-Chapter 13

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"Beauxbatons y Durmstrang"

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"Beauxbatons y Durmstrang"

Lirya se había quedado a dormir en el cuarto de Hermione luego de que Harry se fuera de esa manera, pero el solo pensamiento de que Harry se sienta culpable y de que su padre estaba volviendo no la dejo dormir en paz, logrando que se despierte más temprano de lo normal. Decidió salir de la habitación con mucho cuidado de no hacer ruido para no despertar a ninguna de las chicas. 

Al bajar la escalera vio una cabellera revoltosa y azabache sobre saliendo del sillón de terciopelo escarlata que había en la sala común y para Lirya no fue muy complicado descubrir de quien era. Lentamente se acercó al sillón y se sentó al lado de Harry.

—¿Qué haces Harry? —le pregunto Lirya, mirando lo que escribía.

—Una carta para Sirius —dijo sin más—. Lamento hacer que viniera.

Lirya lo miro estupefacta.

—¿Qué dices Harry? Nada de esto es tu culpa.

Harry solo bajo la mirada, arrepentido y triste, a Lirya no le gustaba verlo así, no le gustaba ver así a ninguno de sus amigos. Lirya rápidamente tomo lo que Harry estaba escribiendo y lo leyó.

Querido Sirius: 

 Creo que lo de que me dolía la cicatriz fue algo que me imaginé, nada más. Estaba medio dormido la última vez que te escribí. No tiene sentido que vengas, aquí todo va perfectamente. No te preocupes por mí, mi cabeza está bien. 

Todavía no la había firmado, así que no la había terminado, pero de todas maneras agarro la pluma puso Harry y empezó a caminar al retrato con Harry atrás.

—¿A dónde vas Ly? 

—No me parece bien que le mientas —fue sincera Lirya—. Pero si así vas a estar menos preocupado la mandaremos.

Los dos siguieron caminando, subieron las escaleras de castillo, que estaba sumido en el silencio (solo se retrasaron por Peeves, que intentó vaciar un jarrón grande encima de ellos, en medio del corredor del cuarto piso), y finalmente llegaron a la lechucería, que está situada en la parte superior de la torre oeste.

La lechucería era un habitáculo circular con muros de piedra, bastante frío y con muchas corrientes de aire, puesto que ninguna de las ventanas tenía cristales. El suelo estaba completamente cubierto de paja, excrementos de lechuza y huesos regurgitados de ratones y campañoles. Sobre las perchas, fijadas a largos palos que llegaban hasta el techo de la torre, descansaban cientos y cientos de lechuzas de todas las razas imaginables, casi todas dormidas, aunque Harry podía distinguir aquí y allá algún ojo ambarino fijo en él. Vio a Hedwig acurrucada entre una lechuza común y un cárabo, y se fue aprisa hacia ella, resbalando un poco en los excrementos esparcidos por el suelo. 

 Les costó bastante rato persuadirla de que abriera los ojos y, luego, de que los dirigiera hacia ellos en vez de caminar de un lado a otro de la percha arrastrando las garras y dándole la espalda. Evidentemente, seguía dolida por la falta de gratitud mostrada por Harry la noche anterior. Al final, Harry sugirió en voz alta que tal vez estuviera demasiado cansada y que sería mejor pedirle a Ron que le prestara a Pigwidgeon, y fue entonces cuando Hedwig levantó la pata para que le atara la carta. 

Lirya Black || H. PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora