Capítulo 47. Ópera de París.

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15 años antes de la hora cero (Paris)

Andrés estaba sentado tranquilamente en una cafetería cerca de los Campos Elíseos. Quería desayunar, pero la acompañante con la que había quedado aún no había llegado. Miró su reloj con cierta impaciencia. No soportaba que la gente le hiciera perder su valioso tiempo. De pronto, vio como una persona se acercaba corriendo hacia donde estaba sentado. Al descubrir quién era se levantó.

-Llegas tarde, hermanita. -Dijo a modo de saludo.

-Si sabes que siempre llego tarde a desayunar, no sé por qué sigues insistiendo en quedar para eso. -Respondió Libertad mientras seguía caminando hacia él. Una vez que llegó a su altura volvió a hablar: -Después de 6 meses sin vernos... ¿no me vas a saludar en condiciones?

Andrés sonrió ante las últimas palabras de su hermana. A pesar de que estaba enfadado por haberle hecho esperar, siempre sintió una debilidad por Libertad. Se acercó a ella para darle un gran abrazo que ella aceptó encantada. Justo antes de separarse le dio un beso en la frente, como siempre hacía.

-Bueno, ¿desayunamos? -Habló Libertad mientras se sentaba en la terraza.

-Ya he pedido por los dos. -Respondió Andrés. -Como siempre pides lo mismo.

-Te lo agradezco porque me muero de hambre. -Comentó la hermana menor.

Minutos después, el camarero llevó a la mesa todo lo que había pedido Andrés y empezaron a desayunar.

-Hiciste un gran concierto ayer, Lib. -Comentó orgulloso el hermano mayor mientras se tomaba el café.

-Me alegro que te gustara. -Contestó Libertad con una sonrisa. -Pero no te vi en la salida. ¿Por qué no viniste a verme como siempre haces?

-Esta vez tenía unos planes ciertamente urgentes. -Respondió Andrés.

-Entiendo. -Dijo Libertad con cierta sonrisa. Sabía perfectamente a que se refería con esa expresión. -¿Y qué tal te va por París? ¿No echas de menos España?

-La verdad es que me va bastante bien. -Contestó el hermano mayor. -Estoy trabajando en varios proyectos que pronto tendrán éxito.

-¿Y mi sobrino? -Cuestionó Libertad. -¿Qué tal está?

-Bien. -Respondió secamente Andrés. No le gustaba que le preguntaran por su hijo.

La hermana menor al ver como había reaccionado su hermano supo que le había molestado su pregunta. Pero a ella no le parecía bien la actitud que tenía Andrés respecto a su hijo.

-Andrés, tu hijo te necesita. -Insistió Libertad.

-Lib, no hablemos de eso. -Contestó rápidamente Andrés, aunque sabía que su hermana no iba a dejar el tema tan fácilmente. -Rafael está bien, te lo prometo. Pese a que su madre y yo no acabamos bien, me estoy asegurando de que no le falte de nada.

-Me alegra escuchar eso. -Habló finalmente Libertad.

-¿Y tú cómo estás? -Preguntó esta vez el hermano mayor. - Aunque viendo el concierto de ayer, imagino que de éxito en éxito en tu gira europea.

Libertad sonrió. -Más o menos. -Respondió. -En el concierto de ayer me esforcé más porque sabía que ibas a venir. Para que pudieras estar orgulloso de tu hermanita. -Bromeó. -Pero la verdad es que estoy muy contenta, está siendo una experiencia increíble. -Hizo una breve pausa. -Te tengo que agradecer que me insistieras tanto en que aceptara hacer la gira.

-Menos mal que me hiciste caso a mí y no a Sergio. -Respondió Andrés riéndose. -Si fuera por él, te quedarías siempre en Madrid siendo una música más de orquesta. Pero tú no eres eso, Lib. Tú eres una gran violinista y no puedes desperdiciar tu talento.

VIENA | LA CASA DE PAPEL |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora