Megapolis

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Espero que les guste~

Nota: 2.000

-¿Megapolis?- ladeo la cabeza ante el nombre de la ciudad de la su amiga la está contando.

-Es una ciudad en formación según lo que me dijeron- se ve emocionada, con los ojos brillantes y una gran sonrisa. -Empezó como un pueblo pero se expandió rápidamente y sólo parece estar haciéndose más grande- pasó sus manos por su cabello, haciendo una mueca. Necesita cortarlo. -¿Y la mejor parte? ¡Hay demonios allí! Libres y sin esconderse- él se le queda mirando, mordiendo su labio inferior.

-Eso...suena bien- duda, porque ese lugar suena exactamente a lo que ella había estado buscando durante mucho tiempo, pero él...no tiene idea de que se supone que debe decir. Esta feliz pero triste, porque significa una despedida de a quien considera su única familia.

-Oye, no pongas esa cara- bufo al notarlo tan decaído, sus ojos rojos bajo y con un puchero formándose lentamente. -No te lo estoy diciendo para que te pongas así, te lo digo para que empieces a guardar tus cosas y prepararte- MK alzó la vista para mirarla con los ojos bien abiertos, asombrado y sorprendido, algo de esperanza creciendo en su interior lentamente. -¿En serio pensabas que te iba a dejar así nada más? Me ofendes, niño- se cruzó de brazos.

-Se supone que tengo 57 años- murmuró suavemente, divertido al ser llamado "niño".

-Tienes 18 años perpetuos- rodó los ojos. -Escucha, luego de todo lo que hemos pasado. Nuestro viaje, nuestra aventura, nuestro buenos momentos, lo que enfrentamos y todo lo demás, básicamente somos familia-

-¿En serio?- nunca hablaron de ellos en voz alta pero se siente genial escucharlo.

-Somos familia, eres prácticamente mi hermanito a estas alturas- repitió, firme y sin dudas, mirándolo con seriedad.

-Soy mayor- rio ligeramente, sintiéndose aliviado y alegre por primera vez desde que empezó la conversación.

-Te vez como un niño, así que eres el menor- lo señalo, burlona y él no pudo evitar volver a reír. -Estas atrapado conmigo, ya no tienes salida- sonrió. -Iremos juntos a la ciudad y viviremos allí como lo hicimos durante estos años, aunque espero que esta vez sea más permanente-

-Eso me gustaría mucho- sonrió, suave, acercándose para abrazarla con fuerza. Esta aliviado de no tener que despedirse y empezar su propio viaje, contento de poder quedarse con quien considera su hermana a estas alturas.

-Oh, cariño...- ella tarareo, rodeándolo con sus brazos para corresponder, acariciando suavemente su nuca con una de sus manos y con la otra dándole una suave palmada. -No puedo prometer ser eterna, porque no todos los demonios lo son...- susurro. -...pero voy a vivir muchos años...- los demonios eran longevos. -...y, aunque no esté en mis planes por el momento, estoy segura de que tendré familia y tu serás parte de ella durante todas las generaciones posibles-

-¿Y si alguien se entera de lo que soy? ¿Qué pasa si...?- se aferra a la ropa de ella, angustiado por todas las malas posibilidades que se le vienen a la mente de golpe. -¿Qué pasa si intenta matarme o intenta echarme de la ciudad?-

-Esconderse su cadáver en el bosque más cercano- fue la respuesta instantánea.

-¡Midori!- se separó para mirarla. No estaba escandalizado, no después de todo lo que ella había hecho hasta el momento para protegerlo, pero pro alguna razón, su afirmación le da algo de gracia.

-Es la verdad- ella sonrió, divertida. -Además, estoy segura de que el príncipe me ayudara sin dudar- su sonrisa se agrando y MK no puede evitar reír esta vez, sabiendo que ella tiene razón. -Entonces, ¿vamos a ir?-

-¡Vamos!- estaba animado y lleno de energía repentina. -¿Podemos tener una hamaca?-

-¿La quieres para dormir?- él asintió con entusiasmo. -Claro, podemos ponerle almohadones, un par de mantas y...- se acerca a su auto, abriendo la puerta para rebuscar algo en los asientos traseros, el vampiro mirándola con curiosidad. -...quizás tu nuevo amigo pueda unirse a ti- se da vuelta para mostrar un peluche con apariencia de mono, con las extremidades largas y un fuerte olor a flores que al vampiro le fascina.

-¡Un mono!- lo tomó con manos cuidadosas, su sonrisa en aumento. Es suave y blanco, perfecto para abrazar y lo suficientemente grande para que un pequeño murciélago se pudiera acurrucar encima.

-Me alegro que te guste- sonrió, aliviada de verlo tan feliz por el regalo. -Se supone que es parte de la mercancía de Monkey King pero no se parece- le pareció adorable, la razón por la que lo compró.

-¡Es perfecta!- decide que es una niña por el pequeño moño rojo que adorna su cabeza. -¡La llamaré Momo y la llevaré a todos lados!- la abrazo, absolutamente adorando a su nuevo muñeco. Midori solo se dedica a verlo por el momento, enternecida de ver al vampiro tan feliz y contento.

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