Capítulo 19. El oso de peluche.

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En el atraco. (Banco de España)

Viena llegó corriendo al despacho donde se encontraba Palermo. Estaba muy nerviosa, si se ponía en marcha el Plan Alcatraz es que su hermano estaba en peligro. Abrió la puerta sin avisar.

-Palermo, ¿qué pasa? ¿Por qué se pone en marcha el Plan Alcatraz? -Preguntó Viena nerviosa.

-Ahora no tenemos tiempo. Te explico después. -Contestó Palermo. -Encargate de Sofía.

En ese momento, ambos atracadores se separaron. Viena fue a la biblioteca donde se encontraba Sofía, la hurona de Marsella. Agarró la jaula y empezó a bajar a los sótanos del Banco donde se encontraban los demás. Conforme se acercaba no paraba de escuchar gritos y ruidos de diferentes aparatos. Viena sonrió pensando lo desesperados que tendrían que estar los policías en la carpa.

Cuando llegó, Palermo habló: -¿Avisaron a Viena?

-Sí, no tardará en llegar. -Respondió Helsinki.

Entonces Viena, haciendo el menor ruido posible se acercó a la tubería agujereada para ponerle el mono rojo y el chip de geolocalización a la hurona. Mientras tanto, Helsinki encendió un motor de una lancha y Río hacía ruido con una manivela. Una vez que la hurona estaba preparada, Viena habló:

-Ya estoy aquí. -Dijo Viena.

-Estamos todos. -Respondió Nairobi. -Nos largamos.

En ese momento, Viena soltó a Sofía dentro de la tubería, mientras Palermo rompía con un martillo el micrófono. Todos sonrieron, ahora solo faltaba que Sofía hiciera lo demás.


**********

Había pasado una media hora desde que se puso en marcha el Plan Alcatraz. Viena volvió al despacho donde se encontraba Palermo. Necesitaba saber qué le pasaba a su hermano.

-Palermo. -Dijo mientras entraba en el despacho. -¿Qué está pasando?

-No lo sé. -Contestó muy serio Palermo. - Tu hermano solo me dijo que estaban en una situación extrema. Y que se activara el Plan Alcatraz con urgencia.

-¡JODER! -Gritó Viena frustrada. -Seguro que los han encontrado o están cerca.

-Ya sabes que tu hermano tiene todo planeado. Saldrá de esta. Ya verás. -Respondió Palermo mientras se acercaba a su amiga.

-En el otro atraco también estaba todo planeado. -Contestó Viena.

-Pero no estaba yo. -Respondió Palermo intentando bromear. -Ahora, sigamos con el plan. -Ordenó.

Pero Viena no se movía. Tras unos segundos habló:

-No. -Respondió tajante Viena.

Palermo se sorprendió. -¿Qué? -Preguntó extrañado.

-Quiero decirte que antes tenías razón, Martín. -Explicó Viena.

-¿A que te referís? -Preguntó Palermo.

-Tenía que haber contado lo que me hicieron. -Explicó Viena. -Pero fui una estúpida. Me hice la ilusión de que, si no lo contaba, las torturas no eran reales. Cuando estaba con vosotros, fantaseaba con que no me había ocurrido nada. Pensaba que así podría olvidarme y seguir adelante. -Hizo una breve pausa. -Pero está claro que no ha funcionado.

-Lib, no sos una estúpida. -Dijo Palermo mientras le daba un pequeño abrazo. -Pero a partir de hora, tenés que contar lo que te pasa. Yo no te voy a juzgar ni nada eso. Sólo te voy a ayudar en lo que necesites. Y si no querés contármelo a mí, tu hermano o cualquiera de estos boludos te ayudará. Estoy seguro.

VIENA | LA CASA DE PAPEL |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora