En el atraco. (Banco de España)
Viena se encontraba en el ascensor que bajaba hasta la fragua. Minutos después, finalmente se abrieron las puertas y entró en ella. Hacía demasiado calor, no entendía como podían aguantar estar en ese lugar. Después de unos segundos todos los compañeros se quedaron mirándola sin saber qué decir ni hacer. Tras un breve tiempo apareció Bogotá que se quedó mirando fijamente a su compañera. Se le notaba cabreado. Empezó a caminar hacia ella con el objetivo de averiguar cómo había llegado ahí.
-Antes de que digas nada. -Dijo Viena adelantándose a su amigo. -Matías no tiene la culpa. Cuando me desperté, intentó pararme, pero le amenacé con un arma apuntándolo a la cabeza. No le di ninguna opción.
Bogotá se quedó sorprendido ante la respuesta de Viena. No se esperaba que dijera con tanta tranquilidad que había apuntado a un compañero con una pistola. Ese comportamiento no era propio de ella.
-¿Y a qué hostias has venido a aquí? -Preguntó Bogotá que seguía enfadado.
-A comprobar cómo tienes la nariz. -Contestó Viena. -Y a pedirte perdón por el puñetazo. -Terminó diciendo.
-Está bien. -Dijo Bogotá rebajando el tono de voz.
-¿Podemos ir a algún sitio donde estemos más tranquilos? -Preguntó Viena.
Bogotá sin contestar comenzó a caminar. Segundos después lo siguió Viena. Al poco tiempo llegaron al mismo lugar donde el Gobernador se cambió para entrar en la cámara días antes.
-Siéntate, por favor. -Pidió Viena, señalando la silla que había en un rincón.
Bogotá obedeció. Mientras tanto, Viena se quedó mirando como estaba la nariz. Se notaba que estaba hinchada y empezaba a ponerse ligeramente morada.
-¿Puedes respirar bien? -Preguntó Viena mientras se acercaba a su compañero.
-Sí. -Contestó Bogotá.
Entonces Viena empezó a tocar suavemente la nariz para intentar comprobar si estaba rota. Bogotá empezó a quejarse de dolor y a separarse de la doctora.
-Venga, grandullón. -Dijo Viena. -No me seas quejica. Que tú eres un tio duro. -Intentando bromear.
Siguió observando la nariz durante unos segundos más. -Bueno, parece que tienes bien el tabique nasal. Aparentemente no está roto ni desviado. -Explicó Viena. -¿Te duele mucho cuando nadie te toca la nariz?
-Sí. -Contestó Bogotá. -Me diste bastante fuerte, Viena. -Acusó.
Viena sonrió: -En el fondo deberías estar orgulloso. -Dijo finalmente.
-¿Orgulloso? -Cuestionó Bogotá indignado.
-Fuiste tú el que me enseñaste a defenderme, ¿no lo recuerdas? -Explicó Viena. -Y está claro que fui una buena alumna y aprendí.
Bogotá soltó una leve risa. -Nunca pensé que yo sería la víctima.
-¿Te lo miró Paquita antes?-Preguntó Viena cambiando de tema.
-Solamente me limpió la nariz y me puso algo de hielo. -Contestó Bogotá.
-¿No te has tomado nada para el dolor? -Preguntó Viena.
-No. -Respondió Bogotá.
Viena se acercó al maletín para coger unas pastillas y una botella de agua. Después se acercó a su compañero. -Tómate esto. -Ordenó Viena. -Una cada 4 horas y solamente si te duele.
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VIENA | LA CASA DE PAPEL |
FanfictionViena, hija y hermana de atracadores, ha participado en el mayor atraco de la historia. Sin embargo, para ella no tuvo un final feliz y acabó totalmente destrozada. Años después, se ve obligada a participar en un atraco mayor que hará que se reencue...