Quackity está muy interesado en el mejor amigo de su hermanastro, incluso, le ha llegado a coquetear.
Pero aquel chico siempre ignora sus coqueteos o se ríe de ellos tomándolo como broma.
¿Por qué parece que todos están en su contra? ¿Por qué no pue...
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El azabache miraba su alrededor pero, no reconocía ese lugar, era un tanto extraño pero se veía bastante tranquilo, no era una ciudad como en la que actualmente vivía o como cualquier otra, era más bien un... ¿Pueblo? ¿Rancho? ¿Terreno baldío?
No estaba seguro pero era un lugar que extrañamente le gustaba, su corazón palpitaba de una forma acelerada y no entendía el porqué, primero se encontraba en un lugar oscuro, y ahora, aparecia en ese lugar extraño, no había otra persona, solo él.
El silencio que le rodeaba era demasiado ensordecedor hasta que escuchó la voz de su hermanastro, al principio escuchaba murmuros inentendibles pero tal como avanzaba sin saber a dónde se dirigía, aquellos murmuros se volvían más altos, incluso parecían reclamos.
–no quiero que te acerques a él.
Fue lo primero que logró escuchar, frunció el ceño al visualizar a su hermanastro pero decidió acercarse un poco más para averiguar que ocurría y porque se encontraba en ese lugar.
–tú sólo has estado divirtiendote con el primero que se te ponga enfrente, Sapo Peta, Rubius.
El menor abrió la boca para responder o hacer una pregunta cuando estuvo frente a frente con ese azabache de ojos violetas pero ninguna palabra fue pronunciada, es como si no tuviera voz. Escaneó al azabache que era un poco más alto que él y se extrañó por la vestimenta que traía, normalmente ese no era su estilo. Samuel solía vestir entre casual y formal, era un estilo bastante atractivo para muchos.
–no dejaré que Luzu sufra por un chiquillo que no sabe lo que quiere.
Eso lo había ofendido demasiado, respondió pero no se escuchó, no tenía voz, continuaba reclamando pero no se escuchaba, aquello comenzaba a molestarle, no sabía que estaba pasando y eso lo estaba desesperando.
–Te quiero lejos de Luzu, Quackity –demandó el ojivioleta con una expresión seria en su rostro.
El menor abrió los ojos y al mismo tiempo, tomó asiento sobre su cama, su respiración estaba agitada, su frente tenía algunas gotas de sudor, su corazón latía como normalmente lo hacía al encontrarse con Luzu y su cuerpo temblaba como si estuviera asustado.
–¿Qué mierda fue eso? –preguntó confundido.
Se quitó las sábanas de encima, se puso sus pantuflas para luego salir de su habitación y dirigirse al baño que se encontraba en el pasillo, dentro de este, se ocupó de sus necesidades, al terminar, se lavó las manos, al igual que el rostro, quería limpiarse aquel sudor que su sueño le había provocado.
Se miró al espejo frente a él y rápidamente frunció el ceño al recordar los sucesos de su sueño, aquel azabache de ojos violetas le exigía alejarse de Luzu.
