Capítulo 48. Siempre te querré.

778 48 106
                                    


En el atraco (Banco de España)

-Así que eres toda una ladrona profesional. -Empezó a decir Tamayo. -No solamente robaste en la Fábrica el oro. También te gusta robar violines.

Viena rio ante ese comentario. -Soy ladrona profesional, estaría mal negarlo. -Empezó a comentar Viena. -Pero creo que está cometiendo un error: Yo no robé el violín. Yo solamente lo toqué en aquel concierto.

-Después de todo esto que has montado con el Profesor, ¿me quieres decir que tú no robaste el violín? -Preguntó el militar. -Te creía más inteligente.

-Y soy inteligente, no me subestime Tamayo. -Habló Viena. -La única vinculación que tengo con ese violín es que lo toqué en el concierto del Teatro Real. Después de dejarlo en la caja fuerte, acompañada de agentes de seguridad le recuerdo, no lo volví a ver. -Hizo una breve pausa. -Así está explicado en el interrogatorio que usted mismo me hizo, y es la realidad.

El militar se tensó. No soportaba ver a la atracadora hablar de esa forma tan segura y tan vacilona. Respiró profundamente para intentar tranquilizarse y seguir con el interrogatorio. -La realidad es que robar la reserva del oro era algo objetivamente imposible y mira dónde estamos ahora. -Volvió a hablar el militar. -Por tanto, tú robaste el violín.

La atracadora volvió a reír. -Objetivamente no se podía entrar en la Cámara, a menos que se tuviera un plan maestro. -Respondió. -Nosotros si teníamos uno, y a la vista está que ha funcionado. -Hizo una breve pausa.- Y la persona que robó el violín también ideó un gran plan. O es eso, o es que usted es tan inepto que no es consciente de cuando le roban en la cara. -Sonrió. -Y ya van dos veces que hace un gran ridículo internacional. Con lo del violín consiguió que nunca más se cediera un Stradivarius a España. Ahora con el oro, este país va a caer en quiebra.

Ante esa última respuesta, Tamayo no aguantó más y le pegó un golpe en la cara, consiguiendo que le saliera sangre del labio. Pese al dolor, Viena estaba feliz porque estaba consiguiendo su objetivo: el Coronel cada vez estaba más nervioso y controlaba menos la situación.

El militar por su parte volvió a intentar tranquilizarse. -Dejémonos de jueguecitos, ¿quieres? -Habló finalmente. -Seamos sinceros: el ejército ha tomado el Banco, estais todos esposados y es imposible que vayáis a salir de aquí. Dime donde está el oro y te prometo que te daré una nueva vida para ti y tu novio argentino.

-¿Y cómo está tan seguro de que quiero una nueva vida con mi novio?-Preguntó Viena. -No la voy a necesitar, porque yo voy a salir de aquí.

Entonces Tamayo volvió a dar otro golpe a la atracadora. Pero antes de que se pudiera recuperar, este la agarró del pelo obligando a que le mirara fijamente.

-Mira, hija de puta, se me está acabando la paciencia. -Empezó a decir el militar. - He intentado ir por las buenas, pero tú sigues queriendo jugar. -Hizo una breve pausa. -Asi que ahora vamos a empezar a ir por las malas. O me dices donde está el oro, y ya de pasó el violín, o empiezo a pegar tiros a tus amiguitos de la banda. Y el primero se lo daré a tu novio.

-La verdad es que no puedo decirle nada. -Dijo Viena con dificultad. -No sé dónde está ni el oro ni el violín. -Hizo una breve pausa. -Pero yo sí que quiero seguir de buenas, Coronel. Permítame un consejo: hable con el Profesor. Negocie con él. Y solo así puede que usted pueda ganar algo. Porque tenga por seguro que los atracadores vamos a ganar esta guerra.

Ante esa última respuesta el militar explotó. Tiró más fuerte del pelo de la atracadora para tirarla finalmente al suelo. Y allí, le arreó dos patadas en la zona de las costillas y el abdomen. Viena intentó ahogar un grito de dolor, pero no pudo. Después de eso se quedó tirada en el suelo, sin posibilidad de levantarse debido a que seguía teniendo las manos esposadas en la espalda.

VIENA | LA CASA DE PAPEL |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora