Pag. 28

1.7K 206 32
                                    

El mexicano caminaba a su casa después de haber bajado del autobús, en el camino, se le atravesó una pequeña piedra y comenzó a patearla, hasta que está se perdió en el césped del pequeño jardín qué había frente a su hogar, le restó importancia a ...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El mexicano caminaba a su casa después de haber bajado del autobús, en el camino, se le atravesó una pequeña piedra y comenzó a patearla, hasta que está se perdió en el césped del pequeño jardín qué había frente a su hogar, le restó importancia a aquel objeto qué lo acompañó hace unos segundos y se dispuso a sacar sus llaves, pero no estaban en sus bolsillos delanteros del pantalón, tampoco en los traseros, ni en su sudadera, ni en las pequeñas bolsas con las que contaba su mochila.

Se arrodilló en el suelo para poder abrir su mochila y sacar todos sus cuadernos, algunos libros, los dulces que compraba en la cafetería del colegio, alguna qué otra basura que prefería meter a su mochila al no tener un cesto de basura cercano o porque no quería levantarse para tirar su basura.

Buscó y buscó pero no había nada, sus llaves no lo acompañaban ese día.

–Chingadamadre... –murmuró enfadado.

Sacó su teléfono del bolsillo delantero de su pantalón, quería llamarle a su mamá pero sabía que estaría trabajando, así que no le quedaba de otra más que marcar a su hermanastro, quizás esté en casa o quizás no, hoy no tenia práctica de baloncesto pero a veces se le daba a Samuel salir con su novio.

Hola Quackity! Que gusto que llames.

–Samuel... Olvidé mis llaves y no puedo entrar a la casa... ¿Puedes abrirme? –preguntó serio.

Hubo silencio por un par de segundos.

Llego en unos minutos, no tardo.

–Gracias –respondió serio y cortó la llamada.

Guardó su teléfono en el bolsillo de su pantalón y comenzó a meter todas su cosas en su mochila, incluyendo, su basura.

Tomó asiento sombre el pequeño escalón qué había en la entrada y miró el cielo durante unos segundos, una linda sonrisa se dibujó en su rostro cuando el chico recordó la vez que le había tirado el café a su chico, el cielo de aquel día era tan similar, muchas nubes de diferentes tamaños, el color azul tan lleno de color y el sol... Quackity no era fanático del calor o de los días soleados, pero ese día, el sol brillaba tanto.

Salió de sus pensamientos al escuchar un auto detenerse al frente de su hogar, después visualizó a su hermanastro salir del vehículo, el ojivioleta miró a su hermanito y sonrió levemente mientras agitaba su mano en movimientos suaves.

–Perdón por interrumpirte, Samuel –se disculpó el menor sin atreverse a mirar al ojivioleta.

El amante del morado negó haciendo ligeros movimientos de cabeza.

–No te preocupes, Quackity –sacó las llaves de su casa– De todas maneras tenía que recoger algunas cosas.

El menor aún no se atrevía a mirar a su hermanastro, se sentía incómodo y aunque sabía que necesitaba pedirle una disculpa, sus nervios no se lo permitían.

¿𝑃𝑜𝑟 𝑄𝑢𝑒́ 𝑌𝑜 𝑁𝑜? ༒︎ℒ𝓊𝒸𝓀𝒾𝓉𝓎ت︎༒︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora