Quackity está muy interesado en el mejor amigo de su hermanastro, incluso, le ha llegado a coquetear.
Pero aquel chico siempre ignora sus coqueteos o se ríe de ellos tomándolo como broma.
¿Por qué parece que todos están en su contra? ¿Por qué no pue...
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Miraba como aquel cabello castaño se sacudía siempre que el chico corría o daba un giro para despistar al jugador del "equipo contrario", sentía cosquillas en el pecho y sus propios ojos brillaban al ver como el chico de mirada carmín sonreía victorioso cada vez que lograba meter el balón en aquel circulo.
Sentía orgullo por su chico al mismo tiempo que sentía celos por su hermanastro, quien era el capitán del equipo y siempre era el primero en felicitar al castaño, pasando su brazo por encima de los hombros del ojirubí y sacudiendo aquella melena que poseía su mejor amigo, la cual también estaba un poco sudorosa.
Habían pasado tres días después de lo ocurrido en la casa del hijo del director, desde entonces, Luzu había adaptado un comportamiento extraño con el mexicano, sólo lo saludaba cuando se encontraban y luego se iba a cualquier parte de la escuela, Quackity le sonreía y hablaba con tanta emoción como siempre, pero Luzu solo sonreía levemente para después irse del mismo lugar donde se encontraba el azabache.
Por alguna extraña razón... Luzu lo estaba evitando y eso le molestaba a Quackity tanto como le dolía. Pero ahí se encontraba, una vez más observando al castaño durante su entrenamiento de baloncesto, fingiendo que esa indiferencia de Luzu hacia él... No existía.
Fingía restarle importancia a la cantidad de personas que le habían coqueteado a su chico durante esos tres días, Quackity era un chico muy impulsivo, claro que las ganas de empujar a esas personas y alejarlas de Luzu, no habían faltado pero siempre se resistía o sus propios amigos lo distraían.
» Te enamorarás de mí. Lo sé. Y cuando eso pase... No vas a querer a nadie que no sea yo.
Lo puedo apostar. «
Soltó un suspiro al ver que el equipo contrario había logrado meter el balón en la canasta, observó como Luzu se dirigía a una posición de la cancha de baloncesto e inevitablemente se mordió el labio inferior al ver como el castaño agitaba su cabello con su mano izquierda, logrando despeianarse más de lo que se encontraba momentos antes.
–Hola, Quack –saludó un sonriente chico de piel oscura.
El mexicano desvió su mirada del castaño al reconocer la voz de quien lo había llamado, y sonrió al encontrarse con su amigo extranjero.
Shadoune, el francés.
–Hola –sonrió amablemente y se acomodó sobre su asiento para hablar con el extranjero.
–No sabía que te gusta el baloncesto... ¿Te interesa entrar en el equipo? –preguntó curioso.
El mexicano se encogió de hombros –Estoy esperando a que Vegetta termine para que vayamos a casa –mintió.
Por una parte era cierto, estaba esperando a que Samuel terminará su entrenamiento para poder irse juntos a casa, pero no estaba obligado a esperarlo, normalmente Quackity tomaba el autobús que lo dejaba a unas calles de su actual domicilio, pero desde que comenzó a sospechar que el de ojos violetas podría estar enamorado del hijo del director, adoptó una manía por regresar a casa juntos.