CAPÍTULO 33

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Gongmen, Actualidad.

A la mañana siguiente, tal y como Cuchilla lo había prometido, Finley fue capaz de dar un par de pasos con la ayuda de uno de los cerdos qué trabajaban en la enfermería. En presencia de uno de los maestros del consejo, algunos de los animales que trabajan ahí y del guerrero dragón, la prueba del compañero de Cuchilla consistió en caminar con las mínimas dificultades a través de uno de los patios del palacio.

Aunque su andar claudicante era suficiente para entender que el león necesitaba unos cuantos días más para sanar completamente, su determinación por seguir adelante dio fe del coraje que los caballeros de Inglaterra tenían.

—No tan rápido galán— lo detuvo de nuevo la adivina cuando Finley intentó caminar por el patio donde se encontraban, sin ayuda o alguna clase de apoyo para demostrar su fortaleza haciendo las maniobras de sus entrenamientos.

—Oh, señora es usted, déjeme decirle que realmente hace maravillas con esas agujas — respondió volviéndose hacia la mujer y caminando en dirección a ella dando pequeños pasos y ocasionales brincos sobre su pie bueno. — Además de esta pierna, estoy casi seguro de que me encuentro mucho mejor de lo que estaba antes de venir a China — añadió levantando a la cabra en brazos por los aires con alegría.

Fuera del palacio, Tigresa se encontraba reunida con Víbora y el maestro Buey en el puerto para resolver los últimos detalles sobre la embarcación que los llevaría hasta Cantón:

—Preparamos este bello junk ¹ para ustedes — dijo el jefe de la policía al llegar frente al imponente navío de velas rojas que eran cambiadas por algunos trabajadores por otras de un color más sencillo. Los cañones que sobresalían desde la cubierta y las troneras hacían imposible disimular el aspecto de guerra del barco.

—No le parece qué es un poco ... ¿Llamativo? — preguntó el maestro Buey.

—Es solo cuestión de ocultar los cañones. Lo disfrazaremos bien para que entre a Canton como un barco mercante más — respondió un alcatraz que había aterrizado repentinamente frente a ellos luego de saltar desde el mástil — Soy el capitán Zhí Jun. Será un honor acompañarlos durante su viaje, maestras. —añadió con una reverencia respetuosa que Tigresa y Víbora correspondieron de la misma forma.

—Capitán Zhí Jun, me temo que debe haber una confusión — habló Víbora — Sucede que necesitamos una nave que logre pasar desapercibida entre los demás barcos mercantes.

—Entiendo bien qué mi nave sea algo vistosa, pero también sé que buscan llegar lo más pronto posible a su destino. Jamás llegarán a tiempo en una de esas pequeñas chalupas.

Sin decir ni una sola palabra, ambas maestras se miraron entre sí para después volverse hacia el maestro de la ciudad de Gongmen.

—Descuiden, están en manos profesionales. Mi tripulación se encargará de hacer qué este guerrero parezca tan viejo como mi bisabuelo — añadió riendo mientras le daba un par de palmadas al costado del barco.

Después de haber resuelto el tema de la embarcación, atravesaron la ciudad de regresó al palacio para reunirse con el resto del equipo, quienes se encontraban a la espera de que los trabajadores del lugar y el guerrero dragón regresaran con las piedras de transformación:

—¡Tigresa, Víbora! que bueno que regresaron — las recibió alegre Mono — ¿Que pasó con el barco?

—Aún están preparándolo. El capitán dice que estará listo al atardecer —respondió Tigresa antes de que Víbora preguntara:

—¿Qué están haciendo, chicos? —Víbora se acercó a ellos

—Po quiere practicar de nuevo con las piedras de transformación antes de partir —respondió Grulla.

Sorpresas entre guerrerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora