Capítulo 7. Profesora.

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Dos meses antes de la hora cero. (Florencia)

Habían pasado varios días desde la discusión entre Viena y el Profesor. Viena empezó a asistir a las clases preparatorias del atraco, aunque a ella no le hacía falta: vivió todo el proceso de creación del plan e incluso participó en el diseño de algunas partes.

Durante esos días, retomó su relación con sus antiguos compañeros y poco a poco se empezó a sentir más cómoda volviendo a esa normalidad. No obstante, no había vuelto a hablar con su hermano. Cada vez que el Profesor se acercaba a ella para intentar disculparse y hablar, Viena se levantaba y se iba.

Además, Viena dejó de poder dormir por las noches. Cada vez que cerraba los ojos, miles de pesadillas le invadían su sueño y se despertaba nerviosa, sin poder respirar y sintiéndose atrapada otra vez en esa celda. Entonces salía a uno de los jardines del monasterio para poder tomar aire y relajarse. Toda esta rutina se la ocultaba a sus compañeros porque no se veía capaz de dar explicaciones sobre lo que había vivido. Sin embargo, sus compañeros empezaron a sospechar porque se le estaban empezando a notar las ojeras.

Esta noche no era una excepción. Se encontraba en el mismo jardín, respirando profundamente y sintiéndose sola y tranquila, hasta que alguien la descubrió.

-Hola, ¿estas bien? -Dijo una voz que sobresaltó a Viena.

Viena se levantó rápidamente y se giró encontrándose a la persona que menos quería ver.

-Buenas noches, inspectora Murillo. Sí, todo bien. -Respondió secamente Viena.

-Llámame Lisboa, por favor. -Pidió.

Viena empezó a reírse ligeramente. -Lo siento, pero para mí no eres de la banda. -Respondió bruscamente Viena.

-Pues, aunque no te guste, aquí estoy y seremos compañeras en el atraco. -Contestó Lisboa.

Tras una breve pausa, Viena dijo: - ¿Puedo saber qué haces aquí a estas horas? ¿Mi querido hermano te ha echado de la habitación? -Preguntó sarcástica Viena.

Lisboa se río ligeramente. -Siento decepcionarte, pero solo fui a por agua y al verte aquí sola me acerqué para ver si estabas bien. -Terminó diciendo.

-Me encuentro perfectamente. No me gustaría interrumpir tu descanso, inspectora. -Dijo Viena invitando a Lisboa a marcharse.

- ¿Puedo sentarme un rato a tu lado? -Insistió Lisboa.

A Viena no le gustó nada esa pregunta. Pero no contestó, simplemente hizo un gesto invitando a que se sentara. Estuvieron durante unos minutos en silencio hasta que Lisboa se animó a hablar.

-Tu hermano está muy preocupado por ti, ¿sabes?

Viena se empezó a reír: - ¿Ahora también eres psicóloga? ¿Nos quieres hacer una terapia de familia?

-No. -Respondió secamente Lisboa. -Pero creo que deberíais hablar y solucionar las cosas, antes del atraco. Por el bien de todos.

-No te preocupes. Soy muy profesional en mi trabajo. -Contestó Viena. -No sé si mi hermano puede decir lo mismo...

Lisboa se enfadó ante esa contestación: -También ha sido todo muy difícil para él, ¿sabes? ¿Crees que el realmente planeó enamorarse? ¿Piensas que él no se siente culpable de todos los aspectos que salieron mal en el anterior atraco? ¿Qué él no sufre por la muerte de Andrés? ¿Qué no ha estado preocupado por ti durante estos tres años y más en estas últimas semanas? Se volvió loco para intentar averiguar dónde estabas y poder salvarte...

VIENA | LA CASA DE PAPEL |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora