Creyente

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  Ese día, después de haber tenido la corta conversación que respondió muchas de mis dudas; me llevó a mi casa. Noté un leve cambio en él y ahora estaba más callado.

  Sin embargo yo, yo me estaba divirtiendo.

  Antes de bajarme intercambiamos números. Pero no nos escribimos en ningún momento.

Me senté con mis compañeros a contarles lo que pasaba y ellos llegaron a la misma conclusión que yo: Jungkook tenía curiosidad sobre mí, o al menos tenía curiosidad sobre el sexo homosexual.

— Puedes buscar llamar más su atención — propuso Eunwoo.

— Eso lo sé. Lo que no sé es como hacerlo... Tengo miedo de que me eche agua bendita — los tres nos reímos.

— Sube una foto — dijo Tae.

— ¿Para qué?

— Una foto provocativa... Y la pones para que solo la pueda ver él, juega con su mente.

— Ya vuelvo — me levanté del sillón y corrí a mi cuarto. Dónde posé mi culo sobre la mesa que tenía un espejo detrás y tomé la foto. En ese ángulo mi cintura se veía pequeña y mi trasero se veía jugoso.

  Tras subirla me acosté en la cama y un minuto después revisé el estado. Sonreí victorioso al saber que ya la había visto, ¿qué habría pensado? Me mataba la curiosidad.

También estaba el hecho de que era virgen.

¿Cómo carajos un hombre de casi treinta años puede seguir virgen?

Mi celular sonó y rogué que fuese él pero era de Dior; me necesitaban nuevamente para modelar, así que esos días me ocupé en el trabajo.

Todo esto sin descuidar mi otro trabajo, el cual consistía en volver loco a Jungkook. Él no respondió ninguna de las fotografías pero las vió absolutamente todas.

   El fin de semana llegó y mis amigos y yo nos fuimos a la discoteca.

  Por alguna razón, saber que estaba tan cerca de la jodida iglesia del padre de Jungkook me ponía muy caliente, así que necesitaba rápido apagar el incendio dentro de mi cuerpo. Por eso bebí muchísimo.

  Mis compañeros estaban igual de borrachos que yo, todos se besaban entre si y el ambiente olía a sexo anticipado.

  Saqué un cigarrillo y salí del antro encendiéndolo en el camino.

  Mientras lo fumaba, caminaba hacia una dirección a la cual no debía ir y menos en ese estado.

  La puerta de la iglesia estaba semi abierta y sin importarme una mierda entré después de botar mi cigarro. En la parte del altar estaba el hombre que tenía ocupados mis pensamientos más sucios. Permanecía arrodillado ante la imagen de una virgen mientras rezaba.

  Me senté en una de esas raras sillas y detallé a totalidad su espalda ancha y fornida, imaginando mis uñas clavadas ahí... Maldición; estaba tan caliente y quería tanto ser follado por él, que sin darme cuenta llevé una de mis manos hasta mi entrepierna y comencé presionar para abajo, tratando de calmar mi erección involuntaria.

  ¿Cómo se sentiría ser follado en una iglesia?, ¿estaba yendo demasiado lejos?

  Mi labio inferior estaba hinchado de tanto morderlo para callar mis gemidos y mi polla luchaba contra el cierre de mi pantalón.

  Jungkook se levantó y volteó hacia donde estaba yo. La mirada que me brindó fue severa y eso, acompañado de mi estado de ebriedad solo lograron encenderme más — ¿Qué estás haciendo? — dijo mirando como masajeaba por fuera mi parte erecta.

— ¿No tienes curiosidad?, ¿mmhg?

— Jimin... Estamos en la casa del señor.

— Al único señor que veo aquí es a tí — dije burlón, lamiendo mi labio lastimado.

  Pareció dudarlo, pero al mismo tiempo ví algo que me detuvo, y fue miedo en su mirada.

  En ese momento caí en cuenta de lo que estaba haciendo y paré — Lo siento — hablé avergonzado y salí rápidamente de ahí.

  Sentí su agarre en mi brazo — Espera — se escuchaba incluso más agitado que yo.

— No debí hacer eso — de verdad me sentía mal.

— Yo... Yo estaba rezando. Porque estoy siendo atacado y siento cosas que no están bien — se veía preocupado — estoy teniendo sueños... Sueños contigo.

— ¿C-conmigo?

— Sí... Tú montado encima de mí, ascendiendo y descendiendo por mi falo. Gritando mi nombre mientras yo sostengo tus caderas.

  Maldición... Estaba duro de nuevo.

— ¿Y... Qué sientes?

— No lo sé, se siente incorrecto ante los ojos de Dios, pero al mismo tiempo... Lo deseo tanto.

  Mi pecho subía y bajaba erráticamente conteniendo las ganas de lanzarme encima de él y cumplir su sueño — Entonces... ¿Me deseas?

— No está bien — sus ojos atemorizados solo activaban el morbo en mí.

— Jungkook...

— Lo siento — negó con la cabeza y cerró la puerta de la iglesia para después irse.

  Dejando más de un problema en mi cuerpo.




  👀👀

París - Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora