CAPÍTULO 19

570 45 27
                                    

Cuchilla guardo silencio haciendo una expresión de desconcierto ante lo que Tigresa había dicho.

—Me refieró a que limpié esa habitación porque le prometí a Po que lo ayudaría, no hiba a permitir que MI AMIGO pasara una noche más fuera del lugar que es de él — objetó Tigresa con severidad —, así que escucha con atención porque solo lo diré una vez: No me interesa si entre tu y Po es costumbre tratarse con arrogancia y como si fueran basura; si no empiezas a respetar a Po como el guerrero qué es, yo misma me encargaré de que la pelea de esta tarde sea solamente un inocente juego de niños —

La maestra se dio la vuelta y siguio su camino antes de que LUTHERA pudiera responder ante lo que acababa de decirle.

A la mañana siguiente, con el sonar del Gong todos los guerreros se levantaron y estuvieron listos para el saludo matutino acostumbrado.
Al salir al pasillo pudieron notar que Po no se encontraba con ellos.

—Buenos días a todos -los saludo Shifu —El maestro Po ya se encuentra en el salón de entrenamiento esperando por ustedes, así que dense prisa.

Los guerreros asintieron y se dirigieron hacia el lugar en donde el guerrero dragón los esperaba.

—¿Alguien ha visto a Luthera? — preguntó Víbora cuando se disponían a ir hacia el salón de entrenamiento.

—Creí que estaba en su habitación — respondió Mono

—Talvez fue a dar un paseo por los jardines del palacio - añadió grulla.— Demonos prisa, Po ya debe estar esperándonos.

Los 5 furiosos retomaron su andar. Grulla espero a que todos hubieran avanzado para tomar a Tigresa del hombro:

—Ayer no pude agradecerte por distraer a los chicos —

— Descuida —

—Tigresa ¿está todo bien entre tu y la amiga de Po? —

—¿Porque serían diferentes las cosas? —

—Es solo que ayer cuando volví a las barracas me pareció escuchar que ustedes dos estaban conversando en el corredor... —

Tigresa se detuvó.

—¿Qué tantó escuchaste? — cuestionó la felina.

—Me pareció escuchar que ella se disculpaba contigo y bueno, luego... —

Tigresa dejó escapara un ligero suspiro mientras pensaba como abordaria el tema con Grulla. ¿Como justificaría aquella advertencia a la caballero siendo que ella misma había sido la primera en decir que no les correspondía intervenir entre Luthera y Po mientras a él no se mostrará molesto ante la actitud de su amiga?
Por un instante Tigresa empezó a sospechar que Grulla sabía de sus sentimientos hacia el panda pero pronto descartó esa idea pues había sido muy prudente en su actuar (o al menos eso creía ella) y salvo por la conversación que el había escuchado la noche anterior, no tenía más razones para sospechar de ella.

—Alguien tenía que decírselo, además si les dices a los demás sobre lo que escuchaste, Mono y Mantis serán los primeros en saber sobre tu visita de ayer —

—Es un poco brusco ese trato, pero acepto — respondió Grulla un poco asustado por el tono intimidante qué tigresa había usado.

Ambos sabían que Mono y Mantis no perdían la oportunidad para molestar y hacer bromas respecto a las vidas amorosas de sus amigos, era algo que Grulla y Tigresa tenían en común; no les agradaban los comentarios sugestivos que solían hacer durante los entrenamientos o los almuerzos.

—Aunque a decir verdad no pensaba hacerlo — añadió Grulla después de su respuesta.

Ambos siguieron su camino hasta que al llegar a las puertas del patio de entrenamiento, vieron que a la distancia se encontraba Cuchilla entrenando completamente sola sus movimientos con la espada mientras lanzaba gritos furicos al aire.

Sorpresas entre guerrerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora