Quackity está muy interesado en el mejor amigo de su hermanastro, incluso, le ha llegado a coquetear.
Pero aquel chico siempre ignora sus coqueteos o se ríe de ellos tomándolo como broma.
¿Por qué parece que todos están en su contra? ¿Por qué no pue...
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Viernes, para el azabache era como cualquier otro día, su rutina escolar se quedaba en pausa para comenzar con su rutina laboral que iniciaba cada fin de semana. Su mañana en el colegio fue poco interesante, quiso acercarse a su amigo Alejandro, quien estaba de cumpleaños, pero el pequeño azabache de ojos azules siempre estuvo rodeado de otras personas que lo conocían pero que él a ellos no.
De igual forma, si logró felicitarlo por su cumpleaños. Ahora se encontraba encargándose del aseo de su casa, ya había terminado de limpiar las habitaciones y el pasillo del primer piso, ahora se encargaría de la planta baja, cocina, comedor, sala y recibidor, ignorando la existencia del baño de visitas, eso ya tenía planeado encargarselo a su hermanastro, quien no se encontraba en la casa porque se estaba ocupando de sus propios asuntos.
La fuerte música se escuchaba por toda la casa, Quackity amaba escuchar música siempre que le tocaba hacer el aseo de su hogar, le daba libertad de hacerlo como él quisiera, a veces utilizaba el trapeador o la escoba como micrófono y se ponía a cantar, o lo usaba como pareja de baile, muchas veces su micrófono o compañero se había caído al suelo.
El menor estaba tan concentrado en sus movimientos y escenarios ficticios que creaba con ayuda de la música, que no se dió cuenta cuando la puerta principal fue abierta, Samuel miró unos segundos a su hermanastro por el rabillo del ojo, sonrió divertido y subió las escaleras para dirigirse a su habitación a tomar algo que necesitaba. Mientras tanto, el chico que lo acompañaba cerró la puerta detrás de él y miró al menor, el ojivioleta estaba acostumbrado a ver al mexicano bailar y cantar, a veces lo escuchaba durante la ducha, pero para Luzu, esta era la primera vez que veía a su chico bailar y cantar con tanta inspiración como ahora.
El castaño sonrió divertido y enternecido al mismo tiempo, se recargo en una pared esperando a su mejor amigo o esperando a que el menor se percatara de su presencia, lo cual no daba señales de que sucediera pronto, pues el chiquillo de ojos marrones movía las caderas y continuaba cantando aquella canción que su playlist había puesto de forma aleatoria.
-I'll a dance, dance, dance -dio algunos giros junto al trapeador que salpicó algunas gotas de agua- With my hands, hands, hands -sacudió rítmicamente sus hombros. (Yo bailaré, bailaré, bailaré. / Con mis manos, manos manos.)
Luzu estaba muy divertido y atraído con el baile del pequeño azabache, quería soltar una pequeña risita pero sabía que eso terminaría avergonzando a su bailarín y su show se terminaría, a lo cual, terminó mordiendo el labio inferior para reprimir sus ganas de reírse, al igual que se cruzó de brazos para continuar siendo espectador de aquella escena.
-Above my head, head, head -movió las caderas al ritmo de la canción. (Sobre mi cabeza, cabeza, cabeza.)
El chico de ojos violetas encontró con su cámara, sonrió emocionado y decidió salir de su habitación, bajó con cuidado las escaleras pero no se esperaba encontrar a su mejor amigo muy entretenido en algo o mejor dicho, alguien, desvió su atención hacia el mismo lugar donde los rubíes se enfocaban, así convirtiéndose en el nuevo espectador del mexicano, su sonrisa se borró de su cara al ver que los movimientos de su hermanastro eran lo que tenían al hijo del director tan entretenido.