Capítulo 11

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Thiago

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Thiago

Nunca creí que un corazón roto doliera tanto, y mucho menos que Rebecka rompiera el mío tan pronto. Abro rápidamente la puerta del Jepp para inclinarme a vaciar mi estómago en el asfalto.

Ha sido demasiado, ella me ha expuesto su alma, un alma rota. La bilis se me revuelve provocando otra arcada, limpio mi boca respirando profundo y recibo la botella de agua que me da.

Me observa con el rostro empapado, y simplemente la estrecho contra mi pecho, una vez nos tranquilizamos un poco volvemos a subir al auto.

Trato de digerir rápidamente todo lo que Rebecka acaba de contarme, sintiendo aún como la cólera burbujea en mi sistema.

Sabía que había algo mal con su pasado, no soy idiota, pero nunca imagine que fuera de esta magnitud, es una mierda, una mierda que una niña inocente ni debió vivir.

Me es difícil ya que no sé exactamente cómo reaccionar y eso me convierte en un imbécil. Pero más bien el sentimiento o emoción que experimento en este momento podría definirse, en una palabra; impotencia.

Impotencia por no poder hacer nada para cambiarlo o para revertir lo que sufrió. Quisiera poder tomar todo el dolor y miedo que ella siente, todo lo que tuvo que vivir apenas siendo una niña y poder cambiarlo. Pero no puedo.

— ¿Entonces? — formula en un murmuro apenas audible.

Espabilo procesando lo que diré, no quiero decir nada incorrecto, pero me temo que no hay algo correcto que decir, todo lo que diga no puede sopesar su lucha constante.

Giro para verla, tiene los ojos llorosos, la cara roja y oculta su labio tembloroso, se ve tan vulnerable y expuesta, consiguiendo avivar aún más mi rabia.

Experimento tantas emociones en este momento que me es difícil reconocer algunas, pero a pesar del enojo e impotencia, también está esa agradable sensación de importancia ya que ella me ha abierto su alma, me contó su pasado y la lucha que lleva día con día, eso me hace sentir especial.

— Es una mierda — ladeo la cabeza para verla mejor.

Pasa saliva y se limpia una lagrima rebelde que cae en su mejilla.

— ¿Te iras? ¿Me dejaras? — lo dice tan de prisa que el miedo que refleja si voz me oprime el pecho.

¿Ella de verdad cree qué ahora podrá alejarme?

¿Qué clase de persona seria? ¿Qué clase de persona cree que soy?

— ¿Irme?, creí que eras más lista Miller — bromeo tratando de aminorar el ambiente — no puedes pedirme que me aleje de ti después de confiarme esto, y aun si lo pidieras no me creo capaz de hacerlo.

Pálpitos de un corazón herido [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora