Sorpresas entre guerreros

CAPÍTULO 37

Bosque a las afueras de Cantón, Actualidad

Las descripciones del capitán Zhi Jun respecto a las dificultades que enfrentarían en el camino habían sido exactas; el bote de remos los había adentrado tan profundo como la espesa vegetación del manglar lo había permitido. Después de eso, haciendo uso de sus propios medios los guerreros lograron llegar hasta los humedales.

A partir de ese momento la distancia entre Po y Tigresa se había pasado de ser una aparente desconexión emocional a convertirse en un hecho físico: la felina se había mantenido viajando al frente del grupo la mayor parte del tiempo, no sólo para liderar el camino y poder prevenirles de los peligros que surgieran, sino también como una forma de huir de los confusos sentimientos que, derivados de las reacciones de ambos después de aquel beso, no deseaba enfrentar. Al menos no en presencia del resto de su equipo.

Al final del grupo, Po se había mantenido con una actitud silenciosa que trataba de ocultar su estado desanimado y ofuscado por aquella última respuesta evasiva de Tigresa cuando había intentado hablar con ella por primera vez después de aquel beso.

Sin muchos cambios en la dinámica entre ambos, ahora el grupo se encontraba acampando en la periferia del bosque a las afueras de Cantón; les había tomado en realidad poco más de día y medio llegar hasta ese punto, por lo que aprovechaban esa última noche (y en realidad últimas horas) antes de que fuera hora de seguir hacia la ciudad para ir directo por su objetivo.

—¿Qué me dices tú amigo? — le cuestionó Mono a Finley en medio de la charla que tenía lugar en medio de la noche —Parece que estas como nuevo.

—De hecho lo estoy — respondió el león con alegría mientras demostraba la mejoría de su pierna moviéndose sin ningún tipo de dolor

—¡Qué bien! entonces eso significa que podrás ayudarlos a entrar en la casa de Heng ¿No es así? — añadió Víbora .

—Así es — respondió él aludido, orgulloso de poder participar del plan — aunque sin mi armadura será algo más complicado que crean que pertenezco a la guardia sajona. Luth, ¿tienes alguna idea?

Mientras los chicos conversaban de forma amena, Tigresa se mantenía distante de ellos, meditando, tratando de encontrar de nuevo algo de claridad mental y control, pues sabía que ambos le serían necesarios durante la siguiente fase de la misión.

El guerrero dragón también luchaba internamente por hallar una respuesta clara a aquel primer intento de conversar sobre el beso sucedido; necesitaba la paz que solo obtendría después de aclarar las cosas con Tigresa, pues a juicio del panda, por la actitud reticente que ella había mantenido hasta ahora era claro que la única manera de remediarlo era tratando de disculparse. Necesitaba hablar con ella.

Al ver que los chicos se mantenían ocupados en la conversación, decidió intentar un segundo acercamiento:

—Tigresa... — en cuanto escuchó su nombre en voz del guerrero dragón, los nervios volvieron a hacerse presentes en ella. Al ver que Po había tomaba lugar sentándose al lado de ella, fue como si sus pensamientos se bloquearan por un segundo —No tienes que decir nada, solo... quiero que sepas que nunca fue mi intención incomodarte o molestar de ninguna manera.

—Po...

—Entenderé si después de hoy tú... no quieres volver a saber de mí, pero tenía que decírtelo: lo que pasó, fue completamente sincero.

Tigresa sabía que Po también libraba su propia lucha interna. Y sabía perfectamente que en gran parte, ella era responsable del estado de confusión en el que se encontraba. Conocía bien a Po: en su condición, era solo cuestión de llegar al campo de batalla para que los estragos de aquel conflicto entre ambos perturbara su desempeño en la misión. Tenía que hacer algo, ¿pero como? ella se encontraba igual de contrariada por sus propios sentimientos; aunque deseaba con todas sus fuerzas decirle que ella también lo amaba, las palabras que Po ahora necesitaba escuchar, no lograban encontrar siquiera camino para llegar al exterior.