Châtiment

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  Trataba de concentrarme y dar pasos firmes durante mi pasarela. Hace doce días, Jungkook me pidió no vernos más.

Mi mirada estaba fija en el frente y mis pies vestían unas botas masculinas de tacón.

El público exclamó asustado cuando mi tobillo se dobló y flaqueé. Uno de mis compañeros que pasaba por mi lado me sostuvo por el brazo evitando que mi caída fuese más alarmante.

  Nunca me había pasado nada semejante. Quería llorar de vergüenza y esconderme por un mes en mi habitación.

  Al terminar el evento el director me llamó a su oficina — ¿Qué fué eso?

— Lo siento mucho...

— ¿Estás enfermo?, luces fatal.

— No he comido ni dormido bien desde hace un par de días.

— Necesito que te concentres y hagas bien tu trabajo. Nuestros eventos son televisados. Se hablará de tu error en todos los programas de moda — se veía enojado conmigo.

— No se volverá a repetir... Ruego que me disculpe.

  Me fuí al departamento con un regaño y un posible despido si volvía a pasar.

  Lloré nuevamente hasta quedarme dormido y desperté al rededor de las doce de la noche.

  Quería llamarlo.

  Quería escuchar su voz.

— Maldición.

  ¿Cómo me olvidaré de él tan fácil?, estaba metido en lo más profundo de mi piel.

  Tomé mi abrigo y salí a tomar un taxi. Cometiendo la peor estupidez...

  Anteriormente había encontrado a Jungkook en la iglesia tarde por la noche; por eso esperaba verlo al menos de lejos.

Respiré profundo una vez estuve frente a la gran puerta y crucé sintiendo miedo.

  Lo primero que vieron mis ojos fue una cabellera rubia de espaldas y a su lado estaba el hombre a quién iba a buscar.

  Estaban sentados bastante lejos del altar, casi en la salida; quedando muy cerca de mí.

  Los dos se reían de algo. No pude evitar sentir un odio tremendo.

— ¿Es por él que no me quisiste ver más?, ¿verdad? — hablé ganándome su atención.

Voltearon a verme. El rostro de Jungkook cambió a un color pálido — Jimin...

— ¿Yo te alejaba de Dios?, ¿esa fué tu excusa?, ¿él sí te acerca?

— ¿Qué pasa, Jungkook? — preguntó Dan, sin entender nada.

— Jimin, aquí no.

— ¿Aquí no?, Grandísimo hijo de puta, ¿aquí no?, aquí estás con alguien a quien pareces seguir queriendo y me dices que aquí no... No seas tan descarado.

— ¿Jungkookie, quién es él?

— Dile... Dile quién soy yo.

— No hagas esto... No en este momento, no en este lugar.— rogó.

—¿Qué te preocupa?, ¿qué se entere que no le guardaste fidelidad?, ¿por qué no le dices quién soy?

  El rubio lo miró angustiado esperando una respuesta y Jungkook permanecía inmóvil.

  Así que cegado por el odio y los celos actué en mi defensa — Mucho gusto — estiré mi mano hacia él, siendo tomada con duda — me llamo Jimin, he sido el compañero sexual de Jungkook por al menos dos meses.

  Pude notar el momento en el que el pecho de Dan comenzó a subir y bajar.

— Jimin, por favor — rogó nuevamente.

— ¿Quieres que me calle? — joder que estaba enojado — hemos estado viéndonos por un buen rato, hemos follado en cada posición existente... Me has usado para experimentar tus deseos y me has desechado — dije a punto de llorar.

— ¡¿Qué es lo que dices?! — una cuarta voz se unió a la discusión. Quedé sin aire cuando ví de quién se trataba.

— Padre... — Jungkook lo miró aterrorizado.

— ¿Es verdad lo que ese hombre dice?

— Padre, yo...

  Recibió una fuerte bofetada por parte de su mayor — ¿Y él qué hace aquí?, — preguntó refiriéndose al otro chico — ¡Es la jodida casa del señor!, ¿es qué eres un imbécil?, no estás respetando su morada ni su palabra, la sodomía es un pecado — le volvió a dar otro golpe y me costó creer que Jungkook siendo un adulto aceptase ese tipo de trato — se largan ya mismo de mi Iglesia, malditos homosexuales — sacó su teléfono e hizo una llamada  — Manda a Josué y Thomás a venir ya mismo. Qué traigan lo que les pedí.

  Jungkook permanecía callado detrás de su padre y el mismo nos hizo salir a la fuerza; sacados por dos hombres que llegaron y nos doblaban el tamaño.

  Echados como perros nos levantamos del piso en dónde nos tiraron — Debes estar felíz — dijo aquél con ironía.

  A pensar de que su aspecto parecía de persona buena, percibí una vibra pesada y su mirada cargada de burla se gozó.

— Conozco a la gente como tú — dije viendo la diversión en su rostro — eres un lobo disfrazado de oveja, ¿no es así?

  Se rió — Jungkook te va a odiar por lo que acabas de lograr... Su padre escuchó todo. Ahora le darán un fuerte castigo y todo será tu culpa.

— ¿Jungkook sabe cómo eres en realidad?, ¿sabe que lo engañas con tu vestimenta blanca y pura?

  Se cruzó de brazos y me miró con una ceja elevada — No lo voy a perder otra vez...

— Lo sabía... Por tí fue que me pidió no vernos más... Lavaste su cerebro.

— ¿No tienes dignidad?, literalmente te usó hasta el cansancio y cuando yo llegué te hizo a un lado — me dolió, maldita sea.

— ¿Y a ti... No te da pena?, ¿hacerte pasar por alguien que no eres?

— No me importa lo que tú pienses de mí, solo sé que después de esto, Jungkook te va a detestar — acomodó su cabello y estiró la mano para detener un taxi — hasta nunca.

  Se largó y me arrepentí de no haberle dado su merecido. Pero más que estar molesto con él lo estaba con Jungkook por ser tan idiota y dejarse manipular.

   Me senté en la banca que frecuentaba cuando iba a la discoteca y fumé un total de cinco cigarrillos; uno trás otro hasta que el sonido de unos gritos y quejidos provenientes de la iglesia llamaron mi atención.

  Las puertas habían sido cerradas pero una ventana pequeña dejaba ver al interior.

  Mi corazón se detuvo ante aquella imagen tan bizarra: Jungkook estaba arrodillado en el suelo, totalmente desnudo mientras su padre y los otros dos hombres azotaban su cuerpo con látigos.

  Cada golpe lo hacía arquear su espalda y gritar mientras lloraba y exclamaba una y otra vez "Perdóname señor".

  Quería entrar y ayudarlo pero mis pies no se movían. Ver cómo se abrían heridas en su piel después de cada latigazo era escalofriante.

— Quédate aquí y ora hasta el amanecer; hasta que duelan tus rodillas. Solo así el señor escuchará tu clamor.

  Salieron por la parte de atrás dejando a Jungkook en el piso; sangrando por todos lados y llorando.

  En ese instante supe que de verdad su dolor me dolía y entendí que estaba enamorado de él a pesar de todo.

  Sin embargo, él no pensó en mí...

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París - Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora