracias- alse el vaso con la bebida.
Un silencio cómodo se formó, mientras observábamos como el sol se hacia cada vez más presente.
Tome mi teléfono y saque unas cuantas fotos para dejar registrado aquello.
-¿De que país es?- pregunto.
-Argentina- respondí.
-Se adapto bien al acento- respondió.
-Convivo con los embajadores del acento rolo- reí al recordar el chiste que usualmente hacían los Morat.
Me di cuenta que hasta el momento no había preguntado el nombre del mesero. Que mal educada había quedado.
-Disculpe- me miro- ¿su nombre?.
-Juan- sonreí ante su respuesta- Juan Pablo.
Largue una carcajada y negue con mi cabeza amargamente.
¿Sera que estaba destinada a enamorarme de los Juan Pablo?
-Lo siento, no pienses que es una burla- hable rápidamente luego de reir- solo es que vine hasta Cartagena para alejarme de un Juan Pablo, justamente.
-Espero ser más agradable que él entonces.
Quería decirle que si, que Villamil era un maldito bastardo que había roto mi corazón, y que seguramente él era mil veces mejor que él.
Pero seria una mentira. Porque aunque Villa rompa mi corazón mil veces, sería siempre un gran ser humano, y me enamoraría a pesar de cualquier dolor que pueda causarme.
Y me odiaba por eso. Por quererlo tanto a pesar de que él a mi no me quisiera, ni siquiera un poco como para defenderme de los insultos de su novia.
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El sonido de nuestra Música - Juan Pablo Villamil
FanfictionDicen que la música une almas a miles de kilómetros de distancia. Pero ¿y las que se encuentran a pocos kilómetros? O incluso ¿une a las que se encuentran a algunos metros?. Martina Pauls, volviendo a reencontrarse con la música luego de la muerte...