Tigresa al ver lo que el gato planeaba hacer reaccionó propinandole una fuerte patada lateral qué lo envío varios metros lejos de donde se encontraba arrodillado.
—Vuelve a intentar algo como eso y te juro que no podrás usar la boca para masticar en una buena temporada — le dijó la maestra después de acercarse y sujetarlo de la pequeña trenza que usaba en su barba para darle una última advertencia.
Después de que Tigresa se fuera, Finley se quedó en el suelo muy sorprendido sobando su rostro y pecho en el lugar donde lo había golpeado. Aquella chica si qué era fuerte.
A pesar de la advertencia qué le había dado, no se daría por vencido tan fácilmente; ahora más que nunca estába decidido a conseguir la atención de aquella hermosa Tigresa.
Había entendido que lo que le había dicho Cuchilla el día anterior era verdad: la personalidad de Tigresa no se acercaba ni un poco a la de sus anteriores conquistas, era mucho más fuerte en todos los sentidos, completamente segura de si misma, independiente y audaz.
Después de aquella interacción, algo había cambiado para Finley en la forma de ver a Tigresa; ya no solamente existía ese interés superficial en ella sino que esta vez de verdad quería conocerla. Había logrado despertar en él un mar de nuevas sensaciones ¿Amor?
No se daría por vencido. Tenía que intentar conquistarla, ya no por aquella apuesta si no porque de verdad quería tener algo con ella. ¿Pero como? Todas las técnicas que él conocía caían siempre en el mismo canal: utilizar palabras rebuscadas para endulzarles el oído a las chicas, comentarios adulando su belleza y darles miradas seductoras. Nunca había tenido que esforzarse mucho en realidad, la mayor parte del trabajo solía dejársela a su apariencia física (las chicas solían amar a los caballeros de complexión musculosa y atractivos), pero a Tigresa estaba claro que ninguna de esas cosas le importaban.
Tendría que intentar algo completamente nuevo: TRATAR DE SER ÉL MISMO.--------------------------------------------------
Puerto de Cantón
-Buen día señor - saludó un pequeño conejo en un improvisado despacho.
—Hola Shu, ¿Como va el negocio está semana? — preguntó Heng al entrar y dejar caer un bolso con monedas en la mesa.
—De maravilla señor, recibió un enorme pedido de exportación qué deberán surtir antes de la próxima luna llena — explicó el conejo viendo las notas de su pequeña libreta.
—Bien, ¿Algúna noticia del norte? — preguntó el cerdo de voz rasposa y desafinada acomodándose en su silla.
—Ayer llegó esta carta para usted — sacó de entre sus ropas con algo de torpeza un pequeño sobre que le entregó a Heng.
—Puedes irte Shu— respondió Heng al recibir al sobre — Busca a mis hermanos y diles que necesito hablar un par de asuntos con ellos esta tarde. Y asegúrate de cerrar bien la puerta al salir —
Aquella oficina ubicada en el segundo nivel de la construcción estaba apartada del resto de la casa y conectada a esta por un unico pasillo qué aseguraba una única vía de acceso para todo aquel que quisiera ver a los líderes del negocio, por lo que al inicio y final de dicho corredor, siempre había un par de guardias apostados cuando Heng o alguno de sus hermanos se encontraban en el improvisado despacho.
—Señor — el lobo qué había interrogado al señor Duyi entró en la oficina — Tal parecere qué todo fue una falsa alarma, no hay ningún rastro de esos maestros de Kung fu —
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Sorpresas entre guerreros
FanficPo ha regresado al palacio de Jade después de salvar al mundo junto a la Cuchilla Errante. De vuelta en el valle de la Paz, situaciones empiezan a salir a la luz entre él y Tigresa que eran ignoradas por ellos mismos. Nuevos problemas azotaran a Ch...