En el atraco (Banco de España)
Después de escuchar las palabras de Lisboa, Palermo se levantó del sofá y se puso a colocarse las armas para salir a encontrarse con sus compañeros. Durante esos minutos, Viena empezó a hacer lo mismo, cosa que enfadó ligeramente a Palermo.
-Lib.-Dijo intentando controlarse. -¿No habíamos dicho que te quedabas acá?
-Sí. -Contestó Viena mientras seguía colocándose las armas.
Palermo suspiró profundamente para seguir controlándose. -Entonces, ¿me podés explicar que carajo estás haciendo?
-Preparándome para ir con los demás al hall. -Explicó Viena mientras se colocaba el chaleco antibalas.
-A ver, Lib... -Insistió Palermo. -¿No te das cuenta de que te estás contradiciendo?
Viena se acercó a su pareja y lo abrazó. -Martín, tranquilo. -Empezó a decir la atracadora. -No voy a participar más en el atraco a no ser que estéis en peligro. -Hizo una breve pausa. -Pero eso no implica que no deba enterarme de las cosas. Voy a ir a la reunión para saber los planes. Pero en cuanto acabe, volveré aquí.
-¿Lo decís en serio? -Preguntó Palermo extrañado. -¿Esto no será alguno de tus jueguitos?
-¿En serio me estás preguntando tú por los jueguitos? -Repreguntó Viena.
Ante esa pregunta, Palermo no quiso responder.
-Martín, confía en mí. -Volvió a hablar Viena. -Pienso hacer lo que te he dicho: iré a la reunión y volveré aquí. Aunque me traeré alguna radio por si acaso. -Hizo una breve pausa. -Me he dado cuenta de que tengo que parar, y esta vez lo pienso hacer.
Palermo se sorprendió ante lo último que dijo. -¿Qué pasó para que digas eso ahora? -Preguntó.
-Pues lo que me pasó antes. -Contestó Viena. -Lo de no poder moverme. Al final la morfina simplemente me quita el dolor para poder continuar. Pero cada vez me encuentro más débil y sin poder trabajar en condiciones.
Palermo se sorprendió ante la respuesta de su novia. Era muy extraño que demostrara abiertamente algún tipo de debilidad, y más en una situación así. Sin embargo, no quiso decir nada. Simplemente la abrazó.
-Ya no es sólo el dolor. -Siguió hablando Viena. -De vez en cuando siento temblores en las manos, y puede ser un síntoma de debilidad. -Hizo una breve pausa. -Si en este momento tuviera que operar a alguien, no sé si sería capaz de hacerlo. Por eso quiero parar, para estar preparada en caso de que pase algo así. Lo entiendes, ¿no?
-Claro que lo entiendo, Lib. -Contestó Palermo, dándole un beso en la frente. -Me alegra que te hayas dado cuenta de que tenés que descansar y recuperarte.
-¿Vamos? -Dijo Viena separándose del abrazo.
-Sí. -Contestó Palermo sonriendo tomándole la mano a su novia.
Ambos caminaron hasta llegar finalmente al hall donde se encontraban todos sus compañeros. Se los notaba cansados, con miedo... y hasta ciertamente desesperados. Todos eran conscientes que, después de la liberación de Gandía, la policía y el ejército estarían organizando un ataque.
-Viena, ¿cómo estás? -Preguntó Lisboa al percatarse de la llegada de la pareja.
-Algo mejor. La morfina ya me ha hecho efecto. -Contestó Viena.
-Entonces... ¿Vuelves al atraco? -Preguntó esta vez Tokio.
Palermo miró a su novia esperando a que ella misma diera la respuesta. Por su parte Viena, tenía claro lo que tenía que decir. Pero en el fondo quería seguir participando en el atraco.
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VIENA | LA CASA DE PAPEL |
Hayran KurguViena, hija y hermana de atracadores, ha participado en el mayor atraco de la historia. Sin embargo, para ella no tuvo un final feliz y acabó totalmente destrozada. Años después, se ve obligada a participar en un atraco mayor que hará que se reencue...