Cassia Litman Herederos Litman 4

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─¿Qué tal si antes de hacer a los bebes tomamos un café primero? – le propongo y él sonríe de lado.

Muy muy, guapo y sexy

─No me opongo a ellos, además ya tenemos una cita por lo que sé – me recuerda él.

─Si, cierto, tenemos abuelos que se consideran casamenteros – comento mientras niego – pero al menos nosotros tenemos el derecho de decidir el cómo y cuando, ¿verdad? – le preguntó.

─Si, creo que lo tenemos – me dice él.

─Cassia ya es momento de volver a la hacienda – me dice Yulia.

─¿Si estarás en la fiesta? – le pregunto.

─No planeaba hacerlo en realidad, pero si voy a tener la oportunidad de hablar contigo, iré – dice tomando mi mano para dejar un beso en ella – nos vemos allá – dice para después alejarse.

─¿Si piensas tener una relación con él? – me pregunta Yulia en el auto.

─No sé, no lo conozco lo suficiente para saberlo – contesto.

Axel parece un hombre bastante, agradable, pero lo mismo pensé de Diego y mira quien fue en realidad, por otro lado, el abuelo lo considera digno, así que le doy un poco del beneficio de la duda.

Llegamos a la hacienda y me alivia mucho ver que la decoración está hermosa y justo como Paula la quería, Amelia no se le ve nada contenta, pero no me importa, me alegra en realidad, la fiesta no era para ella de todas maneras.

Las personas encargadas de la comida hicieron una gran mesa de comida, es impresionante con el poco tiempo que tuvieron además, de que tiene varias parrillas listas con excelentes cortes de carne.

Ya en la fiesta saludo a personas que no había podido saludar en la iglesia, como a la madre de Paula.

─Así que tú y mi hijo van a salir – me dice ella.

─Si, así parece, espero que no le moleste – digo.

─Para nada, eres una muy buena chica, mi hija siempre lo ha dicho, lo que te hizo Damian no tiene perdón – dice ella en reproche ─¿usted también lo sabía? – pregunto.

Ya de todo eso ha pasado cierto tiempo, meses en realidad, pero aún es molesto saber que casi todo el mundo a mi alrededor sabia la verdad de mi matrimonio y yo no.

─Si, lo sabía, mi hija me lo contó – me dice ella.

─Y supongo que Axel también lo sabe – comento y ella asiente, en eso llegan los padres de Damian que me saludan un poco dudosos, yo no los trato diferentes a antes.

─De verdad, pensábamos que estarías tan molesta aún por lo que paso que ni siquiera nos hablarías – dice el padre de Damian.

─Es posible que cuando me entere esa hubiera sido mi reacción, pero ya el pasado, pasado, además ustedes, de cierto modo solo querían el bien para su hijo, pero él no deja de tomar malas decisiones – comento mirándolo por el rabillo del ojo que está con Amelia colgada de su brazo.

─Lamentablemente es así, pero aún no nos damos por vencidos, tenemos un haz bajo la manga y todo es gracias a tu abuelo – me dice la madre de Damian.

Quiero preguntarles que es eso en lo que mi abuelo les ha ayudado, pero soy llamada por Paula, para que le ayude con algo con las niñas, así que me excuso con ellos y voy con mi ahora, comadre.

─Vamos a tomar las fotos – me dice ella, con entusiasmo.

─¿Más fotos? – le pregunto, en la iglesia básicamente convirtió a su hermano en fotógrafo y ahora nos quiere seguir tomando más fotos.