Arreglé mi cabello una vez más frente al jodido espejo, y me pregunté si realmente estaba haciendo lo correcto.
Nunca he sido un hombre que se deja guiar por el culo pero esta vez existía algo más; algo que sin duda me hacía sentir curioso hacia él.
Por eso ahora estaba vestido y listo para ir a la iglesia después de una semana en la cuál no supe nada más de su persona.
— ¿Vas a algún lugar? — Taehyung recién despertaba y salía de su habitación con los ojos a medio abrir.
— Sí, tengo un compromiso. No volveré tan tarde.
— ¿Es con el sujeto de aquella vez? — sonrió cómplice y le devolví el gesto.
— Tal vez...
— Menos mal que no te gusta... — me dió una nalgada y se metió al baño.
— ¡No me gusta!
— ¡Lo que digas!
Bufé tomando mi bolso para finalmente salir y tomar un taxi hasta ese lugar al cual no pensé nunca entrar.
Por todo el camino fui pensando que no sería tan malo, solo iría a cumplir con mi palabra y no a volverme cura o algo así. Cuando el taxi se detuvo le pagué y me bajé.
Joder...
La puerta estaba abierta y varias personas entraban, con vestimentas elegantes y vestidos largos; yo por mi parte tenía un pantalón de vestir entallado y un suéter ancho.
Busqué con la mirada a Jungkook pero no lo ví, así que decidí entrar y sentarme en una silla que era extremadamente larga y cabían como 15 personas en la misma.
Rogué que nadie se sentara a mi lado.
Pero eso fue lo que exactamente pasó y quedé apretado en la esquina.
Maldición ya me quería ir.
Todos se pusieron de pie y un hombre mayor salió en compañía de dos más, a los cuales conocía... Eran Jungkook y su hermano Seokjin.
Me sentí nervioso sin saber el porqué. Él se veía muy atractivo; llevaba un traje negro y su cabello estaba dividido a la mitad.
El hombre mayor comenzó una clase de oración en la que todos cerraron los ojos, incluyendo a mis dos conocidos. Yo solo miraba aterrado cómo repetían lo mismo entre sí.
Quién dirigió las palabras fue el pastor de la iglesia y no era nada más y nada menos que el padre de Jungkook y Jin... Genial.
Mientras todos oraban yo miraba fijamente al tipo misterioso que estaba a algunos metros frente a mí y en un momento nuestras miradas conectaron.
Sus ojos se abrieron y de inmediato suavizó la mirada, retirándola completamente de la mía, ¿qué había pasado?
Nos sentamos y tuve que soportar las canciones y gritos de la gente, el sermón y todo lo que siguió hasta que al final del servicio pude salir y respirar afuera como si me estuviese ahogando.
Olía a creyentes y gente rara.
Jungkook me ignoró durante las 2 horas que duró el servicio, por eso a penas terminó, salí a buscar un taxi. Pero antes de eso él se acercó a mí.
— Jimin... Es bueno verte aquí.
— No lo parece — dije de mal humor conmigo mismo por haber ido a ese lugar.
— ¿Por qué lo dices?
— Me ignoraste toda la mañana.
— Mi padre es el pastor de la iglesia, tengo que estar a su lado todo el tiempo y ayudarlo en lo que necesite, al igual que a los miembros de nuestra congregación.
— Pues yo fui un miembro hoy y no he recibido tu ayuda — dije cruzándome de brazos.
Él sonrió y nuevamente eliminó la risa cuando su hermano se acercó — Oh, hola, ¿no eres el chico que estaba en la sastrería?
— Sí, lo soy, ¿cómo estás? — intenté ser amable. Él no tenía la culpa de nada.
— Muy bien, es bueno verte por aquí. Me alegro que Jungkook esté ayudando a salvar almas.
"Salvar almas", patrañas.
— Sí — dije sin querer seguir el tema.
— ¿Irás con nosotros? — preguntó el mayor dirigiéndose a su hermano.
Jungkook lo miró y luego me miró a mi — Adelántense, los alcanzaré en un rato.
Seokjin se despidió y se fue — También debo irme.
— Puedo llevarte — sugirió y me sentí decepcionado de que no me invitara a otro sitio, quería saber más de él pero él no me dejaba. Y eso causaba ansiedad en mí.
— Puedo irme solo.
— No tienes vehículo, laisse-moi te ramener à la maison (déjame llevarte a casa) — no podía estarme hablando así el hijo de puta. Él sabía lo caliente que se escuchaba.
— Bien — dije tragando un litro de saliva.
Sonrió y miró a todos lados como sí... ¿Se estuviera escondiendo?
Decidí ignorar eso e ir con él al carro para subirnos.
— ¿Te dejo en tu casa, entonces?
— Sí, no tengo más nada qué hacer — dije con esperanza de que sugiriera algo.
— Se supone que debo ir a comer con la familia pero puedo faltar hoy e invitarte a mi casa y cocinar algo ahí...
¡Bingo!
— Ya que insistes — respondí y ambos nos reímos.
¿Qué tenía que me gustaba tanto?
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París - Kookmin
FanfictionLEER TODA LA DESCRIPCIÓN ¿Cómo sería una relación entre un creyente y un ateo? Dónde Jungkook es un sastre francés con un futuro prometedor dentro de la iglesia y Jimin está siguiendo sus sueños en el mundo del modelaje. Todo es más complejo de...