veinte.

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MAPACHE PROD. GROUP

Tini: Necesito unos dias de vacaciones

Isaza: que paso?

Nico: eso, que paso?

Pablo: que?

Tini: puedo?

Isaza: obvio que puede, pero esta todo bien?

Tini: si, no se preocupen.

Había sacado el primer pasaje hacia Cartagena.

Habian sido unas semanas duras.

El recuerdo de mi madre había estado presente en cada día.

Demasiado trabajo, o en realidad, yo trabajaba demasiado por querer siempre ser la mejor.

También lejanía que existía con Villamil, y por último, lo de ayer en la tarde.

Luego de salir de su casa, me eche a llorar como niña en el carro de Isaza. Cuando por fin pude reponerme, volví al estudio y le dejé las llaves de su coche.

Los tres vieron mi cara de destrucción, y como grandes amigos eligieron no preguntar que sucedia. Me dieron el resto del día libre.

Por la mañana, decidí que necesitaba vacaciones, e irme sola a Cartagena había sido mi mejor idea.

El hotel con vista al mar era precioso, y por suerte los huéspedes eran tranquilos. Mi misión de relajarme iba a salir excelente.

No pude disfrutar de la playa pues había llegado por la tarde, pero tenía pensado despertarme temprano para ver el amanecer y aprovechar al cien por cien el día.

Me puse un vestido de verano corto color coral, unas sandalias abiertas y camine hacía el gran restoran para cenar.

El clima era cálido, las luces anaranjadas y tenues, una música instrumental en tono bajo, y el ruido de las conversaciones de los comensales liberaba en mi cerebro serotonina.

El mesero muy amablemente, y muy guapo a decir verdad, me ubico en una mesa con vista al resto del hotel.

Pedí pastas, y al llegar el plato filme un video de la comida y la vista del hotel para historias de instagram. Sabía que eso iba a tener repercusión.

A la mañana siguiente, como espere, mis jefes habían respondió la historia, unas amigas de mi país, Juli la novia de Isaza, Martin, y Nath también.

Ninguna señal de Villamil. O si, la había visto pero no había respondido.

Tome mi bata, y me la coloque encima del bikini para ir a ver el amanecer, y luego tomar todo el sol posible.

-Buenos días Señorita- hablo el mesero de ayer en la noche, el guapo.

-Martina.

-Buenos días señorita Martina- sonreí.

-¿Como se encuentra hoy?- me sente en una reposera mirando el mar.

-Bien, mejor aun ahora que comienza el amancer- señaló hacia el horizonte.

-Ni lo diga, por eso desperté tan temprano.

-¿Fan?

-Super, tengo una colección de fotos en mi teléfono, de cada lugar donde pude verlo 

-¿Quiere algo de beber?- pregunto.

-Luego lo busco yo, no se preocupe.

-No es molestia, aun mi horario de trabajo no comenzó, es una invitación para que pueda disfrutar mejor esta belleza- me sonroje.

-No se que beber sinceramente.

-Déjeme a mi, la sorprendere- se retiro.

Una pequeña parte del sol comenzaba asomarse, y ya se iluminaba cada vez más esta parte del mundo.

Las endorfinas se liberaban en mi cuerpo con tan bella imagen.

Me preocupe cuando vi que mi amigo el mesero no regresaba y se estaba perdiendo semejante espectáculo natural.

Me dispuse a vivir el momento, cerre mis ojos un instante para respirar profundo.

-Aquí tiene, smootie de frambuesa- hablo el joven guapo y tomó asiento en la reposera de al lado- que maravilla- exclamó con satisfacción.

-Gracias- alse el vaso con la bebida.

Un silencio cómodo se formó, mientras observábamos como el sol se hacia cada vez más presente.

Tome mi teléfono y saque unas cuantas fotos para dejar registrado aquello.

-¿De que país es?- pregunto.

-Argentina- respondí.

-Se adapto bien al acento- respondió.

-Convivo con los embajadores del acento rolo- reí al recordar el chiste que usualmente hacían los Morat.

Me di cuenta que hasta el momento no había preguntado el nombre del mesero. Que mal educada había quedado.

-Disculpe- me miro- ¿su nombre?.

-Juan- sonreí ante su respuesta- Juan Pablo.

Largue una carcajada y negue con mi cabeza amargamente.

¿Sera que estaba destinada a enamorarme de los Juan Pablo?

-Lo siento, no pienses que es una burla- hable rápidamente luego de reir- solo es que vine hasta Cartagena para alejarme de un Juan Pablo, justamente.

-Espero ser más agradable que él entonces.

Quería decirle que si, que Villamil era un maldito bastardo que había roto mi corazón, y que seguramente él era mil veces mejor que él.

Pero seria una mentira. Porque aunque Villa  rompa mi corazón mil veces, sería siempre un gran ser humano, y me enamoraría a pesar de cualquier dolor que pueda causarme.

Y me odiaba por eso. Por quererlo tanto a pesar de que él a mi no me quisiera, ni siquiera un poco como para defenderme de los insultos de su novia.

El sonido de nuestra Música - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora