CAPÍTULO 8

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A la mañana siguiente la tormenta ya había terminado y el cielo volvía a estar despejado.
Un pequeño haz de luz entró por la ventana dando directo en la cara de Tigresa interrumpiendo su plácido sueño, por lo que abrió un poco los ojos sin ser muy consciente de donde había dormido.
Movío un poco su cuerpo para alejarse de aquellos molestos rayos de sol y volvió a cerrar los ojos para dormir un poco más, pues una cosa era segura para ella; esa había sido por mucho una de las mejores noches de sueño que había tenido,  por lo que se reuso a levantarse y a separarse de la firme y suave almohada que tenía...

«Espera, no traje ninguna almohada conmigo»

Abrió los ojos de inmediato al recordar los sucesos de la madrugada deseando que lo que había pensado que era una confortable almohada no fuera su maestro.

Separó la cabeza lentamente de aquella blanda superficie para poder incorporarse con cuidado . Al estar sentada pudo ver que esa "suave almohada" en la que había dormido tan agradablemente, se trataba nada más y nada menos que de uno de los brazos de Po, quien seguía durmiendo como una roca y no había notado a tigresa levantarse del sitio.

Una gran ola de vergüenza invadió a la felina quien salió del molino sin hacer ruido.
Se preguntó cómo era que había pasado la noche durmiendo al lado de Po, es decir, ella sabía porque, pero estaba confundida respecto a lo que sentía, pues nunca antes había experimentado esa tranquilidad y seguridad al dormir.
Recordó las cosas que había pensado en el Palacio de Jade el día anterior y por un momento la idea de que sus sentimientos hacia el panda pudieran adentrarse en terrenos más allá de una simple amistad volvió a cruzar por su mente y eso la asustó.

Ahora no sólo lidiaba con la idea de estar sintiendo algo más que amistad por Po, también sentía miedo por ese algo más y no lograba entender el porque.

Su carácter estoico, los años de preparación en las artes marciales y meditación le habían enseñado a calmar su espíritu en los momentos difíciles, así, sabía que empezar a meditar como lo hacía en el Palacio tomaría tiempo que necesitaban para llegar a la aldea de los pandas lo antes posible, por lo que optó por empezar a practicar Tai Chi y recordó las palabras que Yiyiro había dicho en el bosque años atrás cuando Po recién comenzaba su formación como Guerrero Dragón:

«Calma tu mente y tu espíritu la seguira»

En poco tiempo Tigresa recuperó la serenidad y recordó lo que había pensado la tarde anterior; cúales quiera que fueran sus sentimientos hacia Po, no tenían por qué ser malos.

Po despertó y se dio cuenta de que estaba solo en el molino por lo que se levantó para ir a buscar a Tigresa.
No tuvo que ir muy lejos para encontrarla, ella estaba a unos metros del molino practicando Tai Chi.
A Po le pareció una buena idea acercarse para acompañarla en su rutina matutina.

—Buenos días Tigresa—le dijó sonriendo alegre como era su costumbre.

Tigresa se sobresalto un poco al escuchar la voz de Po, pues creía que este seguía durmiendo.

—Buenos días, pensé que aún no despertabas—

—¿Puedo acompañarte? — pregunto Po mientras imitaba la pose que se encontraba ejecutando Tigresa.

—Claro—

Se coloco junto a ellá y en poco tiempo ambos se coordinaron en la ejecución de la rutina de mientras seguían conversando;

—Entonces, ¿habías escuchado antes sobre el arbusto Qianlong?—preguntó Po

Tigresa se sorprendió de que no tocara el tema de que ella hubiera dormido en su brazo, tal parecía que no lo había notado. Eso le dio algo de calma por lo que respondió naturalmente:

Sorpresas entre guerrerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora