Lina
Por la noche la casa es una locura. El patio se encuentra repleto de luces de colores neón que salen de entre los árboles y arbustos del jardín. La piscina está llena de todo tipo de objetos fluorescentes y una fina capa de humo se ilumina de colores sobre el agua, creando un ambiente místico y tenebroso a la vez.La música se encuentra a cargo del mejor DJ de la ciudad, y la verdad es que no está para nada mal, comienzo a emocionarme al fin, solo espero que nada raro suceda.
—¡Te ves hermosa! —grita desde la puerta de mi habitación Meredith, quien entra en compañía de las chicas, todas vestidas para la ocasión. Lucen preciosas con sus sensuales vestidos de diseñador.
—Gracias —respondo—. Ustedes igual.
—No fue una mala idea después de todo, ¿cierto? —cuestiona Karol, acercándose a mi espejo de cuerpo completo y retocando su maquillaje.
—No lo sé aún —confieso un tanto angustiada.
—No seas negativa. —Isabella llega a mi lado abrazándome, y deja en mis manos una pequeña caja de regalo—. ¡Felicidades, nena!
—Gracias, amiga.—Oh, sí. —Karol corre hasta la cama donde colocó su bolso y saca de él un sobre, me lo extiende con emoción—. Yo también traje algo.
—Mi regalo está en camino —dice Mer haciendo un puchero—, lo olvidé en casa cuando salí.—No te preocupes —la tranquilizo, pues en realidad son pocas las cosas que no puedo conseguir con mi propio dinero—. No debieron de molestarse, en verdad, con su presencia me basta.
—¡Aww, que modesta! —se burla Karol—. Anda, abre el mío, sé que te va a encantar —pide dando palmadas con sus manos.
Tomo el sobre que había dejado encima de mi tocador y lo abro despacio, tratando de hacerme una idea de qué podrá ser. Amo las sorpresas, pero siempre me pone nerviosa el no saber cómo reaccionar si es que esta no es de mi agrado, no quiero ser grosera, ni una mal agradecida.
Se siente como si tuviera un papel, y no creo que sea dinero. Saco del interior del sobre un ticket con la leyenda: Bruno Mars en concierto y mi corazón da un vuelco, pues, aunque tenga los medios para comprar yo misma una entrada para asistir al concierto de mi artista favorito, me alegra ver lo mucho que mis amigas me conocen.
Me coloco las manos en la boca y me arrojo sobre Karol que se ve igual o más emocionada que yo.
—¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! —exclamo dando vueltas aún abrazada a ella.
—Eso no es todo —me informa—. Tengo tres boletos más, así que ¡Todas vamos! —grita con emoción.
—¡Wow! —Aplaude Meredith—. Esos sí son regalos, amiga. Te luciste.
—Los compré en cuanto supe que vendría a la ciudad.
—Pues gracias —repito—, en verdad me has sorprendido.
Unos golpes en la puerta nos sacan de la euforia del momento y hago pasar a quien quiera que sea. Rosy entra a la habitación enfundada en un hermoso vestido azul que va perfecto con su piel y su lindo cabello negro. Muestra una sonrisa fraternal cuando me ve ya vestida y se acerca hacia nosotras.
—Hola, chicas —saluda a mis amigas.
—Rosy, ya conoces a mis amigas ¿cierto?
—Claro —asegura—. Si mal no recuerdo, tú eres Meredith —dice acercándose a la pelirroja junto a mí—, Hola, ¿Karol? —indaga antes de dejar un beso en la mejilla de la mencionada—, y tú debes ser Isabella —menciona por último a la castaña que se sonroja cuando Rosy la abraza a manera de saludo.
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Mentiras Piadosas
ChickLitCatalina Rivera es una chica que ha nacido en cuna de oro. Hija de un importante funcionario público de la ciudad de México, jamás ha tenido que esforzarse demasiado por lograr lo que se propone. Una influencer acostumbrada a ser adorada por sus fan...