veintiuno.

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-¿Como te sientes?- pregunto Ari.

-Mejor- sonreí aunque no pueda verme- Cartagena es preciosa.

-Me alegra oír eso. ¿No has vuelto a hablar con Juan Pablo? el mesero

-Lo vi hoy por la mañana, intercambiamos nuestros números. Supongo que lo veré antes de partir hoy en la noche- hable mientras colocaba la ropa en mi maleta.

-¿Estas lista para enfrentar lo que hay en Bogota?- pregunto.

Bufé.

-No hay nada que enfrentar. Villamil no ha escrito, supongo que volvió con la bruja- me pause- y aún así no haya vuelto con ella, tampoco tengo nada que enfrentar, no he hecho nada de lo que tenga que disculparme- hable enojada.

-Lo sé, pero existe la posibilidad que él diga lo siento.

-Lo dudo- reí sinicamente- dudo que pueda hacer algo con tanta valentía. No fue capaz de decir algo cuando su novia me llamó arrastrada.

-Entiende que el estaba bastante mal y en shock por sus cuernos- fue comprensiva y eso me molesto.

-¿Y por eso había derecho a dejar que me insulten sin necesidad? No lo defiendas Arinna.

-Tina, no todos actuamos según tu razocinio.

Sonaba coherente, pero aún así no podía comprenderlo.

-¿Y quien piensa en mis sentimientos?- dije triste- ¿quien piensa en mi?- mi voz se quebró- tengo que irme, mañana hablamos- colgue.

Me tire sobre la gran cama a llorar. Por tercera vez en el día.

Me sentía mejor, si, pero aún así me sentía mierda. Y lloraba todo el tiempo.

Me sentía poco, poco para todo. Para el trabajo, para la amistad, para gustarle a alguien.

La puerta sono, y muy confundida atendí.

-¿Si?- asome mi cabeza por la puerta.

Una señora con una bandeja en sus manos me sonreía enormemente.

-Servicio a la habitacion- y si antes estaba confundida ahora más.

-Lo siento, yo no he pedido nada- le sonreí amablemente.

-Es cortesía del Señor...- leyó la tarjeta- Juan Pablo.

El mesero se había tomado el atrevimiento de pagar para mi un hermoso almuerzo, y enviarlo a la habitación.

Le agradecí a la señorita y luego cerre la puerta.

"Gracias por el almuerzo de despedida, espero podamos encontrarnos cuando viajes a Bogota, o quizás en Argentina" le envié el mensaje a Juan Pablo y me dispuse a comer el plato.

Se sentía lindo que alguien apenas conocido tenga gestos conmigo. Me hacía sentir especial de alguna forma.

Al salir para la recepción, a entregar la llave de mi habitación, Juan Pablo cruzaba de un lugar a otro. Sin notarme.

-¡Chist!- volteo a verme- gracias nuevamente por la comida.

-Tini- dijo con confianza- no hay nada que agradecer. Y si, te buscare cuando vaya a Bogota- guiño su ojo- debo seguir trabajando, que tengas buen viaje- y beso mi mejilla dulcemente.

No podía verme, pero sentía el calor en mis mejillas indicando lo ruborizada que estaba.

El regreso a Bogota fue rapido, dormí todo el viaje. Pero al pisar tierra, los nervios aparecieron en mi.

Sabía que probablemente me cruce con Villamil en el estudio. Que mis tres jefes amigos iba a matarme a preguntas, que probablemente Juliana, Julia y Clara.

Respire profundo unas cuantas veces para calmar la ansiedad.
Luego de buscar la maleta tome el primer taxi disponible.

-Hiriyo al 50- indique al taxista una vez sentada.

Encendí el teléfono, lo había apagado por el vuelo, podía haberlo puesto en modo avión, pero era mejor ser precavida y apagarlo por completo.

"Ya ha vuelto?"
"Quiere que vayamos a recogerla al aeropuerto?"
"A que hora aterriza su vuelo?"

Pablo, Nicolas e Isaza habían enviado mensajes mientras volaba hacia Bogota.

"Se que probablemente me odie, que no quiera saber más sobre mi, pero realmente quiero recomponer nuestra amistad. Por favor deme la oportunidad y veamonos cuando regrese de Cartagena. Solo quiero que me escuche.
La quiero Martu, fui un idiota al no decir nada. Lo siento"

No llevaba media hora en la ciudad y ya quería volver a irme.

Su mensaje me lleno de angustia y furia a la misma vez. ¿Una semana había tardado en darse cuenta?.

Probablemente no se había arreglado con su novia, y se sentiría solo, por esa razón estaría pensando en mi.

No soy segundo plato de nadie, y se lo dejaría en claro.

Si él no iba a ser considerado conmigo, al menos yo si pensaría en mi y me tendría un mínimo de respeto.

No correría a sus pies.

"Lamento mucho que haya tenido que pasar una semana para que se de cuenta que merezco respeto. Nunca pedí más que eso, que se me valore y respete.
Realmente siento mucho que nuestra amistad acabará así, pero no fue mi culpa".

Enviar y llorar. Por supuesto.

El sonido de nuestra Música - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora