Apodo

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Espero que les guste~

Nota: Publicó tan rápido porque ya tengo escritos algunos capítulos xD

Kid recuerda tener un gran árbol en el patio trasero de su casa, uno muy antiguo y que se supone que su abuela planto alguna vez en vacaciones. Recuerda haber pasado horas trepando ese árbol y colgándose de sus gruesas ramas desde el momento en el que aprendió como hacerlo. Se cayó, mucho, y recibió unos cuantos retos por su torpeza, pero nada lo detenía y siempre volvía a estar arriba cuando se recuperaba.

Eran lindos recuerdos y quizás es por eso que estaba absoluta y completamente emocionado al entrar al bosque, chillando ante la vista de toda la naturaleza y los árboles altos.

Estaban lejos de los lugares hechos por humanos y lejos de todas las miradas posibles, lejos para no ser juzgados. Solo eran ellos y la hermosa naturaleza, los cantos de los pájaros llenado el silencio en vez de autos o voces, sin ningún tipo de apuro o tarea, hasta pudiendo dejar caer el glamour sin temor a ser vistos.

-¡Esto es asombroso!- sonrió, enorme y animado, enganchando sus piernas en la rama para poder colgarse de cabeza, soltando una carcajada de puro deleite.

-Pareces más un mono que un vampiro- bufo, divertida al verlo tan contento de poder colgarse de las ramas más altas. Según las pocas novelas de vampiros publicadas hasta el momento, los vampiros eran misterioso y serios, fríos y lejanos a veces pero Kid tiraba todos esos estereotipos por la ventana. Era un niño, sonriente y feliz. -Más te vale que ese collar no se te caiga- agregó al ver dicho elemento colgando por la posición.

-No lo hará~- la cadena era más corta ahora, lo suficiente como para que no se le cayera.

-Envidio tu energía- bufo, sentándose cerca de la fogata que habían encendido para iluminar un poco el lugar. Él durmió la mayor parte del día en el auto, profundo y contento, mientras ella conducía. Era obvio que tuviera tanta energía, estaba segura que la pasaría leyendo toda la noche esos extraños cómics que había conseguido. Se pasó las manos por el cabello, dejando escapar un largo suspiro, tenía hambre y mucho sueño ahora que al fin se estaba relajando. Demasiadas horas de viaje, sentía que estaba rígida. -Oye, Monkie Kid...- los ojos del chico se abrieron con asombro, moviendo su cabeza para poder mirarla con asombro pero ella no pareció notar nada raro. -...voy a comer algo y luego a dormir, ¿te vas a quedar allí?- señaló, agradecida de haber armado su campamento apenas llegaron.

-¡Ya bajo!- desengancho sus piernas, cayendo sin miedo y aterrizando de pie con facilidad, acercándose a ella a grandes pasos. Había emoción y felicidad mezcladas en su interior, encantado. -¿Cómo me llamaste?- la miró, fijo, lleno de ansia.

-¿Monkie Kid?- enarco una ceja, apenas dándose cuenta de que lo había llamado así.

-¡Lo amo!- una sonrisa grande se dibujo en su rostro, marcando sus hoyuelos en su piel pálida y luciendo como si estuviera en la cúspide de la felicidad pura. Midori estaba segura de si pudiera, el vampiro tendría estrellas brillando en sus ojos rojizos por la emoción. -¡Suena super genial! ¡Suena asombroso!- ella parpadeo, un poco sorprendida de verlo tan feliz por dos palabras que dijo sin pensar. -¡Monkie Kid! ¡MK para abreviar!- infló su pecho con orgullo.

-MK suena excelente, cariño- sonrió con cariño, viendo como el chico saltaba de le felicidad pro su nuevo apodo. En serio que era un niño.

Mucho más tarde, apagaron el fuego y se recostaron. Él logró calmarse un poco, acomodándose en su colchón para aprovechar su buena vista y leer cómics en la oscuridad, dejando que su amiga durmiera profundo y tranquila.

MK no esperaba mucho de la mañana siguiente, así que se sorprendió mucho cuando salió de la tienda y se encontró con alguien más allí, parado rígidamente y mirando a su alrededor.

-¿Nezha?- jadeo al verlo, sin poder creerlo. Esperaba volver a verlo, incluso, si ya había pasado mucho tiempo. -¡Nezha!- acortó la distancia, lanzándose para abrazar a su amigo con fuerza y alegría, una carcajada saliendo de su boca cuando su gesto fue devuelto con ánimo, hasta el punto que sus pies dejaron de tocar el suelo.

-Hola, Kid- susurro lleno de cariño, permitiéndose relajar y apretar su agarre, contento de estar lejos de toda la locura. No importaba cuanto intento, no lo habían dejado en paz hasta el momento.

-¿Qué haces aquí? ¿Tienes otra misión importante?- se separó solo para verlo a la cara, aunque aún estaba aferrándose a las manos ajenas, sin querer soltarlo.

-Solo quería visitarte- admitió, feliz de ver como la sonrisa ajena se hacía un poco más grande. Estaba aliviado de verlo, sus ojos brillantes delatando su buena alimentación y su sonrisa mostrando su felicidad.

-¡Esto es genial!- rio, olvidando preguntar como es que el mayor lo había encontrado. -Oh, hay tanto para contarte...- sus ojos se abrieron, recordando algo. -¡Tengo un nuevo apodo! ¡Soy Monkie Kid ahora pero puedes llamarme MK!- declaró, animado y feliz de poder decirle eso a su amigo.

-¿MK?- en su interior, frunció un poco el ceño ante el apodo que sonaba sospechosamente familiar pero lo ignoro a favor de la felicidad ajena. -Suena como un gran apodo-

-¿Verdad que si?- dio pequeños saltos en su lugar. -Oh, debo buscar manzanas- recordó. -Volveré en seguida, espérame aquí- se alejo sólo cuando el príncipe asintió suavemente, desapareciendo entre los árboles. Nezha sonrió, tarareando mientras se sentaba lentamente, sin importarle que su ropa pudiera ensuciarse mientras se cruzaba de piernas.

-Vaya, el príncipe es sentimental, eso es nuevo- él se tenso, notando a la demonio que se estaba sentando frente suyo y con una fruta en la mano.

-¿Quién eres?- enarco una ceja.

-Midori, compañero de viaje y amiga de MK- le dio una mordida a su manzana, masticando con tranquilidad.

-¡Ella es asombrosa!- ninguno de los dos se sorprendió cuando MK de repente aterrizó junto a ellos, sus brazos sosteniendo unas cuantas manzanas. Las dejó al lado de su amiga, divagando sobre ella y lo que habían estado haciendo los últimos años, ambos escuchando atentamente.

MK está feliz de tener un nuevo apodo y a sus dos amigos juntos, era lo mejor de todo.

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