Quackity está muy interesado en el mejor amigo de su hermanastro, incluso, le ha llegado a coquetear.
Pero aquel chico siempre ignora sus coqueteos o se ríe de ellos tomándolo como broma.
¿Por qué parece que todos están en su contra? ¿Por qué no pue...
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El castaño terminó de ponerse su playera color carbón y salió de su recamara junto con su pequeña canasta de ropa, en la cual, se encontraba el uniforme de su escuela y su ropa deportiva que usaba en todas sus prácticas.
Bajó con cuidado las escaleras y luego se dirigió al cuarto de lavado, separó las prendas blancas de las prendas de color y metió ambas en una lavadora distinta, puso una cantidad de agua considerable para el pequeño montón de ropa, luego agregó detergente y después los aparatos hicieron lo suyo.
Luzu salió del cuarto de lavado para dirigirse a la cocina, recientemente llegaba de la escuela y tenía apetito, también tendría la visita de un compañero de su clase para hacer la actividad encargada por su profesor, así que decidió preparar algunos bocadillos antes de comenzar con su tarea.
Sacó algunos ingredientes de la nevera, al igual que sacó una jarra de cristal que contenía jugo de naranja, sacó algunas cosas de su alacena y puso música mientras preparaba lo que tenía en mente.
Su perro entró a la cocina y se acercó a su plato con comida para alimentarse.
–Hoy tendremos visitas, calamardo –dijo el castaño mientras continuaba en lo suyo.
El perro continuaba en lo suyo.
–Así que portate bien, no quiero que suceda como la última vez que Auron vino a la casa... –reprimió sus ganas de soltar una carcajada al recordar la divertida escena que había presenciado hace unas semanas.
El perro no entendía lo que decía su dueño, pero no parecía importarle, estaba más concentrado en su comida mientras su esponjosa cola se agitaba alegremente.
El de mirada carmín sonrió levemente y continuó preparando sus bocadillos.
Beni no tardaría en llegar...
Y hablando de él, se encontraba caminando a la casa del director, con una expresión seria en su rostro y un alegre azabache acompañándolo, se podría decir que caminaba mientras daba algunos tiernos brincos.
Estaba feliz, jamás había entrado a la casa de Luzu, siempre escuchaba con envida las veces que Samuel presumía de pasar el rato con el hijo del director.
"Estuve en casa de Luzu.."
"No, gracias, Laura. Luzu me invitó a cenar en su casa."
"Luzu y yo estuvimos jugando videojuegos toda la tarde en su casa."
"La cama de Luzu es muy cómoda, me quedé dormido, lo siento."
"Quedé en ver a Luzu en su casa, voy tarde."
Esas y más frases se sabía de memoria el azabache, de las cuales, muchas veces le preguntó a Vegetta que si podía acompañarlo.
