Capítulo 44. Principio del fin.

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En el atraco (Banco de España)

Tras varios minutos, Palermo y Viena llegaron a la habitación donde se encontraba Lisboa, Manila, Bogotá y Río. Cuando entró la pareja todos se quedaron mirándolos. Todos descubrieron que algo había cambiado en las miradas del ingeniero y la doctora. Estaban más felices y tranquilos.

-¿Habéis dormido bien? -Preguntó Manila con cierta sonrisa.

-Muy bien. -Contestó rápidamente Palermo.

-Ah, ¿pero habéis dormido algo? -Insistió Bogotá, siguiendo el juego.

-Sí, hemos dormido. -Respondió esta vez Viena. -Y ahora os toca a vosotros, asi que largaos de aquí. -Dijo finalmente.

Los tres atracadores obedecieron y salieron de la habitación dejando a Lisboa, Palermo y Viena solos. Lisboa tenía la intención de contarles la organización que habían montado mientras estaban descansando, pero algo les interrumpió.

-¿Lisboa? -Se escuchó al Profesor a través de la radio.

Los tres se quedaron sorprendidos y por unos segundos no supieron que hacer.

-Lisboa, ¿me recibes? -Insistió el Profesor.

-Aquí Lisboa. -Contestó la atracadora finalmente. -Estoy con Palermo y Viena, dime.

-Nos han robado el oro. -Dijo el Profesor.

En ese momento los tres atracadores se quedaron paralizados. ¿Cómo podía ser? No tenía sentido.

-¿Cómo has dicho? -Preguntó Lisboa.

-Entraron haciéndose pasar por policías, en cuanto tuvimos todo el oro cargado. -Explicó el Profesor.-Nos ataron y se han llevado todo.

-¿Cuántos eran? -Siguió preguntando Lisboa.

-10... -Respondió el Profesor.

-Para, Sergio. -Intervino esta vez nervioso Palermo. -Pará, pará... ¿Entraron justo cuando los lingotes estaban en los camiones? ¿Justo antes de salir?

-Sí. -Contestó el Profesor.

-¿Sabés lo que eso significa? -Preguntó Palermo. -Tenemos un topo.

El Profesor dejó de contestar. Entonces Palermo se puso muy nervioso y rabioso golpeando todo lo que se encontraba. En ese momento, Viena salió del shock y se acercó a su novio.

-Martín, tiene que haber una explicación para esto. -Dijo Viena. -Tranquilo.

-Palermo, tú conoces este banco mejor que nadie. -Intervino Lisboa. -Dime que hay otra manera de salir de aquí.

Palermo miró a su novia. Ambos sabían la respuesta, pero era duro decirlo en alto. -Sin el oro estamos perdidos, Lisboa. -Contestó Palermo finalmente.

-Entonces estamos perdidos. -Reiteró Lisboa muy afectada.

Durante unos minutos no obtuvieron más respuesta del exterior del banco. Los tres estaban sentados en el suelo nerviosos intentando digerir todo lo que estaba pasando.

-Los camiones están vacíos. -Habló el Profesor finalmente. -Han vaciado 90 toneladas de oro en media hora. Esto no se improvisa, conocían el plan.

Ante esa última respuesta Palermo y Viena se volvieron a mirar. Ambos ya sabían quién era la persona responsable de esto.

-Entonces sólo puede haber sido una persona. -Contestó Palermo. -Y vos sabes perfectamente quién fue.

-No, no, no... -Respondió el Profesor nervioso. -Estaba al corriente del objetivo, pero no sabía ni cómo íbamos a sacar el oro, ni ningún detalle del plan... Tú mismo guardabas todo cada noche en la caja fuerte.

VIENA | LA CASA DE PAPEL |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora