| Capítulo 37 |

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Durante esos tres días que no estuvo, Liam estuvo mandándome mensajes, para saber cómo estaba. Me gustaba la atención que me daba, que se preocupara por mí. Nunca antes, alguien había estado tan pendiente y eso era lo que le había ganado un lugar conmigo. Sus atenciones hacia mí, parecían genuinamente buenas, así que decidí confiar en él.

Estaba en el departamento de Don Joaquín, platicando con él, quién no dudó en preguntar qué era lo que pasaba entre él y yo. Sabía, que era igual de intuitivo que mi madre, por eso se llevaban tan bien, a pesar de no conocerse en persona.

—No pasa nada entre él y yo. Si me atrevo a decir que tenemos una relación, pero es de amistad, porque creo que ya somos amigos. Digo, nos soportamos mutuamente y me ayudó en una situación que muy pocas personas lo harían.

—Desde que te conocí pensé que te llevarías bien con él. Porque sois de la misma edad y además son solteros. A pesar de haber otras personas en el edificio con una edad aproximada—sabía que se refería a Alya y Pablo—No es capaz de llevarse bien en su totalidad con ellos. Y cuando te conocí por primera vez vi que algo en ti haría que algo en él se encendiera.

— ¿Qué fue lo que vio en mí?

—Bondad, humildad y empatía por los demás. Sé que muchos creen que Liam no es bueno, pero es que siempre está tan ensimismado, porque así fue criado, sé que está luchando para no ser así, más desde que te conoció. Desde que comenzaron a platicar, lo noto diferente. Y es algo para bien. Incluso algunos vecinos me han comentado que notan a Liam diferente, pero para bien. Por eso confié en mi intuición y cuando llegó esa solicitud de la empresa para rentar el departamento a tu nombre y las dos cartas de recomendación, decidí darte el departamento a un lado de él. Porque créeme te pude dar cualquier otro, pero algo en mí, me dijo que te diera ese.

Sonreí y Don Joaquín no falló.

—Al principio pensé que había sido una mala idea, porque no se llevaban nada bien, pero ahora creo que fue una buena decisión.

—Gracias, Don Joaquín, por aceptarme aquí. Estos meses han cambiado por completo mi vida.

— ¿Por qué suena como si te estuvieras despidiendo?

—Porque es muy probable que me regrese a México antes de tiempo. En unos días tengo una junta con mis jefes y ellos tomaran la decisión de si me quedo o me regreso y al quedarme seria por un par de años, porque hacer la vacuna desde cero me tomara años otra vez. A menos que ellos decidan solo hacerla en los laboratorios de México y si ese es el caso no tengo por qué seguir aquí.

Se acercó a mí y tomó mi mano y la apretó con fuerza.

— ¿Pero tú quieres irte?

—Mi trabajo está en México, esto solo era temporal, siempre lo supe. Pero si le soy sincera, me gusta vivir aquí, aunque no lo sienta como un hogar, pero al final ¿quién encuentra el suyo? ¿No? Toda mi vida me he sentido perdida, que no pertenezco a ningún sitio, pero estando aquí, últimamente, pienso que podría serlo, tal vez sean las personas por las que me rodeé.

—Lo encontrarás. Yo me sentía igual de perdido a tu edad, pero encontré a mi esposa y al encontrarla, también encontré el hogar que tanto anhelaba.

— ¿Le puedo hacer una pregunta? Es un tanto personal—Asintió— ¿Cómo supo que la que fue su esposa, era la persona indicada, con la que quería pasar su vida?

—Éramos muy afines. Nos gustaban las mismas cosas, aunque no siempre concordábamos en todo, pero supe que era ella porque cada que regresaba a España la extrañaba. Hablábamos por teléfono cada que se podía. Y siempre cada semana nos mandábamos cartas. Fue difícil llevar una relación a distancia, pero cuando comprendí, que no era normal extrañar más a ella que a mi hogar cuando viajaba, supe que era ella con la que quería pasar el resto de mi vida. Le propuse matrimonio, vivimos un tiempo en Madrid, pero cuando vi que ella no era feliz ahí, renuncié a mi trabajo en España y conseguí uno aquí en Colombia y cuando me jubilé nos vinimos a vivir aquí a Cartagena, porque fue la ciudad en la que nos conocimos—sonrió —Además que cocinaba delicioso—rió por lo bajo.

Nuestras mañanas de marzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora