CAPÍTULO 32

425 41 6
                                    

Ciudad de Gongmen, Actualidad

—La niebla del pasado se levantará y tendrás las respuestas que buscas, pero todo lo que has conocido será puesto a prueba —pronunció la adivina.

—Espere ¿Qué?

—Antes de que marches hacia donde el cielo reina en el horizonte, estarás al lado de quien siempre ha visto la verdadera pureza de tu ser...

La primera figura de humo se desvaneció dando lugar a una especie de dragón qué las delgadas líneas de humo dibujaban danzantes en el aire. Después de que aquel dragón se envolviera sobre sí mismo formando el símbolo del Ying y el Yang, se desvaneció por una corriente de viento que fue lo suficientemente fuerte para apagar las velas qué iluminaban la habitación.

A pesar de la penumbra qué envolvía el lugar, el brillo en los ojos de Tigresa era suficiente para que la adivina pudiera notar los cambios en su expresión.

—No es lo que esperabas escuchar, ¿cierto? —

—Yo... — El balbuceo de la felina era un claro signo del estado de confusión en el que ahora se encontraba. Al no saber qué responder, Tigresa se limitó a evadir la mirada de su interlocutora para dejar ir una bocanada de aire —¿Quienes eran? — preguntó por fin

—Imaginaba que serías tú quien lo sabría...

—Jamás los había visto. No conozco a ninguno de ellos

—¿A ninguno? — inquirió la cabra haciendo una clara referencia a la figura de Tigresa qué se había formado en el centro del humo.

—Ya debo irme — respondió sin más la felina después de unos cuantos segundos de silencio.

Al momento de levantarse y dirigirse hacia la puerta, la adivina la detuvo con un simple comentario:

—Huir no suele ser la mejor forma de encontrar respuestas pero es bueno que te des un tiempo para entenderte a ti misma.

Aunque Tigresa se mantuvo inmóvil en el umbral de la puerta, escuchó las últimas palabras de la adivina dándole la espalda.

— Buenas noches — pronunció la maestra antes de abandonar el sitio.

Al salir de aquel lugar, en el camino de vuelta a su habitación volvió a encontrarse con el mismo retrato del maestro Rino Ciclón y su padre. La fría luz de la luna entraba por los balcones iluminando el corredor creando un aura tan hermética que la obligaron a detenerse frente al cuadro para estudiar de nuevo las facciones del padre del antiguo tutor de Gongmen. Cuando momentos antes había visto por primera vez aquel retrato, creyó que su curiosidad terminaría al reconocer a la persona que acompañaba al maestro Rino, sin embargo, de nueva cuenta aparecía esa sensación de familiaridad al ver al mayor de los rinocerontes.

Ahora era como si una parte de Tigresa tuviera la certeza de que en alguna parte de su memoria existiera un recuerdo en el que le veía fugazmente.

—------------------------------------------------

Ciudad Prohibida en Pekín, 35 años antes del presente.

—Por favor, necesito que convoque al consejo a una reunión en el palacio de la Suprema Armonía esta misma tarde— habló Zhiqiang dirigiéndose a la gacela que se encontraba delante de su mesa

—¿Cuál será el motivo de la reunión alteza?

—Una importante noticia para el futuro del imperio

El tono en la voz del emperador hizo entender a la gacela que no obtendría más detalles para llevar a los miembros del consejo. Se limitó a asentir con una reverencia para proceder a retirarse.

Sorpresas entre guerrerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora