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Puso la revista sobre el escritorio de su progenitor, éste levantó la cara y se encontró con los ojos marrones de su primogénito, sus ojos destellaban de enojo puro

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Puso la revista sobre el escritorio de su progenitor, éste levantó la cara y se encontró con los ojos marrones de su primogénito, sus ojos destellaban de enojo puro.

–¿Qué chingados es esto? –preguntó enfadado.

El mayor agarró la revista que su hijo había comprado y no pudo evitar sonreir al ver la portada, en aquella fotografía se encontraba su primogénito en compañía de su novio, ambos bailando en aquella fiesta que él organizó para firmar una asociación con el padre de aquel otro muchacho de cabello castaño.

Tú y tu novio son una pareja muy tierna, Alex –sonrió de forma arrogante.

–¿Me comprometiste? ¿Quien te creés que eres? –preguntó indignado.

–No te comprometí, Alexis, no exageres –puso los ojos en blanco– Simplemente investigué que tu novio no afectara nuestra imagen pública y terminé averiguando que tu novio es el hijo mayor de un hombre muy importante en el país... Hablé con su padre, llegamos a un acuerdo y ahora somos socios –entrelazó sus dedos y las colocó sobre su escritorio.

–¿Y Wilbur y yo que tenemos que ver con eso? –cuestionó un poco más calmado.

–Actualmente, el tipo de relaciones como las de ustedes... Es algo que llama mucha atención, pero para bien –sonrió gustoso– En pocas palabras, es publicidad, Alexis.

El menor frunció el ceño– ¿Publicidad? No soy un pinche animalito de circo para usarme como tu puta estrategia de publicidad, soy tu hijo –golpeó el escritorio con ambos puños.

–Pues... Para que lo sepas, mis ingresos han aumentado junto a los de Sam desde que lo tuyo con Wilbur se hizo público –sonrió orgulloso.

–Te estas beneficiando de mi noviazgo... Y no lo voy a permitir –dijo firme.

–Yo no me rehusé a que mi único heredero fuera gay –dijo un tanto desinteresado del enfado de su hijo.

Los labios del menor se abrieron para decir algo, pero segundos después, se apretaron y el chico bajó la mirada.

–Creí que usted había aceptado mi relación porque me quiere, porque quería que yo fuera feliz... Pero... –sus marrones se encontraron los de su padre– Usted solo aceptó porque se vio beneficiado.

–Si, así fue –admitió un tanto desinteresado en los reclamos de su hijo.

–¡Y lo peor es que no le importa! Jamás te ha importado el como yo me siento! –reclamó mientras se aguantaba las ganas de llorar.

–¡Hey! Conmigo no utilices ese volumen de voz –frunció el ceño– Soy tu padre.

–¡Eres el peor padre del puto mundo! –gritó al borde de las lágrimas y salió inmediatamente de aquella oficina.

¿𝑃𝑜𝑟 𝑄𝑢𝑒́ 𝑌𝑜 𝑁𝑜? ༒︎ℒ𝓊𝒸𝓀𝒾𝓉𝓎ت︎༒︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora