Lina
La noche fue de mal en peor desde que Mike se acercó a mí en la fiesta y fingió ser el novio perfecto en frente de todos los invitados al evento. Tuve que aparentar que adoré cada beso que su asquerosa boca me dio, y que no odié la manera en que sus manos quemaron mi piel con cada toque.
Pero, después de todo, no voy a ser una hipócrita y decir que no disfruté el tremendo golpe que Óscar le propinó justo en su bonito y perfecto rostro. Me asusté al verlo derramar lágrimas, pues inmediatamente pensé en los problemas que tal salvajismo de parte de mi guardaespaldas podría acarrearme, pero admito que me dejé llevar por la satisfacción que su cara de horror, después de que Óscar susurrara algo a su oído, me dio.
«Imagino que no le dio las buenas noches»
Me preocuparé después por las consecuencias, hoy no me queda cabeza para nada, después de tremenda humillación gracias al infeliz de Mike.
Nadie sabe los problemas que hay entre nosotros, la farsa continúa como siempre, el único que se dio cuenta de la verdad fue mi escolta y, no entiendo el porqué, pero eso me hace sentir peor. Tal vez sea el hecho de que mi máscara de fortaleza y perfección se ha resquebrajado frente a él, y mi vulnerabilidad ha salido a flote, pero, siento una enorme vergüenza ante Óscar por todo lo que ha tenido que escuchar, que no logro mirarlo a la cara desde que halagó mi vestido, tratando de desviar la atención de lo sucedido.
No puedo negar que, aunque sé que lo hizo por compasión, mi piel se calentó ante la idea de él observándome como lo hizo cuando salí de mi habitación. Sus cristalinos ojos azules me desnudaron con la intensidad de su mirada, y me sentí pequeña y expuesta ante él, pero de una manera inexplicablemente agradable.
«Es la primera vez que un hombre me hace sentir así»
No es la primera vez que alguien me mira de esa manera, sin embargo, si es la primera en que me dejo llevar por la sensación del momento y, creo que, si no fuera mi protector, habría pasado algo más en ese pasillo.
«¿Pero en qué carajos estoy pensando? Ni siquiera lo conozco»
La química que hay entre los dos es innegable, o eso creo.
—Ven —dice Óscar, interrumpiendo mis absurdos pensamientos donde él es el protagonista de mis tontas fantasías. Retiro mi cabeza de la ventanilla del auto, y hasta ahora me doy cuenta de que se ha detenido.
—¿Dónde estamos? —pregunto confundida al ver hacia el exterior y descubrir que desconozco el lugar al que me ha traído. Solo veo una calle casi vacía, solo unas cuantas personas deambulan, aparentemente recién salidos de alguna discoteca; lo sé por su atuendo y por la hora que es.
—Tengo hambre —murmura, tomando mi mano para ayudarme a salir del auto—. ¿Tú no? Te he visto comer, y no creo que hayas quedado satisfecha con la miniatura de bocadillos que probaste en la fiesta.
«Me ha visto comer, ¿Qué significa eso?»
—La verdad es que no, pero, pensaba comer algo en casa.
—Vamos a comprar comida de verdad —dice jalando mi mano, y guiándome hacia un pequeño establecimiento de comida rápida al cruzar la calle.
—¿Comida callejera? No, Óscar, tengo compromisos mañana y no me gustaría faltar debido a una intoxicación estomacal.
—No te va a pasar nada, ¿Me vas a decir que nunca has comido tacos?
—Mmm... No —respondo con cierta pena.
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Mentiras Piadosas
ChickLitCatalina Rivera es una chica que ha nacido en cuna de oro. Hija de un importante funcionario público de la ciudad de México, jamás ha tenido que esforzarse demasiado por lograr lo que se propone. Una influencer acostumbrada a ser adorada por sus fan...