Soupçon

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  Primero que nada, ¿cómo obtuvo mi número? Y segundo, ¿porqué quiere hablar conmigo después de que me mandó al carajo esa noche cuando estaba borracho?

Decidido a ignorar el mensaje y no dejar que arruinara lo que quedaba de mi noche junto a Jungkook; me fui a la cama.

  Dí vueltas hasta que por fin pude conciliar el sueño y más tarde un delicioso olor inundó mis fosas nasales.

  Al abrir los ojos, ví a Jungkook con una bandeja de comida en las manos viniendo hacia mí — Hora de comer — su cabello estaba húmedo como si se hubiese dado una ducha, iba sin camisa y solo su chandal. Lo recibí gustoso y extasiado por el detalle.

  Me senté recostando la espalda y puso la bandeja sobre mis piernas para luego darme un beso en los labios — ¿Qué es todo esto? — pregunté feliz.

— Ya es casi hora de almuerzo y no has comido nada desde la madrugada.

— ¿Tú ya comiste?

— No, ya voy por mi plato — dejó otro beso en mis labios y salió rumbo a la cocina. Me sentía en las nubes.

  Mi madre siempre dijo que no debía comer en la cama pero hacerlo en compañía de él y la deliciosa comida que preparó no podía ser algo malo.

— Tengo que ir a buscar algo, ¿Me puedes esperar quince minutos? — preguntó mientras se vestía delante de mí, una vez terminamos de vomer. Y no pude evitar admirarlo — no me mires con esos ojos...

— ¿Cuáles ojos? — lamí mi labio incitándolo.

— Volveré en pocos minutos, debo buscar algo en la sastrería. Por favor no te vayas y espérame — sostuvo mi mejilla y dejó un beso.

— No tardes — dije mientras se alejaba y salía por la puerta.

— ¡Iré muy de prisa!

  Suspiré como una colegiala y dejé descansar mi espalda en el colchón. Todo olía a él, y eso era perfecto.

  Algunos minutos después me levanté para ir al baño y luego salí para lavar nuestros platos usados.

Era lo menos que podía hacer en agradecimiento. Cuando terminé e iba a volver a la habitación ví sobre un estante nuevamente aquella caja de cigarrillos.

Me acerqué a revisar porque no recordaba haber dejado esa caja ahí. Al tomarla en mis manos me di cuenta de que yo nunca había usado esa marca y la caja ya estaba abierta.

  Lo más raro de todo fue, que dentro no habían cigarrillos sino tabacos.

¿Era eso de Jungkook?, le preguntaría a penas llegara.

  Mi teléfono sonó y miré la notificación; tenía otro mensaje de ese sujeto: "Estoy esperando por ti, ¿podríamos vernos?, es importante".

  ¿Qué demonios quiere?, me resultaba sumamente incómodo tener que ir y hablar a solas con él; pero también tenía la duda.

  Me vestí rápido y lo llamé — ¿Dónde te veo? — pregunté.

— Montmartre; justo en el pasaje.

— No conozco realmente el lugar, pero le indicaré al conductor. Voy para allá.

  Mi corazón latía rápido y tenía ganas de vomitar por alguna extraña razón.

  Tomé un taxi y me dirigí hasta el sitio acordado.

  A lo lejos ví unas escaleras y Dan estaba sentado. Me acerqué a él y lo encaré — Bien. Aquí estoy, ¿qué es lo que necesitas?

  Levantó la mirada — Siéntate, al menos.

París - Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora