| Capítulo 33 |

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¿Alguna vez has sentido como se te parte el corazón cuando ves algo que no deberías de haber visto? Sientes como si te faltara el aire. Como si una fuerza antinatural atravesara tu pecho, lo tomara, apretara y terminara arrancándolo, no de un solo golpe, sino, con calma, porque de esa manera duele más. Eso mismo sentí cuando vi una foto de Liam con ella en Instagram, la noche anterior. Sabía que no era nada, pero no dejaba de sentirme así, ¿cómo podía dolerme si ni siquiera éramos algo?

Cuando desperté miré mi celular y tenía mensajes de mi madre, Adrián, Liam y algunos correos de mis pasantes. Revisé primero los correos, eran sus reportes, los chequé y todo estaba en orden. Después leí cada uno de los mensajes de mi madre y Adrian, eran muy similares, ambos nos invitaban a comer a Liam y a mí, pero dudaba que él quisiera ir, seguramente tenía una cita con la chica o quizá estuviera en su habitación en estos momentos.

Después eran los de Liam. TODOS los mensajes eran de la noche anterior. Y eran bastantes, no sé cómo no los vi, en realidad llegué y apagué el teléfono, no quería saber del mundo.

¿Dónde está, Doctora bacterias?

¿Se fue?

¿Está en el baño?

¿Por qué no me dijo que se quería ir?

Valentina responda, por favor.

¿Está en su habitación de hotel?

No sea así, responda.

¿Está enojada? Si esto de hablar con la chica fue su idea, yo ni siquiera quería ir, yo solo quería pasar un rato agradable hablando con usted, pero no, tenía que decirme eso.

VALENTINA

VALENTINA

VALENTINA

DOCTORA BACTERIAS

POR FAVOR.

Si está en su habitación, abra la puerta.

Estoy preocupado, esta ciudad es peligrosa.

Estoy afuera de su habitación, por favor abra la puerta para saber que está bien.

Estaba sentado frente a su puerta y una Maide me ha dicho que debo de irme a mi habitación, me ha regañado y me ha amenazado con llamar a seguridad.

Por favor, responda para saber que está bien. Necesito saberlo.

Ese era el último mensaje. Respondí al terminar de leerlos.

"Perdón, pero mi celular se quedó sin batería y se apagó. Lo puse a cargar y olvidé encenderlo, hasta ahorita que me levanté en la mañana y vi todos los mensajes. Está todo bien, TRANQUILO, no pasa nada".

Mentí, la verdad era que no estaba nada bien. Me sentía anímicamente mal. Respondí el mensaje de mis padres, que me dijeran el nombre del restaurante, pero ellos quedaron de pasar por mí. Tomé una muda de ropa limpia y me di una ducha, para salir a comer con ellos. Salí del baño, cuando escuché que casi tumbaban la puerta de mi habitación. Seguramente era Liam. Abrí la puerta, y como lo supuse era él. Tenía unas ojeras enormes debajo de sus ojos. Traía puesto el pijama, se notaba que no había dormido, yo traía el cabello todo mojado, ni siquiera tuve la oportunidad de secarlo. Me miró como si fuera la primera vez que me veía, había algo diferente en él, pero no sabía adivinar muy bien que era.

Sonrió, se acercó a mí y me besó. Sentir sus cálidos labios sobre los míos fue lo que necesitaba para darme cuenta que me gustaba, sentía algo por el piloto engreído. Lo separé, lo miré a los ojos y en ellos había cierto brillo, uno que no noté antes. Lo acerqué a mí de la camisa y lo besé. Me correspondió el beso. Fue uno intenso, como si el mundo se fuera a terminar y yo fuera lo último que quisiera tener antes del cataclismo. Pasé mis manos detrás de su cuello y lo acerqué más a mí, posó sus manos alrededor de mi cintura, pasando por debajo de mi blusa, para tener acceso a la parta baja de mi espalda. Necesitaba tocarme para saber que eso era real, y yo estaba agradecida con eso, porque también necesitaba algo de la realidad, para saber que no estaba soñando. Dejamos de besarnos para tomar algo de aire.

Nuestras mañanas de marzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora