Capítulo 40

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Todo es arte ante los ojos correctos.

Rebecka

Con Bastian y Levana ya dentro de la carriola me aseguro de que traigo lo necesario en la maleta de bebés.

En días como estos es cuando más amo a Hellen y lo mucho que me ha ayudado, porque gracias a toda la terapia ahora soy capaz de salir al trabajo o a cualquier lado sola con mis hijos.

El día estaba nublado cuando salí de casa por la mañana, pero ahora cuando cruzo la puerta de la joyería el sol se mantiene brillante en el cielo, lo cual es poco común, por lo menos en estos días.

Sonrió viendo como mis hijos succionan los chupetes viéndome como si fuera lo más interesante en el mundo.

Camino empujando la carriola, pretendo dar un paseo y quizás pasar a alguna cafetería antes de tener que conducir a casa.

La joyería va demasiado bien y eso solo significa que ocupa más mi atención tanto la de aquí como las demás, en algunos días tendré que viajar a Nueva York, hay revistas que quieren hacer entrevistas, artistas que buscan ser la cara de mis productos e incluso inversionistas a la espera de que les de una cita y con suerte una oportunidad.

La realidad es, que no necesito socios o inversionistas, al menos no por el momento. No me gustaría que mi negocio se convirtiera en algo artificial solo para generar más ingresos, si hay algo que caracteriza a Sole e Luna es la autenticidad y el que cada uno de nuestros diseños sean únicos e incluso personalizados. Son contadas las joyas que tienen el mismo diseño y según mi ex publicista eso era un problema.

La cuestión es, que no pienso cambiar eso, al final es la razón por la que Adele y más artistas de su talla me contactaron, todos querían algo único, hecho solo para ellos y tener la seguridad de que nadie más podría adquirir el mismo diseño, al menos no en mis tiendas.

Desde que la joyería se hizo viral, no sólo subieron las ventas, si no que empezaron los plagios,  la piratería e incluso nuevas marcas fueron lanzadas con el mismo concepto, pero no con nuestra calidad.

Nunca pensé que tendría que darle a firmar contratos de confidencialidad y exclusividad a cada uno de nuestras empleados e incluso proveedores, los cuales hasta ahora no han tenido problema, ya que como dije: las ventas son buenas, muy buenas en realidad.

Camino por la acera, las viseras de la carriola van abajo para evitar que les de el sol de lleno en la cara y mis ojos están cubiertos por unos lentes, el cabello me revolotea por la leve brisa que ocasionan los autos al pasar. Paro en seco, no se si jamás había prestado atención o quizás tiene mucho que no camino por aquí, pero jamás había visto este lugar.

Una pequeña puerta abierta,  mesas en la acera con esculturas, plantas, tazas y arte, cuadros recargados en la paredes , caballetes con más lienzos y un pequeño letrero que dice “Todo es arte ante los ojos correctos” que cuelga arriba del marco de la puerta.

Con curiosidad me acerco al bonito cuadro que llamo mi atención, es grande, con colores azules y arenosos, haciendo un fondo del océano con el agua turbia, espuma blanca en la orilla formando barias olas, el cielo despejado, la técnica es tan realista que podría escuchar el mar de fondo o pensar que en cualquier momento el agua desbordara el cuadro. Pero no es el paisaje, ni la técnica lo que me atrapa, si no la frase escrita desordenadamente con letra cursiva, como si hubiera sido agregada por encima, como si no fuera parte del cuadro.

“Guardi le onde, ma ancora non vedi il mare”

Miras las olas, pero todavía no ves el mar, lo leo una y otra vez hasta que me acerco lo suficiente y una sonrisa se forma en mis labios, el agua no está turbia, son destellos formando figuras, distingo una sirena, peces, mantarrayas, o al menos eso me parece ver ya que como dije, son brochazos que simulan enturbiar el agua, como si se tratara de ver figuras en las nubes.

Pálpitos de un corazón herido [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora