Obscurité

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   Enfocarme en otras cosas era mi misión diaria. No pensar en Jungkook y centrarme en evitar ser despedido por cometer un error nuevamente.

Christian me escribió para decir que vendría a París por un compromiso y deseaba verme.

Para ser sincero, no quería tener ningún tipo de compromiso con él. Era un hombre atractivo, sí; pero mi corazón lamentablemente le pertenecía a alguien. De todos modos eso no impedía que viviera mi vida y tuviese amigos.

   El taxi me dejó frente al restaurante donde él había reservado, un sábado por la noche y después de un tiempo nos volvimos a ver.

Su compañía era grata y me hacía sentir cómodo. Sugirió al terminar de comer, pasar por un bar y beber algo.

    Acepté no queriendo volver al departamento a hundirme en mi tristeza.

Christian eligió el lugar a dónde iríamos.

- Me hablaron de un bar buenísimo - dijo mientras íbamos en la parte de atrás del taxi. Él hablaba y hablaba y yo solo escuchaba.

   Llegamos y verdaderamente se veía increíble. No era un bar lujoso pero tenía esa vibra que gritaba "seguro la pasarás bien".

La luz era tenue y una banda tocaba en vivo una melodía de pop rock.

Pedimos la primera ronda de tragos y comenzamos a relajarnos. Pasamos de: Christian hablar solo a yo no volver a callarme. Sentía que no lo había hecho en siglos y la conversación simplemente fluyó.

- A ver, ¿comida favorita? - preguntó.

- Todo lo que lleve carne, - dije y se rió. Creo que tomó mi comentario como un doble sentido - ¿y la tuya?

- La paella... Es la gloria.

- Cuando estuve en España no logré probarla.

- Podemos vernos otra vez... Si gustas, claro. Deben haber restaurantes españoles aquí en París. Me gustaría invitarte.

- No tan rápido tiro al blanco, déjame pensarlo - se rió y me ofreció brindar con nuestros tragos.

    La noche corría tranquila y por primera vez en mi vida no sentía la necesidad de hacer una locura - ¿Fumas? - inquirió sacando una caja de Malboro de su chaqueta y mis ojos se iluminaron.

- Salgamos - asentí y así hicimos. Salimos del bar, afuera habían unas pocas personas haciendo lo mismo.

   Sacó dos cigarrillos y me ofreció uno. Prendió el suyo y luego acercó la llama hacia mí para hacerlo también. Desde que llegué a París esa era mi primera vez compartiendo un cigarrillo con alguien...

Eso era lo que pensaba hasta que recordé esa noche en el balcón cuando él... Me pidió que lo dejase fumar un poco.

Ese pensamiento fue como una puñalada a mi corazón. Había evitado pensar en Jungkook y el jodido cigarrillo me lo recordó.

- ¿Estás bien? - preguntó el apuesto hombre a mi lado debido a mi silencio.

    Bajé la mirada y negué con una leve sonrisa - Es agradable compartir la nicotina con alguien.

- Pienso lo mismo... Pero creo que más agradable es compartirla contigo.

- Oh, Romeo...

- El Romeo de los Malboro's - dijo en español.

- ¿Qué? - repitió la frase ahora en coreano y me reí - no juegues con mi mente. Me pondré a estudiar español; me molesta no saber sobre un tema.

- También me molesta no saber sobre un tema, por eso quiero preguntar. ¿Qué pasó con el hombre que abrió la puerta ese día?

París - Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora