Pigsy's Noodles

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Espero que les guste~

Nota: 2.014

Nota-2: Me quedo muy largo y aun me falta Mei xD

Esta caminando por el centro, casi al ritmo de una tonada pegajosa que escucho unas cuadras atrás, su ánimo en aumento. Es un buen día, tranquilo, soleado y despejado. Tiene una campera nueva, colorida, una que estuvo ahorrando durante semanas para conseguirla. Y la cosa solo mejor, especialmente porque falta poco para que sea medio día y esta en la calle con más restaurantes que tiene la ciudad. No puede comer desde que murió y aunque en su mayor parte no siquiera puede recordar la sensación de hacerlo, tiene un cierto placer de oler la comedia. Es rico, incluso si a veces hay demasiados mezclados, pero es una de sus partes favoritas del día. Disfruta del olor a frito y a cocido, a lo picante y a lo salado. Su favorito es el del pan recién hecho, ese es el mejor de todos.

Metió las manos en el bolsillo de su campera, pensativo. Esta buscando algo para hacer, especialmente porque le está costando mucho conseguir trabajo porque su apariencia joven no convence a nadie al parecer, y aunque a Midori no le molesta, empieza a sentirse como un abusivo. Así que de paso, está mirando a su alrededor en busca de carteles de "Se busca empleado", sus ojos agudos ayudando mucho en este caso.

-¡Maldita sea!- se detiene en seco el grito lleno de ira. Lo busca con la mirada, encontrando al causante, un demonio cerdo de aspecto furioso y tosco que pelea para mantener todas las bolsas que lleva entre sus manos, soltando insultos entre dientes.

-¡Hey!- usa su velocidad y agilidad para moverse entre la gente, acercándose a paso rápido y llegando justo a tiempo para sujetar la bolsa más grande que está a punto de caer, acomodándolo entre sus brazos para evitar derramar su contenido. -¿Está bien, señor?- lo mira con preocupación.

-Si, gracias chico- el demonio se ve aliviado, bajando las demás bolsas por el momento y soltando un suspiro de alivio. Sus muñecas están marcadas por el peso de las bolsas y se está frotando las manos, de seguro adolorido.

-De nada- puede identificar el aroma de especias y pasta, así que supone que debe ser dueño o trabajar en uno de los tantos restaurantes que hay a su alrededor. -¿Quiere que lo ayude a llevar esto?-

-Si no estas ocupado, serias mi salvador- asintió con una ligera sonrisa y MK no puede evitar devolverle el gesto pero mucho más grande, siempre contento de ayudar. Ajusta el agarre de la bolsa que ya tiene y se inclina para agarrar un par más, esperando pacientemente a que el demonio agarre para seguirlo. -Ese maldito, se hace llamar mi "amigo" pero me abandona cuando hay que comprar ingredientes. Le tirare mi maldita sartén apenas muestre su fea cara por mi tienda, ya va a ver- esta murmurando entre dientes, de seguro para si mismo, pero MK puede escucharlo con facilidad y tiene que morderse la lengua para no reír. Es entretenido escucharlo murmurar amenazas e insultos hacia su "amigo", así que el camino se hace corto, y pronto, se detienen frente a una tienda. Es pequeña pero llamativa.

-"Pigsy's Noodles"- lee en voz alta lo que dice el cartel que tiene la tienda.

-Es mi lugar- suelta un sonido de triunfo al poder abrir la puerta, empujándola para entrar. -No te quedes ahí parado y entra, niño- el vampiro suelta una ligera risa antes de obedecer.

-¿Eres Pigsy?- fue por detrás del mostrador, entrando a la cocina para dejar las bolsas en la parte de la mesada libre.

-Ese soy yo- asintió, suspirando de alivio mientras dejaba las bolas de igual manera. -¿Cómo te llamas, chico?- empezó a sacar el contenido, de seguro para guardarlo.

-Soy MK- sonrió, imitándolo. No tiene idea de donde va todo pero con algunas indicaciones, ambos son rápidos en guardar todo lo comprado.

Sale de allí al terminar y justo cuando pasa del mostrador, lo ve. Un cartel simple, con una frase que a estado buscando mucho últimamente.

-¿Buscas un empleado?- preguntó, emocionado, mirándolo con esperanza.

-¿No eres muy joven para buscar un empleo?- enarco una ceja.

-No- llevo las manos tras la espalda.

-¿Y tus padres estarán de acuerdo con eso?-  preguntó, algo brusco pero el vampiro no se lo toma personal.

-Ellos...murieron hace unos años- es la verdad, aunque murieron hace mucho más que sólo unos años.

-Oh...- su expresión cae, triste ante su confesión, pero tose en un intento de recomponerse. Se ve tenso y MK se siente mal por hacerlo sentir incómodo.

-Mi hermana se encarga de mi- espera que eso pudiera tranquilizarlo. -No es realmente mi hermana pero me acogió y me cuida- pensar en ella lo hace sonreir, enorme y contento.

-Eso...suena muy bien- sonrió, ligero, un poco más relajado. -¿Y quieres ayudarla con el dinero?- el vampiro no duda en asentir porque, bueno, es su verdadera intensión en realidad. -Bueno...- mira el cartel, pensativo mientras se rasca ligeramente la nuca. MK solo lo mira, paciente, aprovechando para mirar a su alrededor. Las mesas aún no están ordenadas, las sillas arriba de la mesa, pero el lugar es pequeño y muy acogedor en su opinión, con una aire que dice "lugar para familias" de alguna manera. -Dime, MK...- lo miro ante el llamado, curioso. -...¿Tienes licencia de conducir?- preguntó el chef con seriedad.

-¡S-Si, señor!- asintió rápidamente. Sabe conducir, Midori se encargo de enseñarle hace mucho tiempo atrás para tener la oportunidad de dormir en los viajes, pero su licencia de conducir es falsa, algo que ella había mandado a hacer junto a unos cuantas cosas más.

-Bien- agarro el cartel y lo guardo tras el mostrador, decidido al parecer. -Eres mi chico de entregas- MK se emociona al instante. -Más te vale que sepas el nombre de las calles y no te pierdas, tengo una política de no tardanzas-

-¡Si, señor!-sonrió, enorme y emocionado. No a podido encontrar trabajo en meses, así que este momento, se siente como todo un logro.

Al día siguiente, le presentar el pequeño y veloz carrito de entregas, junto a un uniforme bastante práctico, aunque desconfía un poco del color blanco. Se mancha con demasiada facilidad. Además, instala una app en su celular, una que le da las direcciones de cada pedido.

Le gusta su trabajo. Conducir el carrito es genial y le da la oportunidad de conocer gente, contento de recibir sonrisas ante cada entrega, y tiene la oportunidad de ver vidrieras en su camino, además de murales coloridos que llaman su atención.

Y en uno de esos días, cuando se presenta para cumplir con su horario, ve una nueva cara. Se queda allí por unos segundos, anonadado y divertido de ver a su jefe gritar con tanta ira, agitando una cuchara de madera como arma hacia el único cliente que estaba presente, quien se estaba llenando la boca con fideos e ignorando las amenazas obvias hacia su persona.

-Ammmm, ¿señor Pigsy?- llamó, dudoso y tentativo, logrando cortar los reclamos.

-Hola MK- saludo, su expresión relajándose, y aunque no esta mirando, golpea la nuca del hombre con su cuchara, sonriendo con satisfacción cuando este se atraganta y empieza a toser con fuerza. -Venga, entra de una vez...- hace un gesto y el vampiro obedece, entrando con rápidos y silenciosos pasos. El hombre huele a tinta y a libro nuevo, así que supone que trabaja en una biblioteca. -...y deja el "señor" de una vez, me hace sentir viejo-

-¡Si, señor!- rio ante el bufido que se ganó.

-¿Él es tu nuevo empleado?- el hombre, apenas logró recuperarse lo miró. Su voz suena ronca y MK se remueve, sintiendo que está siendo analizado. -¿No es trabajo infantil?- miro al dueño del lugar.

-¡No soy un niño!- esta seguro que el puchero que esta haciendo no ayuda en su caso pero bueno, no es culpa suya haber muerto con un rostro tan joven.

-No te incumbe, es entre jefe y empleado- es rápido para agarrar el plato medio lleno, alejándolo antes de que el otro pudiera reaccionar y ganándose reclamos que ignoro como siempre. -Él es Tang, nunca le des comida gratis. Cóbrale, incluso de más si quieres. Puedes quedarte con todo lo extra que le saques- ordeno con seriedad.

-¡No le digas eso, Pigsy!- el hombre, Tang, está sollozando dramáticamente.

-...esta bien...- MK solo los mira, teniendo la sensación de que la relación entre ese par es rara.

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