Pag. 23

1.5K 217 87
                                    

El azabache se encontraba ayudando a la esposa de su padre a poner la mesa para comer, solo estaban ellos dos en casa, su padre estaba en su trabajo y su hermanastro aún no regresaba a casa pero no tenían nada de que preocuparse, pues Quackity le ...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El azabache se encontraba ayudando a la esposa de su padre a poner la mesa para comer, solo estaban ellos dos en casa, su padre estaba en su trabajo y su hermanastro aún no regresaba a casa pero no tenían nada de que preocuparse, pues Quackity le había informado a su madre que se encontraba con un amigo.

Estar al tanto de eso le alegraba mucho, eso significaba que su trato con Luzu estaba marchando como lo habían planeado.

Quackity se interesaría en alguien más y Luzu no le haría daño al niño que ahora ve como su hermano menor.

¿Sabes que ocurre con Quackity? –preguntó la mujer de cabello oscuro.

El ojivioleta levantó el rostro y miró atentamente a la esposa de su padre.

Ehh ¿no?... –arqueó una ceja– ¿Qué ocurre con Quackity o porque preguntas? –preguntó extrañado.

Ayer estuvo llorando... –el ojivioleta cambió su expresión confundida a una repleta de asombro– Le pregunté pero... Solo me dijo que lo dejara solo –soltó un suspiro– el domingo estaba tan feliz y haberlo escuchado llorar ayer... No entiendo porque a veces no me quiere contar lo que ocurre en su vida.

–A nuestra edad... Nos gusta la privacidad –comentó el azabache con una pequeña sonrisa.

Quisiera que Alex no sólo me viera como su madre, si no también como su mejor amiga –dijo antes de dirigirse a la cocina.

» ¿Estuvo llorando?

Será por... ¿Luzu? «

El corazón del ojivioleta comenzó a latir rápidamente al no tener una respuesta pero su ansiedad disminuyó al escuchar la puerta principal y poco después ver a su hermanastro, quien tenía una mirada triste hasta que se percató de su presencia, el menor intentó alejarse pero no lo consiguió, pues Samuel lo había llamado.

¿Qué pasa, Quackity? –preguntó preocupado.

¿De qué o qué? –respondió con otra pregunta sin atreverse a mirar a su hermanastro.

Has estado llorando... –mencionó el mayor intentando acercarse al mexicano.

El menor sentía las lágrimas inundar sus ojos y amenazando con brotarse de estos, no quería escuchar a Vegetta, no quería su compañía, no quería verlo, quería correr y abrazar su almohada.

Pero también quería disculparse.

¿Y? Son asuntos míos... –respondió con la voz más seria que logró hacer.

Quiero saber... –lo interrumpieron.

No seas chismoso, Samuel... –apretó los párpados al igual que apretaba sus propios puños.

¿𝑃𝑜𝑟 𝑄𝑢𝑒́ 𝑌𝑜 𝑁𝑜? ༒︎ℒ𝓊𝒸𝓀𝒾𝓉𝓎ت︎༒︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora