CAPÍTULO 12

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—Vamos Po, ya falta poco. Comeremos cuando lleguemos al palacio. — le dijo Tigresa para motivar a su amigo a llegar más rápido a su destino.

Tal y como lo habían calculado, se encontraban entrando a las afueras del valle de la Paz cuando el sol ya se había ocultado.
Al llegar a la entrada del pueblo fueron detenidos por un par de ovejas que montaban guardia con una especie de lanzas:

—Lo siento maestros, deben esperar en las afueras del pueblo por dos semanas antes poder ingresar. — les explico uno de los guardias.

—¿Qué? ¿De qué hablas? somos el guerrero dragón y la maestra Tigresa, ¿Por que debemos esperar? — preguntó Po a la oveja

— Escucha, necesitamos llegar al palacio de Jade ahora mismo. ¿Podrías dejarnos pasar? — habló tigresa igual de extrañada que Po.

—Lo siento maestros, son órdenes directas del maestro Shifu y de los 5 furiosos; todo aquel que haya estado fuera del pueblo a su regreso deberá esperar dos semanas antes de poder ingresar. — les explicó el otro guardia.

—¿Qué? — dijeron ambos guerreros al unísono. Luego Po habló:

— ¿Entonces puedes buscar al maestro Shifu o alguno de los 5 furiosos que están en el Palacio y decirle que volvimos? Es urgente. —

La oveja salió a buscar a Zeng el mensajero, quien se encontraba en el restaurante del Sr. Ping.
Le pasó el mensaje de que los maestros estaban de regreso esperándo en las afueras del valle y Zeng salió volando hacia el palacio de Jade para ir a informarle al maestro Shifu.

—Maestro, el Guerrero Dragón y la Maestra Tigresa volvieron, están en el cerco a las afueras del valle — dijo agitado Zeng

—Cierto, el cerco. No les permitirán pasar — dijo Shifu levantándose de su posición de meditación para ir a buscar a sus alumnos.

Al llegar al lugar en el que los guerreros esperaban, pidió a los guardias que lo dejaran a solas con ellos.

—Maestro Shifu, ¿que sucede? — preguntó Po cuando los vigilantes se alejaron.

—Antes de que les explique díganme, ¿cruzaron por algún otro pueblo de regreso? —

—No, el viaje fue directo entre el valle y la aldea de los pandas — respondió tigresa.

—¿Que tanto contacto tuvieron con los enfermos? — preguntó Shifu

—Estuvimos en el hospital de la aldea, pero mi padre nos proporcionó ropa especial para protegernos antes de entrar; estuvimos completamente protegidos en todo momento — respondió Po — Maestro, ¿que sucede?

— ¿Están completamente seguros de que estaban protegidos? — volvió a insistir Shifu con mirada seria.

—Si maestro, el padre de Po y la doctora de la aldea dijeron que lo más peligroso en los enfermos es el sudor ocasionado por la fiebre. No tocamos a ninguno — respondió Tigresa al cuestionamiento de su maestro.

—Bien, entonces vayamos al palacio. — les dijo Shifu dejándolos seguir al interior de la aldea—  Ambos se darán un baño, solo para ser precavidos, luego los veré en el salón de los héroes para hablar sobre lo que averiguaron en la aldea de los pandas.—

Tigresa y Po se miraron entre ellos aún sin entender que era lo que pasaba.

—Disculpe la insistencia maestro, pero ¿que es todo esto? — preguntó confundida Tigresa mientras caminaba detrás de shifu — ¿Por qué no nos permitieron entrar al pueblo, y que es eso de las 2 semanas de espera?

—La noche en que se fueron, vivora regresó unas horas después de su partida... —Shifu les contó lo que víbora había visto en el pueblo de sus padres, les habló sobre el cementerio y la advertencia que su padre le había hecho sobre evitar cruzar por pueblos grandes.

Sorpresas entre guerrerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora