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"Una tarde con los Weasley"
El padre de Cedric los despertó cuando llevaban sólo unas pocas horas durmiendo. Usó la magia para desmontar las tiendas, y dejaron el cámping tan rápidamente como pudieron. Al pasar por al lado del señor Payne, que estaba a puerta de su casita, vieron que tenía un aspecto extraño, como de aturdimiento. El muggle los despidió con un vago "Feliz Navidad".
—Se recuperará —aseguró el señor Diggory en voz baja, de camino hacía el páramo—. A veces, cuando se modifica la memoria de alguien, al principio se siente desorientado... y es mucho lo que han tenido que hacerle olvidar.
Al acercarse al punto donde se hallaban los trasladores oyeron voces insistentes. Cuando llegaron vieron a Basil, el que estaba a cargo de los trasladores, rodeado de magos y brujas que exigían abandonar el cámping lo antes posible. El señor Diggory discutió también brevemente con Basil, y terminaron poniéndose en la cola. Antes de que saliera el sol cogieron un neumático viejo que los llevó a la colina de Stoatshead junto a los Weasley, Lirya quedo ir a la tarde a la casa de Ron. Con la luz del alba, regresaron por Ottery St. Catchpole hacia la casa de Cedric, hablando muy poco porque estaban cansados y no pensaban más que en el desayuno. Cuando doblaron el recodo del camino y la casa apareció a la vista, les llegó por el húmedo camino el eco de una persona que gritaba:
—¡Gracias a Dios, gracias a Dios!
La señora Diggory, que evidentemente los había estado aguardando en el jardín delantero, corrió hacia ellos, todavía calzada con las zapatillas que se ponía para salir de la cama, la cara pálida y tensa y un ejemplar estrujado de El Profeta en la mano.
Luego de que todos entraran a la cocina y empezaran a hacerse cada uno una taza de té el señor Diggory se puso a leer el Profeta el cual hablaba de las actividades que habían pasado en el mundial de quidditch, de repente, el padre de Cedric se levantó de la silla y se acercó a la salida
—Cariño, voy a tener que ir a la oficina. Habrá que hacer algo.
La señora Diggory parecía disgustada.
—¡Amos, te recuerdo que estás de vacaciones! Esto no tiene nada que ver con la oficina. ¿No se las pueden apañar sin ti?
—Tengo que ir —insistió—. Me pongo la túnica y me voy...
Luego Lirya vio la hora en el reloj de Living, había prometido a los chicos verse a esa hora, rápidamente se levantó y fue a cambiarse a la habitación de invitados, se hizo una media cola, se despidió de sus amigos y la señora Diggory y se acercó a la chimenea, agarro polvos Flu y se preparó.
—A la madriguera —dijo, para luego tirar los polvos Flu.
Una gran llamarada verde la cubrió y sintió un tirón en el estómago, vio a Cedric una última vez y de la nada estaba en otra casa. Una casa muy diferente a la de Cedric, estaba en la cocina, esta era pequeña y todo en ella estaba bastante apretujado. En el medio había una mesa de madera que se veía muy restregada, con sillas alrededor.
