Hogar dulce hogar.Rebecka
El volver a casa es algo que tarde o temprano pasaría y aunque extraño mucho a mi familia volver a mi realidad no me entusiasma nada.
Hay ocasiones en las que las pesadillas vuelven y tengo días muy malos en los que el asco y repulsión que siento por mi misma no se va, sobretodo la culpa de poder haber ocasionado que mis hijos estuvieran en peligro por mi impulsividad.
¿Cómo se que seré una buena madre si desde el vientre los puse en peligro?
Mi terapeuta dice que es normal el sentirme así, que pasará. Que debo de entender que nada de lo que me pasó fue mi culpa.
Aunque se oye fácil, no lo es. Muchas veces debo bañarme hasta tres o cuatro veces al día para poder quitarme la sensación de sus asquerosas manos en mi cuerpo.
Hay noches en las que lloro en silencio tratando de sacar el dolor y enojo que cargo dentro.
Me permito sentir, aceptar que me volvió a pasar y que jamás deja de doler, sé que esta herida cicatrizara, pero va a dejar marca.
El amor que siento por Thiago y por estos bebés que tengo dentro es mi fortaleza, sé y tengo la certeza de que en cuanto los tenga en mis brazos todo habrá valido la pena, no permitiré que nada malo les pase.
Me estoy esforzando día con día para mejorar mi salud mental, Thiago me ayuda mucho con eso.
Es raro pero cuando estoy con él, cuando acaricia mi cuerpo y me toca, es como si con cada caricia borrara el rastro de lo que tanto me asquea.
Con Thiago puedo sentirme segura y en casa, día con día me confirma que hice la elección correcta al elegir amarlo.
Lo observo detallando su rostro, mantiene su cabeza en mis muslos mientras duerme plácidamente.
Su piel ahora es de un brillante color apiñonado, los días en la playa nos quitaron por completo el color lechoso.
Llevamos todo el día volando, después de la escala que hicimos para recargar combustible se durmió.
Estamos apunto de aterrizar así que lo muevo suavemente tratando de despertarlo.
—Amor, ya llegamos — gruñe y se aferra más a mi vientre que más bien parece una pelota — cariño en casa podremos descansar.
Medio abre los ojos y deja un beso sobre la tela que cubre mi vientre para después subir dejando un beso en mis labios.
Despabila parándose a alistar todo antes de que aterricemos y subamos a la camioneta que nos lleva a casa.
—¡Por Dios! — chilla Camila — ¿Cómo es que crecieron tanto?
Me río observando la cara de todos que no quitan los ojos de mi vientre.
—Pero si solo se fueron dos meses.
—Papá, son mellizos, recuerda que ocupan el doble de espacio — lo abrazo — a demás ya tengo casi seis meses.
—¿Ya nos dirán si son niñas o niños? — pregunta el padre de Thiago.
—También podrían ser niña y niño — le recuerda papá.
—Mañana tenemos la cita — les dice Thiago — pero nosotros estamos seguros de que son niña y niño.
Sonrió y ruedo los ojos cuando comienzan a apostar sobre el sexo de mis hijos.
En realidad a mi no me importa aunque quisiera que fueran niña y niño, sea lo que sea estaré feliz mientras nazcan sanos.
He disfrutado cada momento y ser madre es uno de mis sueños cumplidos, pero aún así no todo es color de rosa y como bien dijo mi obstetra, mi cuerpo a sufrido cambios bruscos y por mi salud mental no me permitiría volver a pasar por eso.
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Pálpitos de un corazón herido [+18]
Teen FictionPrimer libro. Su vida desde el vientre de su madre fue difícil, ser hija de una drogadicta y un delincuente no puede ser fácil. Hay cosas en la vida que no son justas, ella es la representación de eso. Dolor, traumas, abusos y miedo es lo único que...