Rebecka
El querer es poder.
Eso me dijo una vez mi abuela cuando me negaba a seguir intentando atar mis cordones, recuerdo que me frustre tanto que incluso llore.
En ese momento me pareció una tontería, pero sus palabras se incrustaron en mi mente. Y sin saberlo muchas veces ese era mi mantra.
Cuando tenía que enfrentarme a esos encuentros tan traumáticos con aquel capo me obligaba a querer, porque quería proteger a mi familia y entonces de una u otra forma podía, siempre podía.
Cuando vi a Thiago tan angustiado a mi familia tan preocupada por mi y a mis pequeños e inocentes bebés, me dije que yo quería mejorar, que iba a mejorar.
No ha sido sencillo, pero si alguien me diera la opción de cambiar mi pasado, realmente no se si estaría dispuesta a sacrificar mi presente.
Inhalo profundo antes de tocar el timbre, la última vez que estuve aquí fue para decirles que seríamos padres.
La nana de Thiago abre la puerta, su cara se llena de asombro e inmediatamente se me lanza encima abrazándome.
Si, también tuvimos que decirle que no fuera a la casa, no me sentía cómoda.
—Oh mi niña — se separa, su rostro arrugado por la gran sonrisa que me da — ¿Viene mi niño Thiago?, ¿Mis niños?
Le doy una sonrisa sincera, es tan adorable, tan maternal que incluso me siento apenada por echarla.
—Solo vine yo, lo siento.
—No te disculpes, es igual de bueno tenerte aquí — palmea mi hombro — Vamos entra.
—Espero y los demás opinen lo mismo — murmuro para mi misma y ella me sonríe con lastima.
—Anna, llévale al señor su café, por favor.. — se gira parando en seco cuando me ve — Rebecka.
El tono de su voz aunque bien está lleno de asombro no se me escapa la indiferencia y frialdad que lo envuelven. No es nada a como fue en un pasado conmigo, frente a mí está la madre que tantas veces Thiago me describió: elegante, hermosa y fría, muy fría.
—Hola Miriam.
—Retírate Anna — la nana de Thiago me hace un gesto como si quisiera darme ánimos y sale rápidamente dirigiéndose a la cocina — ¿En qué podemos ayudarte Rebecka?
Tomo aire, debo ser paciente porque explotando no conseguiré nada.
—Estoy aquí porque no quiero que se alejen de Thiago.
—Eso lo ha hecho él querida — me sorprende su indiferencia — lo hizo cuando nos dejó claras sus prioridades.
Me muerdo la lengua conteniendome, me molesta esta actitud, pero siendo objetivos también puedo entenderá.
—No quiero faltarle al respeto, vine aquí con la intención de explicar el porqué de mi reacción hace meses, sin embargo el que yo crea o no que ustedes deban pertenecer a mi vida y a la de mis hijos depende totalmente se ustedes — me cruzo de brazos — Thiago ni siquiera sabe que estoy aquí, en lo que él respecta ustedes se alejaron porque quisieron, pero conozco a mi esposo y se que le duele su ausencia.
—Tu nos alejaste.
—Si, lo hice — acepto — tengo un pasado Miriam, uno que no tengo porque decirles. Pero que en este momento es necesario, así puede que me entiendas.
Una ligera grieta se forma en la máscara de indiferencia que la envuelve y sin decir nada más me dirige a la sala en donde tomamos asiento y le cuento sobre mi pasado, le cuento sobre el secuestro, mis miedos y la culpa que sentí al saber que me puse en riesgo y a mis bebés.
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Pálpitos de un corazón herido [+18]
Teen FictionPrimer libro. Su vida desde el vientre de su madre fue difícil, ser hija de una drogadicta y un delincuente no puede ser fácil. Hay cosas en la vida que no son justas, ella es la representación de eso. Dolor, traumas, abusos y miedo es lo único que...