Vacaciones.
Thiago
El molesto y constante ruido me hace remover un poco, sintiendo a Rebecka pegada a mis costillas, con sus piernas entrelazadas con las mías.
Estiró mi brazo hasta la mesita de noche para tomar el celular y apagar la alarma.
Se remueve un poco acomodando su bello rostro en mi pecho, siguiendo el impulso la estrecho más contra mi y elevo su mentón para besarla, la beso dormida hasta que despierta, medio sonríe sin abrir aún sus ojos y me responde el beso.
—Que bonito despertar — dice aún adormilada, pegándose más a mi como si no quisiera que nos separemos.
—Buenos días muñequita, es mejor que nos paremos si no queremos tener a una rubia molesta aquí en cinco minutos.
Se ríe mientras se taya los ojos, me da un casto beso en la frente y se sienta en la cama, enciendo la lámpara que tiene en la mesita de noche y ella gatea hasta la orilla de la cama ya que Orson está en una esquina y yo en la otra.
La camisa que trae se le enrolla dejándome una buena vista de su redondo trasero y la braga de encaje que se pierde entre sus nalgas, la sangre se me acumula en un solo punto de la erección que tengo gracias a la mañana, gira su rostro viéndome por encima del hombro y me sonríe socarrona.
—Que no se te note que te tengo botando baba — se mofa.
—Haber si cuando te este follando te burlas.
Se le borra la sonrisa y pasa saliva con el rubor en la cara.
—Cállate.
Me pongo de pie y su vista baja por mi cuerpo quedando en la notoria erección.
—Que no se te note que te tengo botando baba — me le burló en la cara dejándola con la boca abierta y las mejillas como tomate.
He pasado toda la semana aquí, así que Rebecka me dio un cepillo de dientes, lavo mis dientes y mi cara, no me peino ya que usaré un gorro de lana, guardo todo en el bolso que dejó aquí con nuestras cosas de aseo personal y lo dejo abierto para que ella pueda ocupar sus cosas.
Toda esta rutina que hemos formado me resulta extraña, duermo con ella y como estamos de vacaciones me la paso todo el día con ella y nuestros amigos, esto de que tengamos una maleta compartida y que ella haya ido a hacer la mía, es algo sumamente íntimo, es más, hasta lavo mi ropa de esta semana, no sé que somos, solo se que yo no he estado con nadie y tampoco me han dado ganas de hacerlo, solo me apetece estar con ella, y se que ella tampoco ha estado con alguien más.
Salgo del baño encontrándome con la escena más tierna y graciosa que he visto, Rebecka tratando de despertar a un Orson que se queja como niño, ella le da besos en la cara y él la toma de la cintura tirándosela encima para abrazarla y seguir durmiendo.
—Orson, por amor de Dios, ya no eres un niño — se queja intentando liberarse, en vano ya que él la tiene bien sujeta — levántate, Hannah se va a enojar.
Gruñe y abre los ojos girando la cara hacia su hermana y deja un beso en su frente soltándola al fin.
—Ya voy momu, no quiero a esa desquiciada gritando.
Se pone de pie fijándose por primera vez en mí.
—Buenos días cuñadito, mis disculpas por arruinar su noche llena de obscenidades.
—¡Orson! — chilla Rebecka con la cara encendida.
Huye hacia su closet cuando soltamos a reír.
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Pálpitos de un corazón herido [+18]
Ficção AdolescentePrimer libro. Su vida desde el vientre de su madre fue difícil, ser hija de una drogadicta y un delincuente no puede ser fácil. Hay cosas en la vida que no son justas, ella es la representación de eso. Dolor, traumas, abusos y miedo es lo único que...