Algo Diferente

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Espero que les guste~

MK tenía algo rondando por su mente, todos a su alrededor podían notarlo pero a pesar de que preguntaron, él no parecía saber como explicarse, luciendo confundido y pensativo.

Lo único que podían suponer, era que lo que sea que estuviera pensando, tenía algo que ver con Macaque. Podías ver al vampiro siguiendo al mono cuando este se presentaba, luciendo ansioso, como si quisiera hablar con él pero se arrepintiera antes de soltar siquiera un sonido y cambiará rápidamente el tema.

-Puedo sentir de lejos que quieres preguntar algo...- Macaque no se volteo pero por el chillido agudo y ahogado que escucho, pudo imaginar la cara de sorpresa del chico, obviamente sin querer ser atrapado y sin haber esperado que hablara de seguro. -...y aunque estoy acostumbrado a los ojos fijos en mi nuca...- solo entonces se volteo, enarcando una ceja ante los ojos bien abiertos de color rojizo que le devolvían la mirada y estaba seguro que si pudiera, el vampiro tendría las mejillas rojizas por la vergüenza. -...prefiero que seas directo- se cruzo de brazos y espero.

-No sé como decirlo sin que suene morboso y horrible- MK se encogió en su lugar, tímido y ansioso, jugando con sus dedos. -No quiero ofenderte- agrego en un murmullo que el mono pudo escuchar perfectamente y lo lleno de diversión cariñosa.

-No me ofendo tan fácilmente, tengo un buen escudo...- se cruzo de brazos, sin poder ocultar la suave sonrisa que se estaba dibujando en su rostro. Era dulce la intensión del vampiro y supo que sin importar lo que pudiera decir, no tenía malas intensiones. -...pero agradezco el sentimiento- en serio lo hace, tener a alguien como MK como amigo era algo nuevo y muy bienvenido si debía ser sincero, tan amable y sincero, siempre queriendo mantener la paz y la comodidad. -Venga, habla conmigo...- se sentó en el sillón e hizo un gesto para que el castaño lo imitara. -...o tu hermana la loca vendrá a sacarte las palabras a apretones- quien había estado muy preocupada por su hermano.

-Ella no esta loca- bufo para esconder una risa ligera, avanzando a grandes pasos para dejarse caer al lado ajeno y aunque quería acurrucarse contra el costado de su amigo, quizás hasta convertirse en murcielago para esconderse en su bufanda, no lo hizo porque había tardado mucho en armarse de valor y no quería retroceder.

-Si lo esta- bufo, rodando ligeramente los ojos. Nunca, en su larga vida, habría esperado tener un grupo que apreciara abiertamente su presencia y lo recibiera con tanta alegría. Aun era raro. -Hace unos días tuvieron que sujetarla físicamente para que no se lanzará de cabeza a atacar a Iron Fan-

-No lo iba a atacar- una descarada mentira, su hermana había estado dispuesta a atacar a esa princesa, especialmente después de ver la tristeza presente en el rostro del pelirrojo.

-Si, peor, quería envenenarla- se acomodo, agitando ligeramente su cola y como MK no podía negar las palabras ajenas, simplemente rio ligeramente, contento de sentir que algo de la tensión en su cuerpo se estaba desvaneciendo. -Adelante, Kid. Suelta lo que sea que esté cruzando Pore sta cabeza tuya- golpeó suavemente la frente ajena, sonriendo con diversión ante el puchero del vampiro.

-Simplemente recuerda que no tengo nada en contra tuya y tampoco te estoy juzgando...- el mono enarco una ceja, haciendo un gesto para que continuará. -...pero probé tu sangre una vez...- una ola de vergüenza invade a MK ante el recuerdo de aquello. No fue su mejor momento. -...y su sabor no esta bien, hay algo extraño...- soltó antes de poder arrepentirse, decidido a ser tan directo como su amigo le estaba pidiendo. -...como si estuvieras congelado y aguado...- puede notar como el mayor se tensa, su sonrisa anterior borrandose lentamente y quedando con una expresión en blanco difícil de interpretar. -...incluso en tu aroma algo no está bien- y por la forma en la que el demonio aprieta los dientes, el vampiro sabe que acaba de tocar un tema sensible.

-Puede que solo lo estés imaginando, chico- incluso siendo un gran mentiroso, en esos momentos, su tensión en tanta que la mentira es notable en su tono frío. No parece querer hablar de ello y aunque MK quiere retroceder, puede escuchar pasos que se acercan.

-Eso tiene algo que ver con la historia, ¿no?- ninguno se sobresalto o se sorprendió ante la presencia de Midori, quien había estado dormitando, de seguro escuchando de manera distraída su conversación. Ella se les acercó, luciendo triste y sería, mirando al demonio fijamente. -Si moriste- era una afirmación, una que logró hacer al mono suspirar.

-Podrías decirlo de esa manera- se encogió de hombros, ligeramente satisfecho al escucharla gruñir entre dientes, poco satisfecha ante la falta de respuesta directa. -Bien, bien- alzó las manos en señal de paz. -Si, morí, hasta llegue al infierno y todo...- algo en su interior se estremece ante la expresión triste y rota que aparece en el rostro pálido del chico. -...pero, por alguna razón, me trajeron de vuelta-

-¿Te das cuenta de lo peligroso que es eso?- Midori apoyo sus manos en los hombros ajenos, sacudiendolo, algo molesta ante la tranquilidad del mono pero sobretodo, preocupada por lo que todo aquello podía implicar. -Un hechizo de resurrección no es exactamente gratis, tu alma aun esta unida a la de quien te trajo de vuelta...- puede verlo fruncir el ceño y tiene la sensación de que él había decidido ignorar ese detalle en específico. -...y quien sea, volverá por ti-

-Si, me imagine que Lady Bone Demon no me trajo de vuelta por pura amabilidad- gruñó con una mueca. Había estado atrasando pensar en aquello, ignorandolo, dispuesto a eso hasta que la realidad lo golpeara directamente en la cara. No muy maduro de su parte pero creyó que tenía derecho a esquivar ese tema en particular.

-Lady Bone Demon...- bufo. -Rayos, esto solo empeora- retrocede para pasar sus manos por su rostro, suplicando por paciencia y paz a quien pudiera escucharla. Ella solo había querido una vida tranquila, aunque no podía encontrar en si la fuerza para arrepentirse.

-¡No te preocupes, Macaque!- MK no dudo en lanzarse sobre su amigo, quien se quejo ante el repentino peso, quieto mientras era rodeado por brazos en un fuerte y amable agarre. El mayor se obligó a relajarse, los abrazos aun eran nuevos. -¡Yo te protegeré!- el mono tarareo, alzando sus manos para acariciar la espalda ajena con torpeza, pero de alguna manera, tenía la sensación de que el vampiro iba a cumplir con su palabra.

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