Extra hilo rojo.

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Siempre has sido tú.

Hannah

Cuando perdimos a mí padre creí que el pequeño cuento de hadas en el que vivía se había roto, que no podría tener mi final feliz, o al menos eso es lo que creía la pequeña Hannah de cinco años.

Luego Dios mandó a mi vida a la mejor familia que pude pedir, ya no estaba sola, ahora tenía una hermana de mi edad y dos hermanos menores.

Ya no me ocultaba detrás de la biblioteca para llorar en silencio cuando los niños hacían malos comentarios sobre mi altura o el frizz en mi cabello amarillento.

Mamá suele decir que tengo rayos de sol en lugar de cabello, pero para los niños de seis y ocho años era más divertido llamarme pelo de bruja o cabeza de escoba.

Sí, los niños son demasiado crueles. Por mucho tiempo el tono de mi cabello, cejas y pestañas me atormento, sobretodo cuando mi anatomía tampoco me ayudaba.

Era una niña demasiado delgada y bajita, mi cabello no era como el típico cabello rubio lindo con hondas o incluso bellos rizos, no, mi cabello parecía más una escobeta como las que mamá usaba para lavar la cocina, mis cejas y pestañas apenas se notaban de lo rubias que eran y para coronar mi apariencia mudé de dientes a temprana edad.

Mi madre siempre fue amorosa y aunque trabajaba mucho se tomaba tiempo para pasar conmigo, recuerdo incluso cuando aún llegando cansada ponía música bailábamos y cantábamos durante la noche, hasta que llegaba la hora de dormir.

Mi mamá siempre tenía buena cara para todo, incluso cuando papá murió ella no se derrumbó, tenía que sacar adelante a una pequeña que no entendía y pensaba que papá había ido de viaje a la luna para traer a maní (mi pequeño gato que murió en garras de un perro de la calle)

Pero aún así, ahora se que ella no era del todo feliz.

Recuerdo que después de casi cuatro años, una tarde mamá llegó del trabajo más feliz que nunca.

La notaba más radiante y fue cuestión de tiempo para que me presentará a quienes serían nuestra nueva familia, mi padre me acogió como su hija dándome su apellido y mis hermanos me recibieron con el corazón abierto en su familia.

Ahí supe que Rebecka Miller; esa niña gruñona que refunfuñaba y hacia muecas por todo, seria mi mejor amiga y alma gemela de por vida.

También supe que protegería a mi familia de todo, y que definitivamente jamás volvería a sentirme sola.

Luego lo conocí a él.

Noah Harper.

El pequeño pelirrojo que me defendió de las niñas que tiraban de mi cabello y de los niños que me decían cosas feas.

Noah fue mi flechazo, caí rendida ante él.

Y es que no podrían culparme, Noah es tan adorable y tan bueno conmigo.

Jamás hubo distinción entre mi hermana y yo para él, fue como si automáticamente con el puesto de hermana viniera el de mejor amiga del pelirrojo.

Claro que para un par de niños eso era lo máximo, el problema vino cuando la pubertad nos llegó.

Mi delgado cuerpo se convirtió en uno con curvas, mi cabello comenzó a verse con una combinación entre castaño y rubio, me estire y definitivamente mi sonrisa ahora era presentable.

Pálpitos de un corazón herido [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora