| Capítulo 21 |

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No sabía a dónde me llevaría Liam, así que me puse unos Jeans, una blusa y un sudadera color azul. Cuando él tocó a mi puerta, yo ya estaba lista esperándolo. Lo que no esperaba era que él apareciera más temprano y con su uniforme puesto. Su semblante era serio, lucía enojado.

—Lo siento, pero surgió un problema. Mi vuelo se adelantó unas horas.

—No te preocupes, no pasa nada.

—No crea que se me olvidará que tenemos un desayuno pendiente—sonrió.

Me acerqué a acomodarle la corbata. Él me miró sorprendido ante mi acción.

—Perdón, pero es que no soportaba verla torcida—Estábamos sumamente cerca el uno del otro. Él miraba mis labios. Sonreí nerviosa— ¡Qué tengas un buen viaje, piloto engreído! —le di dos palmadas en su hombro.

—La veo en unos días, doctora bacterias. Cualquier cosa que necesite, me manda un mensaje de texto—tomó su maleta y vi como caminó por el pasillo hasta el elevador.

Cerré la puerta y solté una respiración sostenida.

¿Qué había pasado?, ¿Por qué mi acción?, ¿Por qué miraba tanto mis labios? ¿Y por qué sentí nervios al estar tan cerca de él?

Me hice un café y preparé mi desayuno. Cuando terminé, me puse a responder algunos correos y a adelantar cierto papeleo que tenía que llenar. Tiempo después miré la hora en la computadora, era medio día. Sentía la cabeza demasiado pesada por el estrés. Así que cerré mi laptop, tomé mi bolsa y salí del departamento.

En el elevador me encontré con Alya y Pablo. Me saludaron y yo lo hice de regreso.

— ¿Y dónde está Liam? —preguntó Alya—Pensé que salían juntos.

— ¡Alya! —expresó él—ya estás igual que Ava. Seguramente le contó lo que pasó con ella.

—No salimos juntos y él tuvo un vuelo. Como ya mencioné antes él me está ayudando con algo—Ellos dos se miraron—que no tiene nada que ver con lo sexual—respiré profundo y exhalé—Tengo un acosador y él me está ayudando con eso, es todo.

Ella me tomó de la mano.

—Vamos a comer a un restaurante aquí cerca, ven con nosotros para que no estés sola. Y si quieres, puedes desahogarte.

Miré a Pablo y asintió.

— ¿Por qué no nos contaste? Te hubiéramos ayudado con eso. En cambio le pediste ayuda al menos empático del edificio.

—Fue lo más conveniente para mí. Él me debía un favor.

Ellos asintieron y continuamos en silencio.

Llegamos al local, era un restaurante de sushi. Estaban casi todas las mesas llenas y veía como los meseros corrían de un lado a otro.

Al sentarnos ellos me distrajeron contándome otras cosas, sobre ellos y sobre algunos vecinos. La verdad agradecí que no me cuestionaran sobre lo que habíamos hablado en el elevador.

—Sigo sin entender cómo es que todo el edificio está suscrito al newsletter de Ava.

—Al principio fue para ayudarla con su emprendimiento, como buenos vecinos—respondió Alya.

—Al principio eran cosas sencillas como fotos de nosotros o si alguno necesitaba ayuda en algo o el anuncio de las comidas quincenales, porque antes las hacíamos más seguido; ahora se transformó en un blog de chismes y la mayoría de lo que sube son temas relacionados a Liam. Creo que esa niña tiene un problema.

—Pienso lo mismo.

—Pero—añadió Alya—Es interesante ver como una niña de diez años percibe nuestro edificio, además es muy buena escribiendo los chismes. Como hace sus teorías que al final resultan ser ciertas—rio y nosotros reímos con ella.

Cuando estuve de regreso, preparé la tina y me metí en ella. No tenía ningún pendiente, así que mis planes eran estar en ella hasta que mis dedos parecieran pasas. Puse un poco de música de viento de fondo. Coloqué una pequeña toalla húmeda sobre mis ojos. Pasados unos veinte minutos recibí un mensaje de Liam.

"Buenas noches, Doctora bacterias. Nos vemos de regreso el martes. Paso por usted cuando salga del trabajo".

Al leer el mensaje, no sé por qué motivo sonreí. Sólo me limité a responder con un simple ok, seguido de un emoticón. Volví a ponerme la toalla sobre la cara, pero sentí que esa estúpida sonrisa seguía estando ahí. 

 

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Nuestras mañanas de marzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora