Capítulo 43. Último Bella Ciao.

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En el atraco (Banco de España)

Después de varias horas de trabajo, quedaba extraer las últimas pepitas de oro. Durante todo ese tiempo, los atracadores se organizaron en turnos para poder sacar el oro cuanto antes. Incluso Viena consiguió trabajar como una más a pesar de las insistencias de Palermo para que descansara. En ese momento, todos los atracadores se encontraban trabajando excepto Lisboa, Matías y Estocolmo.

-Se nos está acabando el agua. -Aviso Bogotá mientras Palermo lanzaba las últimas pepitas de oro.

-Aquí estanque de tormentas. -Avisó Benjamín por la radio. - Está oscilando el agua.

Palermo se quedó mirando preocupado la bomba de extracción. Comprobó que la máquina podía empezar a dar problemas. Sin embargo, solamente quedaba una tirada de oro y se acabaría todo. Viena se acercó a él y le tomó la mano y ambos quedaron mirando como la bomba impulsaba las últimas pepitas hacia el estanque de tormentas.

-¡Ya está!-Dijo Benjamín. -Acaban de salir las últimas pepitas.

Entonces toda la banda empezó a gritar de alegría. Viena y Palermo se abrazaron y se besaron, para después seguir celebrándolo con los demás compañeros. De pronto, la doctora del atraco agarra un barril y empieza a hacer cierto ritmo de percusión. Palermo, al darse cuenta, se coloca una garrafa vieja para acompañar a su novia.

Y entonces Viena empieza a cantar: Una mattina mi son' svegliato, O bella ciao, bella ciao, bella ciao, ciao, ciao...

En ese momento, Palermo se une a su pareja: Una mattina mi son' svegliato. E ho trovato l'invasor...

Todos los demás compañeros empiezan a acompañar a Viena y a Palermo utilizando cualquier cosa que encontraban en la cámara: -O partigiano, portami via. O bella ciao, bella ciao, bella ciao, ciao, ciao...

En ese momento, entran Lisboa y Matías que se quedan sorprendidos al ver a lo que estaban haciendo sus compañeros. Sin embargo, la atracadora rápidamente se unió a sus compañeros tocando y cantando: -O partigiano, portami via. Ché mi sento di morir...

Tras esos versos, todos se animaron aún más y algunos de ellos empezaron a bailar mientras seguían cantando. -E se io muoio da partigiano. O bella ciao, bella ciao, bella ciao, ciao, ciao. E se io muoio da partigiano. Tu mi devi seppellir...

Palermo deja de la garrafa vieja y agarra Viena para llevarla al centro del círculo que se había creado para hacerla bailar. Viena al principio intentó librarse porque siempre se le dio mal, pero Palermo no lo permitió y finalmente bailaron. -E seppellire lassù in montagna. O bella ciao, bella ciao, bella ciao, ciao, ciao. E seppellire lassù in montagna. Sotto l'ombra di un bel fior...

Entonces Palermo la levanta y ambos siguen cantando: -E quest' è il fiore del partigiano. O bella ciao, bella ciao, bella ciao, ciao, ciao. E quest'è il fiore del partigiano. Morto per la libertà.

Después de eso, Palermo bajó a su novia para volver a abrazarla y besarla. En ese momento ambos atracadores no solamente celebraban que habían conseguido sacar el oro. Celebraban el hecho de que podrían salir del banco. Que en poco tiempo saldrían de allí y podrían tener una vida juntos... Pero también celebraban que habían conseguido cumplir el sueño de Andrés. De la persona más importante de ambas vidas.


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Todos se encontraban en el despacho del Gobernador comiendo y celebrando que por fin su trabajo había acabado. Bogotá encontró una botella de vino en el despacho. Rápidamente la cogió y la abrió para que todos pudieran brindar.

VIENA | LA CASA DE PAPEL |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora