Profano

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— No quise hacerte sentir mal — dijo sentado a mi lado una vez había entrado al auto.

— No lo hiciste... Tuviste razón.

— Absolutamente no la tuve, porque... Porque tú me gustas así — me miró preocupado — me gustas siendo un hombre, me gustas siendo Jimin. Y pensar en ti como una mujer sería totalmente distinto porque no tendría tus ojos... No tendría tu risa, tu cuerpo... No serías tú. El problema aquí soy yo. Que he llevado y sigo llevando una vida de mentira y aunque le temo a Dios no cumplo con su palabra, aunque le temo y le creo a Dios no puedo evitar sentir, y siento, Jimin; siento cosas por tí; siento cosas cuando te veo, cuando tenemos intimidad o simplemente compartimos una comida y sé que Dios es un ser perfecto, pero le cuestiono día a día porqué está mal amar de esta forma. Porqué está mal ante sus ojos que no me guste una mujer, sino un hombre. Cuando al fin y al cabo es el mismo amor — la forma en la que hablaba me tenía a punto de llorar y con la piel erizada porque nadie más que él sabía todo el sufrimiento que sentía — entonces te pido perdón por la idiotez que dije minutos atrás, porque aunque fuese más fácil, jamás sería lo mismo, porque yo no quiero a una mujer, te quiero a tí.

  No pude contenerme más y me lancé a besarlo. Subí a horcajadas sobre sus piernas y lo besé hasta quedarme sin aliento. No sabía qué era lo que me pasaba con Jungkook pero sentía algo muy fuerte por él además de atracción física y sexual.

Valoraba que se estuviese enfrentando a sus miedos por mí.

  Mientras sostenía con fuerza prácticamente clavando sus dedos en la carne de mi cintura, yo me aferraba al cabello de su nuca; profundizando nuestro beso.

  El clima frío que tenía el carro había cambiado a uno húmedo y caluroso. Jadeábamos y succionábamos nuestros labios restregándonos contra el otro, desesperados por sentirnos más.

  Sin importar que estábamos estacionados frente a la iglesia y agradeciendo porque no había nadie al rededor.

  A medida que el beso se volvía más salvaje podía sentir como el falo de Jungkook luchaba por apuñalarme a través de su pantalón, así que con las manos temblorosas la saqué dejándola en el medio de los dos.

— Me gustas mucho — dijo sobre mi boca.

— Tú me gustas más — respondí comenzando a masajearlo. Él llevó su mano hasta mis nalgas y la metió dentro del pantalón buscando mi separación.

  Tanteó la zona hasta que forzó un dedo a entrar y gemí sobre sus labios apretando más fuerte el puño en su falo.

  Metió otro dedo y lo comenzó a mover dentro y fuera apuntando hacia mi próstata. Sus dígitos eran largos y su mano era grande; podía complacerme con solo eso.

  Trabajaba calmando mi deseo e intentando calmar el suyo. Las palabras sobraban; solo éramos él y yo jadeando y gimiendo.

  Mi pelvis se movía contra mi mano la cual masturbaba su pene y la suya ahora tenía tres dedos en mi interior y me follaba deliciosamente con ellos — Jungkook... Me encanta — gemí mordiendo su labio.

— Si sigues gimiendo así me voy a venir muy rápido — el que se iba a venir era yo con la forma en la que me hablaba y me tocaba.

— ¡Mmhg!, así, así, me encantan tus dedos y como me tocas, Kook. Hazme correr, ya casi lo logras, mis piernas están temblando... Vente conmigo.

— Maldición... — me besó agresivamente mordiendo mi labio superior y su semen salió disparado entre nosotros al mismo tiempo que el mío salía manchando mi pantalón por dentro.

  Gemimos alto siento callados por nuestras bocas.

— Que caliente se escuchó esa maldición proveniente de tu voz — dije controlando mi respiración.

  Él solo se rió y recostó su cabeza en mi pecho. Sacó su mano y me abrazó — me estás haciendo pecar en todos los sentidos.

— Si tu Dios te aborrece por eso yo puedo reemplazarlo, y dejar que seas mi siervo.

  Me miró de forma indescifrable — ¿Serías mi Dios?

— Sería lo que tú quisieras que fuese — el ambiente era tan caliente entre los dos.

— ¿Cuál sería tu primer mandamiento?

— Follarás al señor tu Dios todos los días...

  Carcajeó echando la cabeza hacia atrás — Me gusta... ¿La segunda?

— Déjame pensarlo, es mi primera vez siendo un Dios. Te entregaré la lista en un par de días.

Me besó nuevamente sin quitar la sonrisa de su rostro — ¿Trabajas mañana?, o bueno, hoy.

  Eran las dos de la madrugada.

— No, ¿planes?

— Quiero llevarte a un lugar, ¿te gustaría?

— Me encantaría.

— ¿Duermes conmigo hoy?

  Maldición, si seguía así me iba a tener diciendo 'te amo" en dos horas más — Debo ir a casa por ropa.

— Hagamos eso entonces.

  Fuimos hasta el edificio donde vivía y saqué un pequeño bolso con pertenencias. Mis compañeros estaban ya dormidos.

  Bajé nuevamente y Jungkook manejó en dirección a su departamento. Una vez ahí nos duchamos y acostados juntos después de comer un poco de ramen.

  Nos quedamos un rato en silencio hasta que él habló — Me gusta servirle a Dios — dijo y yo no respondí nada — pero también me gusta muchísimo estar contigo, me gusta no sentirme solo... Quisiera poder tener ambas cosas.

  Me rodé más para su lado y lo abracé de frente subiéndole una pierna encima de la cintura — Creo que no podemos tenerlo todo en la vida.

— Lo sé — dejó caricias en mi espalda — ¿Llevas tu pasaporte contigo?

— Siempre está en mi bolso, ¿por qué?

— Lo necesitaremos por el día.




  Feliz San Valentín mis bbs, las tkm 💕

París - Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora