Sodomita

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  Ver a Jungkook llorar en mi hombro fue algo que no esperaba presenciar. Desde que lo conocí me sentí curioso por su aura y aspecto; ahora habíamos estado juntos y mi interés no hacía más que aumentar.

  Ese día al dejarme en casa, pensé que realmente no sabía nada acerca de él y quería hacerlo.

  El trabajo es por lo que vine aquí, así que no ha sido fácil pasar tiempo juntos. Debía trabajar y él tiene una vida la cual debo respetar.

  Sábado por la noche y yo salía cansado de un evento; me duché y acosté a teclear el celular. ¿Jungkook estaría en la iglesia a esta hora?, ¿cómo se sentirá después de haber tenido sexo conmigo? Pensé.

  Conteniendo la respiración marqué su número y lo llamé.

— Hola...

— ¿Te molesto?

— No estaba haciendo nada en realidad, ¿cómo estás?

— Cansado, acabo de llegar ¿Y tú?

— Terminé el traje hace un par de horas, estoy acostado.

  No pude evitar imaginarlo sobre su cama, sin camisa... Con ese cuerpo tan bien trabajado que tiene.

  Maldición, quería más de él.

— ¿Quedó bien?

— Quedará mejor en tí...

Suspiré — ¿Puedo hacerte una pregunta?

— Adelante.

— ¿Cómo te sientes después de haber estado conmigo?

— Fatal — no esperaba esa respuesta tan dura. Tragué saliva — fornicamos y eso no está bien, ahora me encuentro más confundido que antes y le estoy fallando a Dios en sus mandamientos... Pero me gustó — joder, volví a la vida — me gustó mucho estar contigo y sí, me siento mal pero tú eres tan... Fascinante.

  Sus palabras me tenían con las mejillas rojas y quería correr hasta su departamento y meterme en su cama junto a él — Tú también lo eres, y también me gustó mucho estar contigo — dije con sinceridad — ¿Puedo verte mañana?

— Puedes venir y pasar el día aquí si quieres — propuso.

— ¿No irás a la iglesia?

— No, mañana no — eso me pareció raro ya que él iba todos los domingos, pero preferí no preguntar.

— Vale, ¿cómo a las diez?

— Te espero, ten buenas noches.

— Igualmente.

  Dormí con una sonrisa de oreja a oreja y ese fue el primer sábado en el que no salí a beber ni fumar. Me sentía tranquilo porque vería a Jungkook temprano.

  Al despertar tomé un largo baño, me vestí lindo y tomé un taxi rumbo a su departamento.

  Toqué el timbre y él me abrió, iba con unos lentes de lectura y su cabello estaba despeinado; se veía caliente.

— Bienvenido — dijo haciéndose a un lado para que yo pasara.

— Buenos días, señor Jeon, ¿cómo está?

— ¿Formalidad a estas alturas? — sonrió y me acerqué a rodear sus hombros con mis brazos, lo besé y dejé gozar mis fosas nasales con su aroma varonil.

— Te extrañé estos días — confesé.

— También yo. No es fácil salir con un súper modelo — bromeó.

París - Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora